jueves, 2 de agosto de 2012

LA GUERRA DE INDEPENDENCIA EN EL CHACO TARIJEÑO 1809-1825

LA GUERRA DE INDEPENDENCIA EN EL CHACO TARIJEÑO 1809-1825
Por José Luis Claros López

A MANERA DE INTRODUCCIÓN, LA GUERRA GAUCHA Y SUS RAMIFICACIONES AL INTERIOR DE TARIJA.

La etapa conocida como de la Guerra Gaucha, significo paro los ciudadanos de los pueblos del nor oeste argentino, un sacrificio que produjo la estabilización de la guerra de independencia en la frontera norte de las Provincias Unidas del Río de La Plata, amenazados constantemente por el ejército colonial español. Sin embargo; la contribución de los ciudadanos del pueblo de Tarija también fue importante para la estabilización de la guerra de independencia evitando la caída de la línea defensiva que Güemes sostenía evitando la invasión Española y el final de la independiente Argentina.

Antes que se produzca la reconquista española del Alto Perú, Castelli luego de suprimir las milicias y establecer una nueva organización militar desde Potosí informaba en varios oficios a la junta de Buenos Aires sobre su interés de proteger las fronteras orientales del Alto Perú, para lo cual Castelli consideraba necesario realizar una serie de movimientos militares en la región del Chaco.
                                                                                                         
Que considera que no se debe perder "de vista la frontera de Portugal por las provincias de Cochabamba y La Paz al interior del Norte", para lo cual "un destacamento militar bien dirigido regrese por la vía del Chaco y Llanos de Manso hasta Corrientes, ampliando así nuestra frontera y acercándonos más a la observación del interior del Brasil". Güemes había partido a Cinti con la aquiescencia de Castelli, con fines concretos; mas, mientras los realizaba, concibió un plan estratégico de suma utilidad para el Ejército del Perú. Ese es el plan sobre el que diserta Castelli en su oficio. (Güemes, 1979, p. 298)

Es incuestionable la participación de los Tarijeños en estas acciones y maniobras militares, que contribuyeron luego de la derrota militar de los Ejércitos Auxiliares Argentinos a estabilizar la frontera norte de Salta y Jujuy. Como también su incorporación a las unidades militares formadas por Güemes; participando por ejemplo en el Regimiento de Caballería de Salta que era de milicias formadas por gauchos y sobre otros cuerpos salteños y tarijeños de igual índole (Ídem. 1979:298).

Para los primeros días de septiembre de 1811 la Villa de Tarija, es ya un punto importante para el sostenimiento de los esfuerzos de guerra sin embargo, Tarija por intermedio de un pronunciamiento de su Junta de Guerra solicita no ser abandonada por las autoridades de Buenos Aires.

En cuya virtud dijeron: que con concepto a ser esta población y su comarca digna de la mayor consideración del superior gobierno por la fidelidad, y constancia con que ha procedido hasta el día haciendo ventaja en esto, y otros puntos de lo interior, exige por esto como por localidad, no se abandone, antes si, y haciendo uso de sus proporciones se establezca un cuartel general respecto a que podrán conservarse con la mayor equidad lo menos tres mil hombres que servirán gustosos por el sueldo de siete a ocho pesos cada mes, ínterin se hallen en disciplina y puestos en campaña por el señalado en estos destinos; a más de esto todas sus escabrosas riscosas entradas por donde podrá pasar ejército pueden ser destruidas del modo más fácil, y en términos de quedar la plaza como inexpugnable que la proporción y abundancia de sus granos es grande, y facilitar mucho tiempo la manutención de mayor número de hombres. Que para la ejecución de este pensamiento se necesitan precisamente las armas que sea posible enviar a la mayor brevedad teniendo en consideración la gran necesidad que padece este pueblo de siquiera doscientos fusiles al pronto para preservarse de cualesquiera invasión que pueda experimentarse de los indios del Chaco, como ha tenido de costumbre, circunstancia por la cual siempre conservó quinientos que suplió al Ejército Auxiliar.  (Ibídem.1979:343-344)

