miércoles, 30 de noviembre de 2011

LA COLUMNA DE JOSE: El estigma del SIDA

LA COLUMNA DE JOSE
Por José Luis Claros López (1)
El estigma del SIDA

Alguna vez George Orwell dijo “La verdadera libertad de expresión es poder decirle a la gente lo que no quiere oír.” Eso también llega a suceder cuando el público asiste al Teatro que refleja el drama de una sociedad decadente, en donde los prejuicios no permiten discernir bien, buscando en cada parlamento conseguir la reflexión del publico sobre algunas cosas que muchas veces preferimos hacer de cuenta que no vemos y en algunos casos tirar una moneda como quien arroja lo que ya no le sirve, para en teoría después de un acto así sentir la conciencia tranquila, todas estas reflexiones están presentes a lo largo de la puesta en escena de la obra del teatro internacional “El Estigma del Sida” escrita por el español Carlos Sáez Echevarria, adaptado y dirigido por Meliza Tarqui para ser interpretado por el Grupo Teatral Mariscal Sucre.

El Grupo Teatral Mariscal Sucre, consiguieron alcanzar con esfuerzo y voluntad la personalidad de cada uno de los personajes que aparecen en las situaciones más dramáticas y complejas. Por momentos sin embargo, existían algunos parlamentos que o no eran entendibles por el bajo volumen de la voz de algunos de los actores del reparto o sino se daba la situación de que ya eran demasiado sobreactuado como sucedió con las palabras cargadas de intolerancia y de reproche acompañadas con el sonido de la furia de un “Padre” interpretado por el actor Horacio Roca, que luego fue sobreponiéndose a este problema hasta conseguir un nivel ya no tan sobreactuado, el esfuerzo en la modulación adecuada de la voz quizás debió ser practicada dedicándole más tiempo por el reparto del Grupo Teatral Mariscal Sucre, no se debe olvidar que a la hora de actuar se puede tropezar con el montaje y puesta en escena de obras donde un reparto puede caer en la sobreactuación. A la hora de hacer teatro la actuación debe de ser natural, pero no por eso cotidiana. Los actores a la hora de subir al escenario y de interpretar a un personaje por más breve que sea su aparición no pueden actuar en el teatro como actúan en la vida diaria ya que se verían en una subactuación que es lo contrario a lo sobreactuado. Muchas veces la sobreactuación se da en actores que aún no han adquirido la técnica necesaria para el correcto control de sus energías pero puede ser corregido y alcanzar así el máximo desempeño, es bueno recordarle siempre a los actores que hacer teatro es como jugar voleibol un actor individualmente no puede lograr nada; es el equipo conformado por director, actores, extras y quienes se hacen cargo de montar toda la producción atrás del escenario: el maquillaje, el vestuario, los teloneros, los artistas que dibujan o crean el ambiente adecuado para la escena; que consiguen cuando el telón cae después de la escena final ya por la suma de todos sus esfuerzos alcanzar del publico los aplausos esperados. En la puesta en escena del “Estigma del Sida” se da también una actuación destacable por parte de la actriz Paola Requena que interpreta el papel de la “Madre” que debe sufrir y llorar por las penas que vive e incluso morir, los personajes que participan de la escena del asesinato lo hacen adecuadamente sin que la misma parezca sobreactuada.

Es importante sin embargo que a la hora de montar una obra no se deje pasar de largo detalles como una escenografía que permita volar la imaginación, en este caso su escenografía que representaba el interior de la casa permitía imaginar a cabalidad el lugar donde se desarrollan las escenas que corresponden pero la escenografía de exteriores era muy pobre.

