miércoles, 22 de julio de 2009

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El “Pollo” Hernández abrió el correo electrónico y comenzó a leer su contenido “La actitud del revolucionario hacia sí mismo” escrito por Sergei Nechaev quien decía que “El revolucionario es un hombre dedicado. No tiene intereses personales, no tiene relaciones, sentimientos, vínculos o propiedades, ni siquiera tiene un nombre. Todo en él se dirige hacia un solo fin, un solo pensamiento, una sola pasión: la revolución”.

El rumor comenzaba a expandirse como reguero de pólvora por los pasillos que rodeaban el aula magna donde se contaban los votos; como no podía ver porque la puerta estaba repleta de gente me subí en el respaldo de uno de los bancos y observe por la ventana como habrían la ultima ánfora alguien me pregunto algo que ya no recuerdo y entonces otro pregunto que sucedió y entonces recuerdo haber respondido de la siguiente forma…

- Están abriendo la última ánfora.

- Cuanto es la diferencia.

- Estamos ganando – contesto – ojala podamos lograrlo.

En el preciso instante en que el ingeniero canto el ultimo voto, estallo una fiesta de jubilo y algarabía desbordada entre todos los presentes, comenzaron a escucharse en una sucesión interminable el estruendo de los petardos lanzados por los compañeros que minutos antes habían saltado por la ventana del aula 4 al techo del Paraninfo.

El compañero acercándose al licen le pregunta el resultado, él licenciado lo abrazo y simplemente contesto con una sonrisa de felicidad.

Las banderas rojas flameaban, mientras se escuchaban frases de victoria en ese instante la nueva autoridad se dirigió a los presentes.

De un solo tirón me fume el cigarro numero cuarenta de aquel dia y culpa de los nervios, después de todo los diez años de oficialismo “la dictadura de una década” tiene su peso como también sus consecuencias, tenia fe es cierto pero que importaba la fe en política la fe no cuenta, entonces entro la ultima ánfora y comenzó el conteo final ya era cerca de las nueve de la noche, una por una las papeletas fueron cantándose, cuando la distancia comenzó agrandarse el rumor afuera del empezó observe como una lagrima se le escapaba a nuestra candidata, en ese instante el ingeniero canto el ultimo voto, habíamos ganado un estudiante de los muchos que desafiaron al decano que deseaba prorrogarse otros diez años quizás, se me acercó en medio de la algarabía inicial y nos abrazamos, ese noche la U era otra vez roja.

En aquel instante recordó aquellas crónicas pasadas, de sucesos acaecidos lejos y no tan lejos de esta facultad.

Abrió el email que contaba los sucesos acaecidos el viernes pasado antes que la universidad fuera tomada por asalto por los muchachos de la liga de estudiantes anticomunista.

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