Es así que también asumen responsabilidades de guerra los Tarijeños, al norte con base en Tarija, y cubriendo el camino por el chaco que une Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra, Tarija y Oran hacia el este, el Coronel Francisco Pérez de Uriondo, fue la avanzada de contención en contra de los ejércitos coloniales españoles. La zona comprendida por los actuales departamentos salteños de Yruya y Santa Victoria y los jujeños Yavi, abra Pampa, Rinconada, Cochinoca y Santa Catalina, quedara confiada la defensa al coronel Mayor Juan José Fernández Capero Marqués del Valle del Tojo o de Yavi. El coronel Manuel Eduardo Arias, será el responsable de la defensa de Humahuaca, San Andrés, Oran y el chaco Salteño hacia el NNE.

LA NACION CHIRIGUANA DURANTE LA PRIMER DECADA DEL SIGLO XIX Y SU PARTICIPACION EN LA GUERRA DE INDEPENDENCIA.

La historiografía tradicional ha hecho énfasis en la lucha emprendida por la élite criolla, dejando en segundo plano la participación popular, a pesar que ésta fue determinante en el triunfo de las fuerzas patriotas. Sin su concurso, sencillamente no habría patria. (Oporto Ordoñez 2009:51)

El Gobernador Intendente Francisco de Viedma informaba en 1800 al Virrey Marqués de Avilés que los indios rebeldes Chiriguanos de la Cordillera de los Sauces: “...no hacen la Guerra en campaña abierta, ni resisten en el puesto más fortificado con tesón y empeño, nuestros ataques luego que advierten ventaja en el combate, y caen algunos muertos disparan a los montes y alturas como los más ligeros venados; su guerra es piratesca; se aprovechan del menor descuido para dañarnos: así lo consiguieron en las muertes de Don Manuel Terrazas, Buzeta, y demás".

La capacidad de lograr que sean tomadas en cuenta sus denuncias, hace que el 5 de abril de 1799 Cumbay[1] aparezca ante la Audiencia de La Plata denunciando a unos vecinos asentados en la tierra del Ingre; que el ganado vacuno causa mucho daño a la producción de maíz, y Cumbay pide que se retire ya que perjudican enormemente la producción agrícola de los indios de la región y de manera muy pacífica se dirige ante las autoridades[2] a buscar respaldo para que esos ganados fueren retirados de la zona.

En noviembre de 1799 se da una de las sublevaciones más importantes, en la cordillera de los chiriguanos amenazado por la invasión de ganado[3] en los campos de siembra; en 1804 en todo el chaco la sequía repercute en la falta de alimento, que se utiliza como una excusa para el asalto en son de revanchismo a los puestos ganaderos. En septiembre y octubre de 1806 como respuesta a los asaltos fue una cruenta encrucijada en el valle del Ingre, en 1807 Cumbay[4] fracasa en un intento de cerco de Menbiray y del 1 al 30 de noviembre de 1808 los españoles desangran el valle del Ingre, destruyendo todo a su paso. Diez años de guerra a sangre y fuego contra los españoles y los rencores se convierten en parte de la cotidianidad de los avas chanes. En 1807 a 1809 los chiriguano o Cumbay agotan los medios diplomáticos y apuestan hacia una guerra total[5].

En 1801 renueva su visita a La Plata en la cual recibe obsequios de parte de los españoles y debemos tomar en cuenta que existen pugnas internas entre Cumbay y Aregua por el control del poder y liderazgo. El 7 de febrero de 1806 Cumbay recibe una invitación para ir a La Plata. Es muy amable y cordial y acepta la invitación, pero no va a la cita y envía a Abuy como emisario o embajador en su representación y el presidente de la audiencia elige a este y nombra por capitán de los gentiles del chaco y al mismo tiempo envía otra invitación para que Cumbay vaya a visitarlo, el cual demuestra una gran admiración al líder ingreño por la forma en que procedía y la amabilidad que le caracterizaba.

