sábado, 11 de julio de 2009

Del amor en tiempos de gripe

¿El amor en estos tiempos de gripe hizo cambiar los hábitos?

Dormir ahora en cuartos separados es una necesidad si en la pareja alguien padece de gripe, lo cual da lugar como dijo una bloguera llamada Graciela Fernández a una romántica escena donde uno se visita, te metés en la cama del otro o el otro se mete en tu cama, y eso incentiva el amor. Es como tener un amante en casa. Ya que durmiendo con alguien uno se contagia, y contagia. Las necesarias seis, ocho horas de descanso, cuando uno de los dos está engripado convierten la cama en un foco infeccioso: pañuelos con moco debajo de la almohada, toses, estornudos, contienen un ejército de microorganismos que caen sobre el cónyuge sano, y lo enferman. Los cuartos separados evitarían la propagación de epidemias: no es lo mismo ponerse un barbijo y llevarle un tecito, tomarle la fiebre, darle una aspirina, arroparlo y dejarlo que luche con sus propias armas contra el invasor mientras una duerme a salvo, que meterse en la cama junto a él, llenarse de virus toda la noche, y al día siguiente desparramarlos por todas partes.

Y no conformes con eso las autoridades médicas advierten que en estos tiempos de Gripe A "¡nada de besos!", para evitar contagios de gripe.

Incluso las productoras de televisión están tomando medidas para limitar los contactos labiales en las escenas que contengan efusivos momentos románticos.

Existen en algunos lugares personas a quienes los Notarios les impiden ejercer el derecho a contraer matrimonio, algunos registros casan otros no, y al fin y al cabo es una lotería y una cuestión de azar y suerte.

En otro lugar una multitud sin temor se aglomera en las filas para comprar un boleto en algún cine que no obedece la prohibiciones oficiales de Cerrar sus puertas, aunque los espectadores deben sentarse separados butaca de por medio o sea imaginen que ni se te ocurra invitar a tu novia al cine, como ocurre desde que los Lumiere inventaron el cinematógrafo, aprovechan la oscuridad de la sala para estamparse apasionados besos, en medio de promesas de amor eterno.

Fronteras cerradas, cuarentenas, alimentos prohibidos, evitar el contacto con infectados… “¿Afectaría también al sexo y al amor?”. El sexo y el amor son incompatibles con la enfermedad. Es muy triste que ya no podemos recurrir a ellos para intentar sobrellevar la enfermedad y la desgracia. Es duro no poder acudir a teatros, cines, estadios, iglesias y otros lugares para prevenir la enfermedad.

Recuerdo como los noticieros transmitieron que en México en su momento se vacío de besos y abrazos, la ciudad parece un gigantesco quirófano, porque la gran mayoría de sus habitantes caminaban por las calles -los que se atrevían a salir- con mascarillas de tela o "tapabocas", como si fueran cirujanos en plena faena, para esquivar el contagio.

Hay quien personalizaba su "tapabocas" con una sonrisa, un hocico de cerdo o una frase chistosa. Todo vale para distraer la atención del peligro que al principio nadie tomaba en serio.



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