domingo, 9 de diciembre de 2018

Todavía cocinan con leña en el barrio Aguaragüe de Yacuiba la capital de la Región del Chaco

La Columna de Jose (*)

TODAVÍA COCINAN CON LEÑA EN EL BARRIO AGUARAGÜE DE YACUIBA LA CAPITAL DE LA REGIÓN DEL CHACO

Eleodora, vive desde hace veinte años en el barrio “Aguaragüe”, distante a quince cuadras del Hospital Municipal Ruben Zelaya, principal centro de salud de Yacuiba, pero para llegar hasta la esquina de su casa donde una cerquita de madera protege su vivienda, hay que caminar subiendo los pies de la serranía del Aguaragüe, en un barrio donde los niños están jugando a la vera del camino entre la tupida vegetación, en cada casa hay vecinos en el rol de labriegos que con sus herramientas, preparan el cultivo de sus huertas, un vecindario sin aceras y con la calle de tierra con un rustico puente construido por los vecinos para cruzar una profunda quebrada, es como retroceder cien años atrás, en el tiempo y ver cómo eran entonces las calles de Yacuiba. Mariposas de vivos colores, que sólo se ven en lo profundo del monte revolotean por el aire y el sonido de las aves de corral, el aullar de los perros guardianes acompañado del relincho de algún caballo, es interrumpido por el sonido de un televisor encendido, que nos permite comprender que no viajamos en el tiempo, hasta este barrio donde más de cien familias viven preocupados que llegue la temporada de lluvia.
Los vecinos del barrio, en los meses de fuertes precipitaciones pluviales, deben resignarse a no poder salir de sus hogares, porque las calles se transforman en peligrosos y profundos ríos, “cuando llueve comienzo a rezar, porque tengo temor que suceda una desgracia por la fuerza del agua”, confiesa Eleodora, pero después de tantos años, los vecinos del barrio todavía esperan que llegue hasta ese rincón de Yacuiba el desarrollo.
¿Qué pasó en el Chaco con la plata del gas?, es una pregunta que también se hace doña Eleodora, que no tiene gas domiciliario, ella una vecina de la capital de la Región Autónoma del Chaco, todavía cocina con leña, todavía camina por una calle de tierra, todavía no cuenta con todos los servicios básicos, solamente la luz a llegado hasta su hogar. Eleodora, también es madre, sus hijos estudian en el Colegio “Néstor Paz Galarza”, para no faltarse a clases en los días de lluvia, sus niños tienen que sacar sus humildes calzados y caminar con el barro que les llega hasta las rodillas.
Eleodora, todavía espera que algún día, se termine de construir el drenaje pluvial, una obra paralizada, cuyos restos son prácticamente invisibles por la maleza y la tierra que por el paso de los años cubre lo poco que se había empezado a construir. Ahora, solamente los vecinos del barrio Aguaragüe, esperan que las autoridades locales algún día, asfalten las calles del barrio y puedan canalizar la quebrada que, con cada temporada de lluvia, va devorando pedazos de las viviendas más cercanas.

(*) El autor, José Luis Claros López, es Director de la Fundación Nemboati, Comunicador Social y Escritor.


Una calle del barrio "Aguaragüe", en la ciudad de Yacuiba, 
capital de la Región Autónoma del Chaco Tarijeño

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