Cumbay entra en el juego del formalismo jurídico, apuesta al diálogo y denuncia su problema ante el protector de naturales contra la expansión ganadera. Su petición no fue tomada en cuenta por las autoridades de La Plata en donde se presenta con el título de mburubicha guasu o capitán grande, ante la falta de respuesta de su pedido retoma el sendero de la guerra que era su verdadera réplica a las quejas de Cumbay presentada desde hace 5 años antes, y se convierte en el campeón de la guerra.

Los ingreños no pueden estar exentos de los levantamientos de mayo de 1809 y su participación en el proceso independentista. Los dos bandos, patriotas y realistas toman su lugar y los indios activamente participan en este proceso. La figura del general patriota Belgrano se difunde en todos los rincones y tal es la popularidad que el indio cacique Cumbay prefiere ir a conocerlo. Y este lo identifica como rey bárbaro.

En 1813, Potosí atestigua el encuentro de dos grandes figuras de la época, el cacique chiriguano Cumbay visita al Gral. Belgrano[6]; lo cual dio origen a dos versiones y muchos comentarios al respecto, el uno representa al país de los indios chiriguanos y el otro a la naciente república Argentina, ambos con un mismo objetivos de acabar con la colonia y poner fin al dominio de español, cada uno con intereses diferentes y un mismo objetivo acabar con los invasores carai en la cordillera de los chiriguanos y, los patriotas, consolidar la independencia para de esa manera tener el control económico y político de la región.

La primera versión indica que la recepción fue muy buena y con un desprendimiento de ambos. Belgrano le recibe como a un ilustre visitante y con toda la algarabía de la ciudad como a un rey salvaje. La estadía en Potosí es de muy buen convencimiento y Belgrano hace un obsequio de diamante para el agujero de su tembetá y Cumbay le ofrece apoyo en el proyecto independentista con 2.000 kereimbas o guerreros.

La otra versión es menos favorable al líder ingreño, un indio sin cultura y menos modesto, nadie le prestó atención y se fue sin que nadie se diese cuenta. Cumbay provenía de un territorio escarpado y sin camino y sus soldados eran diestros en ese tipo de geografía, cumplió con su compromiso en 1814 ya que se encontraba combatiendo al lado de los guerrilleros de charcas: grupos personales de indios combatieron entre sí en una guerra de sangre y fuego, durante los años de 1789 y 1809 mientras que la sede de la Plata y de La Paz se pronuncian contra la metrópoli napoleónica.

Sin duda, los realistas tenían como representante a Caraypita. No faltó entre los chiriguanos, que fueron partidarios junto con los realistas, un tubicha cuyo nombre se perdió en la noche del olvido que combatió con su gente contra Mercado a órdenes del realista Lorenzo Aguilera y perdió la vida al lado de éste como un buen soldado valiente, consecuente y leal.

Cumbay apoya el proyecto de los patriotas y participa al lado de los montoneros sureños. De ese modo el tesoro departamental de Tarija les designa a él y a su descendiente un sueldo de 300 pesos bolivianos anuales.

Cumbay se arroga la representación de otros grupos locales y lo único que plantea es la libertad de su espacio geográfico y replantea un nuevo acuerdo con el mundo blanco, con esperanza de sacar a los ganaderos de su territorios; es clara que la interacción Chiriguana en la emancipación charqueña le ponía en situaciones de elegir el respeto de su integridad territorial y étnica. Cumbay esperaba liberarse de su enemigo con su nuevo aliado, el cual respetaría su modo de vivencia y esto fue un sueño frustrado ya que la república no cambió en nada más bien entró con mayor sagacidad y fue mayor el despojo de las tierras[7], el mismo Andrés de Santa Cruz siendo de madre indígena, no ayudó en nada, más bien lo desgració. La cordillera Chiriguana no dejó de formar en ningún momento un territorio autónomo de republiqueta, sino más bien fue un apoyo para deshacerse de las presiones que desde siempre ha buscado usurpar su territorio. A diez años de la usurpación territorial fratricida de los carai con el aval de la república surge un descontento y búsqueda de nuevos liderazgos sociales, surge otra figura chiriguano que trata de aglutinarlos con un mismo ideario y se arriman a la parcialidad del Tubicha Caripe irrumpiendo a la orden de este líder sobre los puestos ganaderos a la margen izquierdo del río Parapetí.

