viernes, 25 de noviembre de 2016

"¿Todavía me quieres?" Un cuento escrito por José Luis Claros López



¿Todavía me quieres?
Por José Luis Claros López

Cuando se fue acabando el momento de aquel apasionado beso, sus labios se fueron separando él seguía con los ojos cerrados y ella le preguntó “¿todavía, me quieres?” y al escuchar esa pregunta él abrió sus ojos y sólo se quedo mirando en silencio el techo de la habitación, el despertador seguía sonando eran las cinco y treinta de la madrugada, era sólo un sueño, solamente un sueño. Después, fue caminando hacía el baño se dio una ducha fría para terminar de despertarse, a las 7 y 45 de la mañana salió de su casa rumbo a su trabajo y caminando cruzó por aquella plaza pequeña la misma plaza donde había sucedido su último sueño y mientras caminaba despacio ambos se volvieron a encontrar, ella lo estaba esperando con su sonrisa cargada de ternura, él se acercó a ella y quedo hipnotizado por sus ojos que brillaban como brillan las estrellas en las noches de noviembre, ella sin dejar de sonreír le pregunta con curiosidad “¿todavía me quieres?”; comienzan a repicar unas campanadas de una iglesia cercana y él comprende que ya había soñado este momento, el sonido de las campanadas se mezcla con el sonido del despertador son cinco y treinta de la madrugada, al despertar se sienta en el borde de la cama y va comprendiendo que había tenido un sueño dentro de un sueño, el despertador vuelve a sonar.

Continuaba sentado al borde la cama tratando de descubrir el significado del sueño, muchos años antes habría respondido a esa pregunta que le hizo ella, inmediatamente, pero sigue sentado al borde de la cama, pasan varios minutos al final se da cuenta que debe alistarse para ir a su trabajo; entonces continua con la monotonía de sus rutinas del amanecer, al abrir la puerta y salir a la calle queda por un instante casi cegado por la luz de un día soleado de noviembre que lo inunda todo con su brillo, comienza a caminar por calles vacías que va reconociendo de su años de juventud, al doblar una esquina descubre que sus pasos le habían llevado hasta unos metros de la puerta de la casa de la mujer de sus sueños, ella está esperándole y se abrazan como si no se hubieran visto en mil años, al sentir su perfume impregnándolo todo él se da cuento que nuevamente se trata de un sueño y ella le susurra “¿todavía me quieres?” y con la sola mención de aquella pregunta él descubre que había soñado despertarse dentro de un sueño, para volver a soñar con un sueño dentro de un sueño, pero eso no le importa sólo quiere responder a su pregunta mirándole directamente a sus ojos para que no dude de la verdad de sus palabras, pero con el sonido de un despertador se acaba el sueño.

Al despertar vuelve a repetir todo desde el comienzo sin saber sí está soñando ó está despierto y al abrir la puerta para salir a la calle, la encuentra a ella afuera de su casa, ni siquiera se da cuenta que se trata de un sueño hasta que al fin escucha su pregunta "¿todavía me quieres?", nuevamente está soñando y se queda pensando en eso, el suficiente tiempo como para que suceda lo siguiente; cuando intenta responder la pregunta, ella se diluye como una imagen fuera de foco delante de sus ojos y él se despierta nuevamente, son las cinco y treinta de la madrugada, el despertador está sonando, ya no pierde tiempo mirando el techo, simplemente comienza a vestirse rápidamente, cómo sabiendo que tiene poco tiempo, luego sale a la calle y encuentra que todo es distinto no reconoce nada pero trata de no pensar en eso, una corazonada le dice que camine hacía cierto lugar, hasta llegar a una plaza que no conoce y escucha que le llaman por su tercer nombre y sabe que sólo  ella le llamaba por ese nombre, ambos se abrazan desesperadamente, luego se besan con un beso de aquellos besos desbordados de pasión que hacen olvidar hasta el recuerdo del primer beso del primer amor, cuando él abre sus ojos, todavía ella sigue con sus ojos cerrados, mientras una lagrima de felicidad recorre su mejilla, el silencio de la escena es interrumpida por las campanas de la iglesia llamando a la primer misa de la mañana y ella con sus ojos cerrados le pregunta "¿todavía me quieres?" y él quiere responder a su pregunta con la respuesta que nace de su corazón, pero nuevamente, aquel sueño se acaba y otra vez se despierta, esta vez la habitación es distinta, el techo es distinto, las paredes son distintas, él recuerda que habían pasado 33 años desde la última vez que se vieron, se levanta de la cama, camina por una casa vacía realizando las rutinas de la mañana, se mira en el espejo y observa los cambios en su cara, las arrugas y sus parpados cansados reflejaban el paso inevitable del tiempo, se detiene a la mitad de lo que se cepillaba los dientes y se pellizco al sentir el dolor del pellizco sonrío por la ocurrencia de creer que nuevamente se trataba de un sueño.

A las ocho menos cinco de la mañana, él llegó como siempre puntualmente a su aburrido trabajo, en una oficina de una empresa que vendía casas en urbanizaciones alejadas del centro de la ciudad, eran esas casas que sobre todo son compradas por jóvenes parejas que recién se acababan de casar. Van pasando las horas, escucha un trueno y se da cuenta que quizás afuera había comenzado a llover, siguen pasando las horas, ya casi es medio día y al levantar la vista de los papeles que tiene sobre su escritorio, ve que una mujer está esperando que la invite a tomar asiento, al mirarle la reconoce a pesar del paso de los años, era ella delante de su escritorio esperando ser atendida y también ella lo reconoce a él, aunque habían pasado 33 años, hay cosas que no se pueden olvidar. Por ejemplo, el rostro, la sonrisa, el color de los ojos de una persona que fue la más importante de su vida. Habían pasado sin embargo 33 años desde la última vez que ambos se habían visto, ya habían pasado 33 años desde la noche cuando ella quería escuchar una respuesta para que la historia pudiera continuar.