El actor Kevin Escalante quien interpreto a “Pablo” al llegar a su monologo final consigue analizar, reflexionar y confesar sus pensamientos en voz alta a un interlocutor imaginario mientras el público que lo escucha intenta comprender a cabalidad que el estigma es algo que señala con vergüenza o desdén a una persona o grupo, y puede expresarse en una variedad de formas, desde ignorar las necesidades del grupo o la persona, a inflingirles daño físico o psicológico. En “El estigma del sida” escrita por el español Carlos Sáez Echevarria, adaptado y dirigido por Meliza Tarqui para ser interpretado por el Grupo Teatral Mariscal Sucre consigue al final dejar sonando en el eco del teatro y ser escuchados por el público que de seguro recordara siempre aquellas palabras finales de “Pablo” convertido en un mendigo que dice: “…Una limosna por caridad… Me dicen que he pecado; pero yo no hice nada malo. Solo hice enamorarme. Ese fue mi pecado… Yo no tengo nada, ni casa, ni amigos… Y pido limosna de amor a la luna que es ciega y me mira, sin ver mis suspiros… y pido limosna de amor a la noche que quiere robarme todos mis latidos…”

martes, 29 de noviembre de 2011

LA COLUMNA DE JOSE: Vértigo

LA COLUMNA DE JOSE
Por José Luis Claros López (1)
Vértigo

Presenciar la puesta en escena de una obra donde se suceden de forma acelerada los cambios en el descubrimiento de una realidad que para el personaje principal es desconocida en el inicio de la búsqueda por reconstruir un lugar al cual llamar hogar, es interesante pero por otro lado no habría estado de más en el caso de la obra teatral “Vértigo” interpretada por el Elenco Teatral ESPAADY intentar adaptar este guión de 1967 pues antes y desde los primeros ensayos se debió pensar que los términos coloquiales y otros detalles de los parlamentos utilizados corresponden a un estadio histórico distinto al que vivimos hoy en consecuencia, una adaptación del mismo habría facilitado una mejor asimilación por parte del público asistente, quienes por momentos comenzaban a perderse por culpa de un lenguaje demasiado formal y ya no utilizado de no ser por la interacción a la que se llega en un momento determinado de la obra que facilita retomar la idea inicial y continuar acompañando a “El Mendigo” interpretado por el actor Johan Gumucio mientras va guiando a un desafortunado “Alberto” interpretado por el actor Israel Cruz, sin embargo el teatro es algo más que aprenderse de memoria los parlamentos, es sentir las cosas que se dice apropiarse de las palabras y decirlas en el tono que corresponde y al comienzo de la puesta en escena de “Vértigo” dirigida por Denisse Sánchez e interpretada por el Elenco Teatral “ESPAADY” se puede notar que los actores tienen el temor de no recordar lo que deben decir y tienen miedo de improvisar por eso los errores por momentos no tan notorios se hacen evidentes al llegar a la escena de la aparición de “Lucas” interpretado por el actor Mauricio Quispe Rejas, quien por otro lado consigue sobreponerse a los errores iniciales y apoderarse del personaje colocándole a sus palabras dirigidas a quien dice ser su progenitor el toque adecuado de desprecio, en un arrebato de furia que descubre a los ojos del público a un personaje déspota, materialista e inhumano.

Sin lugar a dudas el Director como sus actores llegaron a concentrarse demasiado en el guión y dejaron de lado algunos aspectos importantes como ser la escenografía y la caracterización visual de los personajes ante el público que no solo asiste a ver como el Mendigo en un lenguaje por momentos cantinflesco guía a un desafortunado Alberto, sino también que asiste al descubrimiento de la madurez en el escenario de ambos actores que a un comienzo tienen los temores característicos de quien debe reír o llorar en el escenario para poder alcanzar del público el aplauso que premie su esfuerzo y también se puede presenciar la triste realidad que vive una familia producto de la crisis sufrida por los veinte años de ausencia de la figura paterna y el comprender que también en el presente la sociedad igual que aquel 1967 continua quitándole al ser humano lo que le hace humano: sus sentimientos.  Asistiendo a esa serie de reales encuentros, Alberto encuentra a otro de sus hijos “Pablo” interpretado por el actor Samuel Ribera Salgueiro, quien cuando el telón cae logra generar en el público la misma sensación de tristeza que deja el payaso, sin lugar a dudas al llegar a este momento de la obra es que Gastón Suárez consigue una metáfora brillante igual como Juan De Dios Peza logro con Garrik en la historia contada en versos del poema “Reír Llorando”. Es por esa circunstancia que Alberto por ser un artista no puede hacer otra cosa más que mostrar su arte viviendo la triste vida de ser aplaudido por el cuadro pintado y no por la vida vivida y deja ir de su lado a su padre quien abandona la escena. Para luego encontrarnos con un desafortunado Alberto que se siente triste porque ninguno de los que llama “hijos” puede acompañarle y desprecia la compañía del pobre mendigo que abandona el escenario, mientras Alberto comprende que a su lado a estado no solo un mendigo diciéndole que puede vivir junto a el compartiendo su realidad de mendigo, sino también un hijo que le pide que le acompañe en su vida y que ahora ya no lo abandone y comprendiendo esto se levanta y corre a buscarlo mientras el telón cae.

