viernes, 17 de junio de 2016

La Columna de Jose: UNA CUESTIÓN DE FE Ó UN SAN PITER CUALQUIERA



La Columna de Jose (*)
UNA CUESTIÓN DE FE Ó UN SAN PITER CUALQUIERA

El año 2015 el Gobierno Autónomo Municipal de Yacuiba, emitió una Convocatoria para que se inscriban y participen de manera voluntaria Grupos ó Escuelas de Baile en la Entrada de San Pedro Apóstol Patrono de Yacuiba; sin embargo la premiación de los ganadores se realizó 350 días después de que se proclamo a los ganadores, pero esa no es la cuestión. La cuestión es la siguiente; algunos de los ganadores dicen que no volverán a participar de la Entrada Folclórica de San Pedro, la razón de tal decisión, no es generada por la demora en la entrega de la premiación, sino en otro aspecto; me refiero al valor de los premios ya que se habría entregado premios que según los beneficiarios, no equivalen ni al 10 por ciento de lo “acordado” para los ganadores, sin embargo una lectura de la mencionada convocatoria nos indica que los premios serán establecidos de acuerdo al Reglamento correspondiente, lo que nos lleva entonces a otro punto: el olvido deliberado de la razón de ser de la entrada de San Pedro por parte de los participantes; que de acuerdo al Reglamento es el siguiente: Capítulo II, Artículo 4. Inciso 1. Rescatar y preservar las costumbres y tradiciones Chaqueñas, integrando a su gente e incentivando a los jóvenes y niños a valorar su cultura y su propia identidad. Inciso 5. Brindar un espectáculo cultural de calidad con criterios de rescate, valoración, identidad, fortalecimiento, protección, promoción y difusión de nuestras costumbres y tradiciones chaqueñas como patrimonio cultural regional. Es decir, tal pareciera que obviamente quienes participaron de la Entrada Folclórica de San Pedro 2015 no lo hicieron por la cuestión de preservar con orgullo la identidad del criollo y las tradiciones del Chaco, lamentablemente hoy por hoy la juventud Yacuibeña que participa de diversas actividades religiosas ó cívicas lo hacen casi sin entender la connotación tanto de la cuestión de la fe como también de la historia inmersa en su participación en cualesquiera actividad; están más pendientes de sacarse por ejemplo sonrientes una selfie con el fondo del mural de la Plazuela Magariño solamente porque “se ve bonito”, sin entender toda la historia de nuestro pasado narrada en el mural ó de los niños que no saben nada del porque de la Chacarera ó de lo que hay más allá de las danzas originarias de nuestros pueblos ancestrales, bailan chacarera por sacarse una foto sin entender todo el arte y la reivindicación de nuestra herencia criolla reflejada en la magia de la danza y cómo estos hay muchos otros ejemplos. En fin, obviamente no vamos a defender que la entrada Folclórica de San Pedro es un patrimonio histórico de larga data, porque no lo es, más por el contrario es la mejor evidencia del mestizaje cultural que sufrieron las costumbres y actividades del diario vivir de los criollos a partir de la segunda mitad del pasado Siglo XX producto de la migración de ciudadanos del occidente durante la etapa de la postguerra del Chaco y la posterior necesidad en el albores del siglo XXI de institucionalizar las nuevas costumbres, pero está importante actividad cultural corre riesgo de desaparecer por culpa de argumentos banales; como el de no querer participar de la Entrada Folclórica de San Pedro “sí es que no hay un premio económico considerable de por medio” esta situación nos obliga entonces a pensar; acaso no se bailaba por devoción ó por preservar nuestra herencia Criolla, el autor de este artículo perteneció a la Fraternidad la Chacarerata que participa de la entrada de San Pedro año tras año, no por el premio sino por una cuestión de fe y también de mostrar con orgullo nuestra herencia cultura criolla, mi última participación junto con esta fraternidad fue aquel año de 2012 cuando me dijeron que era un chaqueño sin gracia por no sonreír al jurado del palco mientras montaba a caballo luciendo una recreación de traje oscuro acompañado de un sombrero alón representando seriamente a un caporal criollo de inicios del siglo XIX; justamente aquel año 2012 difundí un artículo relativo  a esta cuestión de San Pedro y la banalización de la festividad, indicando en el mismo lo siguiente: “…mientras los asistentes a la serenata se retiraban de la esquina de la plazuela del Estudiante, pasando indiferentes frente a la iglesia San Pedro sin mirarla con la fe con la que tantos otros hombres y mujeres de generaciones pasadas miraron su elevado campanario, pasaban indiferentes entre risas, como si, la fecha hubiera sido solo un pretexto para celebrar a un “San Piter” cualquiera y no así la fiesta religiosa más importante de nuestra Yacuiba…” en definitiva pareciera que asistimos trágicamente a la muerte lenta de nuestra herencia criolla producto de la banalización de nuestras festividades y es que tal parece que realmente la fe y los valores, se van perdiendo. Al extremo que para muchos, la noche del 28 de junio, noche de la Serenata de San Pedro Apóstol, actividad cultural que se inicia con la conclusión de la Misa luego de la procesión del Santo por las calles de Yacuiba con rumbo a la Iglesia contando con la antesala de la Entrada Folclórica, ya perdió completamente su significado, pues era una fecha especial en el calendario de nuestra Yacuibeñidad, una momento en el cual los Yacuibeños nos encontrábamos muchas veces luego de mucho tiempo, en el cual las familias y los amigos viajaban horas de horas sólo por encontrarse al calor de una buena charla unas empanadas y un canelado, pero está bella tradición de un tiempo a esta parte se fue desnaturalizando hasta transformarse y ser sólo una larga noche para la borrachera en honor de un San Piter cualquiera.        

En Yacuiba, en 1893 el sacerdote Franciscano, Rafael Paoli ponía la primera piedra del nuevo templo, dedicándolo al príncipe de los Apóstoles, la construcción estuvo lista para ser habilitada al concluir el año de 1896; la iglesia de San Pedro de Yacuiba después del terremoto de 1899 fue reconstruida; según cuenta un relato, al derrumbarse el templo el día del terremoto (marzo, 1899) todas las imágenes de los santos que existían en su interior se destruyeron excepto una de ellas, la de San Pedro Santo al que estaba consagrada la Iglesia. Aquel día de marzo de 1899 Yacuiba fue borrada del mapa y dejo de existir, sin embargo la fuerza del pueblo Yacuibeño hizo posible que todo se levante de nuevo por encima de los escombros. Entonces reflexionamos y nos damos con una pregunta final, como fondo de todo lo anterior escrito: ¿Qué pasó con nuestra fe? El pueblo Yacuibeño, era un pueblo mayoritariamente católico, muy devoto de su Santo Patrono, pero de un tiempo a esta parte, para nuestro pueblo todo se volvió casi tan intrascendente al nivel de la banalidad y tal parece que todos han olvidado lo que dice el libro de Mateo 17:20 “Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.”        

(*) Columna de Opinión escrita por José Luis Claros López, Comunicador Social y Escritor.

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