Ella le va contando que quiere comprar una casa para regalársela a su hija mayor, pero también le cuenta que todavía faltaban un par de meses para la boda, al escuchar esos motivos pero no ver la marca del paso de un anillo en su dedo, él piensa que quizás ella se había casado y luego separado, en fin sólo son conjeturas, hipótesis que van pasando por su mente, la conversación continuaba y es él quien no se atreve a llevar la conversación por otros rumbos, entonces cuando todo lo formal al final se acaba, ella se despide y sale de la oficina, él se queda en silencio esperando que ella vuelva a entrar por la misma puerta pero eso no sucede, por su frustración arruga una hoja de papel de su agenda, luego la arroja en el contenedor de basura, al recordar que afuera está lloviendo, decide tomar un paraguas prestado de un cubículo próximo; al salir de la oficina ella está todavía afuera esperando que deje de llover y él se ofrece a caminar juntos protegidos por el paraguas hasta la esquina para que ella pueda tomar un taxi.

Mientras van caminando, ella le cuenta como quien cuenta una trivialidad sin importancia, que justo esa noche había vuelto a tener un sueño repetido y él le pregunta distraído; de que se trataba su sueño.

Al dejar de besarlo, ella se dio cuenta que todavía él seguía con sus ojos cerrados y por esa razón inevitablemente le preguntó “¿todavía, me quieres?” entonces ella se despertó y se aferro a su almohada pensando en él, pero era sólo un sueño, solamente un sueño, al salir de su casa rumbo a su trabajo, acabo caminando inevitablemente por la misma plaza donde había sucedido su último sueño y mientras caminaba despacio ambos se volvieron a encontrar, ella comprendió que ahora él la estaba buscando y le regalo su sonrisa cargada de ternura, él se acercó a ella y la miraba con una mirada enamorada, sin dejar de sonreír le preguntó con curiosidad “¿todavía me quieres?”; comienzan a repicar unas campanadas de una iglesia cercana y ella comprende que ya había soñado este momento, era un sueño dentro de un sueño, nuevamente vuelve a soñar ahora está en su casa, se dirige a la puerta de la calle, siente que debe salir, al abrir la puerta sabe que ya no falta mucho para que por fin él pueda encontrar el camino hasta llegar a ella, al encontrarse se abrazan como si no se hubieran visto en mil años, ella sigue con la curiosidad de saber la respuesta y le susurra “¿todavía me quieres?”, pero con el sonido de un despertador se acaba el sueño. Ahora está caminando y llega hasta una puerta cerrada, pero decide no tocar el timbre y la puerta se abre, nuevamente ambos vuelven a encontrarse y ella se da cuenta que se trata de un sueño por eso nuevamente le pregunta la misma pregunta; “¿todavía me quieres?" pero él se queda en silencio, simplemente no dice nada, el despertador está sonando molestosamente y ella decide apagarlo, luego sale a caminar hasta llegar a una plaza que no conoce y observa que otra vez él está por ahí caminando sin rumbo, se sucede por fin el encuentro y se abrazan desesperadamente, se besan con un beso desbordado de pasión, ella con sus ojos cerrados le pregunta "¿todavía me quieres?" pero al final otra vez se queda nuevamente sin escuchar la respuesta, porque será que los sueños se acaban en el momento menos esperado.

Está lloviendo y es una de aquellas tormentas de las que se quedan en la memoria por mucho tiempo. Es la última flota, la terminal está casi desierta, una pareja permanece sin abordar el último transporte, fluye una conversación sin testigos, al final el vehículo comienza lentamente a moverse, ya no queda más por decirse y ella ingresa rápidamente al transporte sin despedirse, la puerta se cierra y él se queda en el andén de la Terminal escuchando por los parlantes la salida de una próxima flota que tiene un destino que no le interesa, la flota que había abordado ella se aleja cada vez más, abandonando la terminal, él jamás pensó que pasarían 33 años para que se volvieran a ver, sí lo hubiera sabido, su respuesta habría sido distinta.

Sigue lloviendo, él guardaba silencio mientras ella seguía contándole la historia de su sueño, entonces por fin un taxi se detuvo, ella sonríe mientras le dice, como pidiendo disculpas "que esperaba no haberle molestado con su historia", él abrió la puerta del taxi para que ella pudiera ingresar, mientras la protegía de la lluvia con la sombrilla, pero un inesperado y fuerte viento arrojó la sombrilla bien lejos, ahora sí todo tenía sentido, tomándola de su mano para que no pudiera ingresar al taxi, después le dio un beso en la boca; ella se queda asombrada por lo que acaba de suceder, mientras tanto no deja de caer la lluvia y el taxista algo molesto les pregunta; sí van a entrar ó no para que pueda continuar con su ruta, por fin ella escucha la respuesta que no había escuchado en sus sueños; "sí te quiero, nunca deje de quererte" y nuevamente sus labios buscan encontrarse nuevamente con un beso y el taxi se aleja dejándolos bajo la lluvia y es que al final; el secreto de la vida es atreverse.     

Desde Yacuiba, última madrugada del año dieciséis.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores