sábado, 9 de diciembre de 2017

La Columna de Jose: LOS BOLIVIANOS Y EL PARTIDO DE ESTADO.

La Columna de Jose (*)
LOS BOLIVIANOS Y EL PARTIDO DE ESTADO.

Un Partido de Estado, nombra el bien y el mal, designa lo que es democrático y lo que no lo es, elige, nombra y controla todos los poderes del Estado, sin problemas ni cromáticos ni de ideología porque le da lo mismo pintarse de rojo revolución, como también de otro color, virar a derecha ó establecer cualquier alianza coyuntural, todo sea por el bien del Partido, permanencia del uso y disfrute del poder únicamente por parte de la elite partidaria. Bolivia, vivió dos experiencias de Partido de Estado en el siglo XX, en las primeras dos décadas del siglo pasado todo lo decidía la cúpula del Partido Liberal, con elecciones donde más de uno tenía derecho a participar pero sólo podían ganar el Partido Liberal, para mantenerse como fuerza política dominante recurrieron a diversas estrategias desde la entrega de tierras como prebenda para ciertos estratos sociales que simpatizaban con el régimen, hasta el incremento de la burocracia en las diversas reparticiones públicas como medio de garantizar la militancia de los correligionarios políticos. El modelo de país que defendían los Liberales era excluyente, discriminador, perpetuador de los privilegios de una clase burguesa minoritaria, sobre las grandes mayorías sumidas en la pobreza y para coronarlo todo; era un régimen antinacionalista defensor del eurocentrismo, su mayor herencia para la posteridad fue la entrega del Litoral y de otras grandes extensiones de territorio Boliviano a favor de otros países a cambio sólo de monedas y ventajas comerciales para los empresarios patrocinadores que financiaban al Partido Liberal, que utiliza el erario como un medio para garantizar el favor de las voluntades de sus adherentes. Después de la caída del Partido Liberal, pasaron varios años, para que un nuevo Partido de Estado surja en Bolivia, producto de la revolución de abril de 1952, el Nacionalismo Revolucionario imprimió su particular estilo de práctica política, eso sí fueron más nacionalista que los del Partido Liberal, su documento ideológico fundacional basado en la concepción de alianza de clases, fue una influencia del movimiento estudiantil que lidero la Reforma Universitaria de 1928, mientras disfrutaban el ejerció del poder en solitario, el Movimiento Nacionalista Revolucionario fue un Partido de Estado, pero con la llegada en 1982 del sistema de la democracia partidaria de los acuerdos; fueron desapareciendo sus antiguos métodos que caracterizaron esa etapa.

Un Partido de Estado, según Pablo González Casanova (1981), es el órgano especializado en las tareas relacionadas con la lucha política para mantener el predominio monopólico del gobierno en los puestos de elección popular, consolidando el objetivo de organizar, movilizar y encauzar al electorado, mediante la otorgación de premios, concesiones y castigos para mantener la disciplina partidaria, que utiliza pragmáticamente la política, porque al final el Poder del partido es el del Estado. Actualmente los bolivianos, tenemos un Partido de Estado, que mantiene su fuerza económica, política e ideológica con una organización autoritaria, represiva, concesionaria, de tal manera que los dispersos movimientos ciudadanos de oposición luchan contra el Estado que se presenta como partido, que provee servicios críticos que permiten a las élites gubernamentales mantener y ejercer su capacidad de decisión. La historia nos enseña que, a los partidos de Estado, sí se les puede derrotar, por las buenas y hasta con sus reglas, pero para lograrlo se requiere una estructura organizacional, una definición ideológica política y una propuesta de modelo distinto, además se necesita mucha juventud, porque todo Partido de Estado utiliza propagandísticamente la lucha contra el pasado, en ese escenario sólo las nuevas alternativas que se construyen desde abajo y hacia arriba pueden derrotarle.


(*) El Autor, José Luis Claros López es Comunicador Social y Escritor.


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