Pero no es hasta llegar a la escena final del Drama “Vértigo” escrito por Gastón Suárez y dirigido por Denisse Sánchez que se comprende lo bello del teatro, cuando el Elenco Teatral del Colegio “ESPAADY” con las notas de una guitarra consiguieron hacer real la magia posible y despertar en el público la emoción de saber que la vida a pesar de todo continúa y que vale la pena vivirla porque la vida es bella por eso también es interesante asistir a ver lo que produce el elenco teatral del colegio ESPAADY piezas de dramaturgia seleccionadas que encierran como siempre aquel deseo de transmitir un mensaje de valores propio de la educación que se imparte cada día en sus aulas.
Email.: jlcarpediem@hotmail.es
Web.: http://www.jlcl.nemboati.com
(1) El autor es Director de Contenidos de NEMBOATI.com escribe cuento, poesía y dramaturgia. Forma parte de la nueva generación de la Unión de Escritores de Tarija. Fue Responsable del Elenco Teatral “GRUTA”, en Noviembre de 2009 público el libro “La Niña y El Fantasma Y Otros Relatos”. Reconocido en mayo de 2010 por el Municipio de Villazon.

lunes, 28 de noviembre de 2011

LA COLUMNA DE JOSE: El último latido bajo nuestros pies

LA COLUMNA DE JOSE
Por José Luis Claros López (1)

El último latido bajo nuestros pies

A la hora de hacer teatro, se necesita llegar a la cabeza y al corazón del público, no se trata solo de distraer por distraer el detalle es remover las capas de insensibilidad y despertar los sentidos es por tal motivo que la música, como recursos siempre tiene fuerza narrativa, pero no así la utilización exagerada de una suerte de tributo a las letras de las canciones de "Mago de Oz" que de forma incorrecta llegaban incluso por breves momentos durante la puesta en escena de la obra "El último latido bajo nuestros pies" a confundir, esconder y tapar los diálogos o parlamentos de los actores sobre el escenario y no llego a conseguir en el público una reacción. Lo bueno de la puesta en escena de esta obra es su intento de utilizar fragmentos en idioma nativo, ya que el público no necesita entender lo que se dice en ese momento, porque el sonido del idioma ya es suficientemente expresivo, como en la ópera, no hace falta saber italiano o alemán para comprender lo que se está diciendo en cada momento. Pero la utilización de esos parlamentos del guión se quedo en buena intención ya que el actor que hacía uso de los mismos en realidad no sentía lo que decía, sus palabras eran repetidas de memoria y no surgían con la espontaneidad que surgen las palabras cuando se las siente y se las apropia el corazón. Se podía notar en la intensidad de la voz de cada uno de los actores una experiencia adquirida en el aula que demuestra el deseo y la fuerza de voluntad de cada uno de ellos por dar su mejor esfuerzo sin importar incluso el golpe de una caída, pero el guión es pobre y termina por impedir que la fuerza narrativa de las palabras haga su magia.

El guión utilizado, carece de un mensaje bien estructurado, la primer escena lo que consigue es confundir contradice el resto y no tiene sentido con el desarrollo definitivo del guión, si bien al momento de levantarse el telón busca introducir al público en lo que será la obra solo pierde su rumbo señalado y más bien es un alivio ver la caída del telón de esta primer escena, para dar inicio al resto de la obra teatral pero que nuevamente tropieza con un error al pretender una suerte de remake absurdo de las escenas sempiternas en la memoria de la visita de los espíritus a Scrooge en la conocida obra de Dickens pero sin dejar el mismo dulce recuerdo de "Un cuento de navidad", al momento del juicio los personajes no saben ubicarse en el escenario y lo que consiguen es saturar todos los planos con personajes que en realidad no son necesarios para contar lo que se pretendía contar, la aparición del “leñador” interpretado por el Actor Germán Chambi le da sentido a la etapa final de la obra y es de lo más acertada por su manejo en el escenario, sus gestos, el tono y la intensidad que le pone a sus parlamentos quizás él debió interpretar al personaje principal, pero sin embargo al final la obra se olvida de un detalle: El personaje que se sumergió en un sueño nunca despertó. Por consiguiente la categorización de la obra como un Drama no es adecuada ya que por el contenido del guión en realidad es una Tragedia donde se perdió el control de la fantasía en una suerte de aspiración al teatro de lo absurdo pero que por su duración no consigue alcanzar el nivel que buscaba, la escena final y el intento de explicar lo que la obra no hizo a través de un personaje que da un mensaje al público es un recurso que nuevamente contradice lo que se pretendía pero que demuestra la pobreza del guión.

En la interpretación que los actores realicen de un guión, es donde está el poder del teatro, el objetivo final es que pueda el público abstraerse. La realidad es que gracias a la esencia del teatro podemos encontrar una poesía que no se encuentra tan fácilmente en el cine y la televisión. En ellos los efectos especiales, los efectos visuales, ayudan a crear una realidad que el público reconoce, pero que es falsa. En el teatro se mantiene esa magia. Los recursos que se utilizan como un complemento al guión de "El último latido bajo nuestros pies" fueron inadecuados y en definitiva distractivos, la exhibición de un video con escenas que buscaban meter a la fuerza al público en el sueño en el que se sumerge el personaje principal carece de sentido, hablando de forma técnica la realidad es que su audio se saturo y parecía que jamás se pensó en adecuar la obra para el ambiente donde seria exhibida la misma, la utilización del humo y del juego de la luz era necesario para la narración de la historia pero no con la excesiva forma que se dio durante la puesta en escena.

En definitiva la obra teatral "El último latido bajo nuestros pies" escrita por Martín L. Chavarría, interpretado por el elenco teatral del Colegio Héroes del Chaco de San José de Pocitos, dejo un sabor a poco no por el desempeño de los actores, quienes son estudiantes con todas las potencialidades que implica esta situación sino que fue resultado lógico de un guión pobre y vacío que si bien por tocar un tema ecologista está acorde a la "moda mediática" de la coyuntura actual que vive la sociedad boliviana pero no amerita mayores comentarios y es meramente distractiva sin llegar a los niveles que quizás esperaba poder alcanzar. 


Email.: jlcarpediem@hotmail.es
Web.: http://www.jlcl.nemboati.com

(1) El autor es Director de Contenidos de NEMBOATI.com escribe cuento, poesía y dramaturgia. Forma parte de la nueva generación de la Unión de Escritores de Tarija. Fue Responsable del Elenco Teatral “GRUTA”, en Noviembre de 2009 público el libro “La Niña y El Fantasma Y Otros Relatos”. Reconocido en mayo de 2010 por el Municipio de Villazon.

viernes, 11 de noviembre de 2011

TEATRO: ENTREVISTA AL PROFESOR PEDRO BUTRÓN

ENTREVISTA AL PROFESOR PEDRO BUTRON SOBRE EL TEATRO ESTUDIANTIL EN YACUIBA EN LOS AÑOS 90 Sobre la cobertura de prensa del teatro Yacuibeño Sobre como mejorar los resultados Sobre el teatro y el público Sobre el manejo económico del Festival El teatro es cómo el Futbol

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