“Kumbay (o Cumbay como figura en varios relatos) fue un indígena guaraní que peleó en la guerra de la Independencia con notable valor, destacándose por su liderazgo al mando de más de dos mil hombres. En seis oportunidades atacó al fuerte San Miguel de Membiray, ubicado en la ribera norte del río Parapetí, en las cercanías de la actual población de Choreti, donde a la sazón se encontraban atrincheradas fuerzas realistas. Normalmente Kumbay evitaba tener contacto con las áreas urbanas, manteniendo su aureola enigmática, sin embargo en una oportunidad viajó con sus hombres hasta Potosí, para tener un encuentro con el Gral. Manuel Belgrano, quien lo recibió con honores militares reconociéndolo como general de las fuerzas indígenas que luchaban en esta parte de América”. Cabe señalar que el Fuerte de Membiray (o Membirai) era grande y bastante poblado, pues se habían hecho todos los esfuerzos para ello. En marzo de 1824 el cura Lorenzo Ramos decía: “Bien saben los señores cruceños que el enemigo tienen al Sur; i aún por eso el Señor Intendente Viezma consiguió licencia de la superioridad para el fuerte de Membirai en donde se consumió un dineral para tener a cubierto a Santa Cruz y sus Misiones…” A ello hay que agregarle los gastos realizados por la familia Salvatierra a favor de la Misión. Fue el pueblo más grande hallado en tiempos de Bernardino de Nino, unido al de Choreti. Mario Gutiérrez en 1961 afirmaba que “en su territorio están las ruinas del célebre fuerte”. (GANDARILLA GUARDIA 2010:20-21)

En el extenso relato sobre sus servicios a la patria, escrito poco antes de su muerte y dolido por la falta de reconocimiento militar y apoyo, Padilla describe detalladamente todas las campañas militares en las que participó entre 1809 y 1815. Dentro de sus fuerzas tenía indios de honda, fusileros, indios flecheros chiriguanos, caballería e infantería. En cada batalla señala la participación de los distintos grupos, entre los que se destaca su relación con Cumbay, cacique chiriguano. Con éste Padilla tuvo diferentes tratos, desde la solicitud de protección para él y su gente, hasta las negociaciones para la participación de los indios flecheros junto con sus tropas. Cumbay decidía sobre estos temas y además sobre el papel de sus flecheros en los enfrentamientos. La relación con Cumbay era muy importante, entre otras cosas, porque Padilla y los caudillos que peleaban en la frontera con el Chaco actuaban en un espacio que podía ser alternativamente, el último refugio de la guerrilla como también el de los indios de guerra que cada tanto entraban desde el Chaco a los territorios cristianos. Padilla tuvo que ir más de una vez a negociar con chaqueños su regreso al monte para poder dedicarse a pelear con los realistas.

Quizás lo más interesante de las descripciones de este caudillo es que la composición de sus propias tropas no difería demasiado de la de sus enemigos. En los dos grupos que se enfrentan había indios[8], caballería, infantería, y se utilizaban las mismas armas. Los jefes enemigos eran, con frecuencia, sus pares sociales. La única diferencia que notamos es que Padilla en ningún momento indica que los realistas contaran, como él, con los chiriguanos. Sin embargo Güemes denunciaba en sus partes la participación de indios del Chaco en el ejército colonial Español.

Fragmento Oficio de Fenaxdez de la Cruz al Director. Julio 9 de 1814. Por los partes del comandante Güemes he sabido con disgustos, que asociado al enemigo con algunos indios del Chaco, tuvo la bárbara complacencia de degollar en el Río del Valle, nueve mujeres y algunas criaturas. (GÜEMES 1979:127)

Los chiriguanos estuvieron con los patriotas, apoyaron activamente a los sureños, si bien no todos pero la mayoría se identificaron con ellos por el problema de los atropellos acometidos por los españoles durante toda la colonia; si bien fue más un resentimiento común hacia los blancos, al darse una suerte de guerra entre blancos, se creía que los que estaban en contra de los administradores de la corona, los criollos, respetarían una alianza y que les ayudarían a deshacerse de los avasalladores de sus tierras: esto no se dio[9].

LAS MISIONES FRANCISCANAS EN EL CHACO TARIJEÑO DURANTE LOS AÑOS DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA.

En mayo de 1811 los indios ya no asistían al rezo, se resistían al trabajo, cuasi no permanecían en la reducción, pasando ya en la inmediata Oran, ya en los bosques comarcanos, la mayor parte del año en borracheras y bribonerías (Corrado 1884: 284-285). La presencia de los misioneros se había hecho completamente inútil allí, y necesaria por otra parte en el colegio que iba escaseando de sujetos, porque varios habían muerto y ningún reemplazo desde 10 años le había llegado, a causa de los trastornos de España[10].

Había llegado pues el tiempo no solo oportuno, sino perentorio de dejar aquellas irreducibles familias. A cuatro de febrero de 1813 el P. Guardián, Fray Andrés Caro, oficiaba al gobernador intendente de Salta, suplicándole encarecidamente y por Dios se sirviese mandar quien se hiciese cargo de la misión y de todos sus haberes, u ordenar que el Sr. Cura de Oran con acuerdo del Sr. Provisor se hiciese cargo de ella (Ídem. 285).

Al mismo tiempo que este oficio llegaba a Salta, entraba en ella victorioso el ejército de las Provincias Unidas del Río de la Plata (21 de febrero de 1813); se trastornaba la cosa pública, se interceptaban los caminos, se cortaban las comunicaciones. No extrañamos pues, si no hemos podido hallar las contestación de aquella nota e ignoramos por consiguiente su resultado: solo sabemos que por disposición del nuevo Gobierno de P. José M. Hoyos continuó en gobernar definitivamente suprimida por el gobernador Martín de Güemes. Más aquella era ya una misión puramente nominal, en la que no ejercía acción alguna ni podía ejercerla este Colegio, el cual desde el 1813 la había borrado del catálogo de sus misiones.

En tanto rugía ya furiosa la tormenta, que destinada a establecer en el mundo de Colon un nuevo orden de cosas, debía necesariamente ocasionar desórdenes y trastornos. Nuestro colegio y sus misiones habían empezado ya a sufrir las dolorosas influencias de la revolución. El guardián se había visto en la precisión de fugarse para salvar compromisos; el Procurador de misiones, residente en la villa de la Laguna, obligado a marchar de capellán con el ejercito real, había quedado prisionero en la descalabrada acción de Tucumán y sido llevado preso a Buenos Aires; los dos conversores de Centa, arrestados por falsas sospechas políticas en su misión, habían sido conducidos a Salta y puestos en la cárcel; la paz de las misiones se había visto turbada con enganchamientos de indios y contribuciones forzosas: en una palabra, amenazas por todas partes y terrores. En medio de tantos vaivenes nuestros misioneros permanecían constantes en su ministerio, fieles a sus deberes, leales a sus juramentos, enseñando por palabra y por ejemplo a sus neófitos la sujeción y obediencia a las autoridades constituidas. Y nuestros neófitos escuchaban dóciles y seguían los consejos de sus maestros; de modo que, al espirar el año de 1812, el prefecto de misiones podía escribir con una especie de complacencia y casi de orgullo al Gobierno de Santa Cruz de la Sierra: Lo más notable y digno de admiración en nuestras misiones es la grande adhesión de nuestros neófitos a la justa causa, por la que han peleado hasta morir más de veinte en su defensa. Lo segundo, constancia de sus PP. Conversores en medio de tanta revolución. (Ídem. 286)


CUADRO 1
ESTADO ABREVIADO DE LAS VEINTE REDUCCIONES, QUE ESTÁN AL CARGO DE NUESTRO COLEGIO DE TARIJA1.
FRONTERA DE TARIJA
FRONTERA DE SAUCES
CORDILLERA EN SANTA CRUZ
1. Salinas
3. Acero
7.  Pirai
2. Itaú
4. Tayarenda
8.  Florida

5. Iti
9.  Cabezas

6. Tapera
10. Abapo


11. Mazavi


12. Igmirí


13. Tacurú


14. Zaypurú


15. Tapuitá


16. Tacuaremboti


17. Igüirapucuti


18. Pirití


19. Obaig


20. Parapití
1 Según el Fr. Bernardo Duran, 13 de Septiembre de 1813. Citado por CORRADO, Alejandro. El Colegio Franciscano de Tarija y sus Misiones. Noticias Históricas recogidas por dos misioneros del mismo Colegio. Quaracchi, cerca de Florencia. Tipografía del Colegio de S. Buenaventura. 1884.

Las tropas de Belgrano, vencedoras en salta, ocupando las provincias del Alto Perú habían penetrado, en septiembre de 1813, hasta las misiones de Acero, Iti, Tayrenda y Tapera, situadas en la de Tomina, y, sin más motivo que el de desfogar su saña contra los españoles, habían capturado afrentosamente a los seis padres que las servían. Por la misma causa y al mismo tiempo apresaron en la Laguna al P. Domingo Andrés, que de su misión del Pirai se venía a este Colegio a la celebración del Capítulo. Los siete fueron llevados presos al Tucumán. Seis años después, el procurador del colegio, oficiando al Virrey Pezuela, lamentaba los trabajos, necesidades y hambres que habían tenido que sufrir estas desgraciadas víctimas de la revolución (a quienes se despojo hasta del breviario); y añadía con dolor que se ignoraba en donde los tuviesen o si existiesen. Al pasar por Jujuy los siete presos, el síndico franciscano residente en aquella ciudad los socorrió con cien pesos en nombre del colegio. (Ídem. 288)

No habían pasado aun cinco meses, y las catorce misiones de la provincia Cordillera dejaban también de existir. Sabemos que sus indígenas, fieles a los consejos de sus doctrineros, se adherían a la causa del rey; y tenemos datos para afirmar que fueron enviados por los padres a auxiliar al General Blanco en los encuentros, que en los primeros días de febrero de 1814 tuvo en Vallegrande con Arenales. Derrotado este y refugiándose a Santa Cruz, el gobernador por la patria de esta ciudad, D. Ignacio Warnes, no tanto en venganza, sino para condescender con las instancias de algunos, que bajo la capa de un ardiente patriotismo encubrían el hambre que los devoraba de los benes de as misiones, envió unas partidas a las indicadas misiones para prender a los catorce Padres que las servían y a su Prefecto. De este modo, a mediados del referido mes, los numerosos neófitos de aquellas misiones quedaban huérfanos de sus padres, los cuales eran llevados presos a Santa Cruz y detenidos en Chanés y en otros puntos de aquella campaña.

Los emisarios de Warnes al tomar la misión del Pirai después de ultrajado con baldones y groseras palabras al conversor de aquella misión Fr. Lorenzo Ramo de 64 años, lo echaron como vil carga encima de una acémila enalbardada, y atándolo por los pies se lo llevaron. (Ídem. 289) El gobierno de Buenos Aires reprobó el procedimiento de Warnes, y lo reconvino por el arresto de los misioneros.

Las misiones fueron entregadas al pillaje. Todo fue saqueado, hasta los muebles más insignificantes: apenas se perdonó a algunas alhajas de las iglesias. Estas, poco después fueron quemadas casi todas. El incendio de la mayor parte de las iglesias y casas sucedió cuando el General Realista Aguilera, persiguiendo al valiente patriota Coronel Mercado, entró a la Cordillera. Principal autor de esta destrucción fue Pedro Guariyu, neófito o mejor apostata de la misión de Mazavi, enemigo acérrimo de los misioneros a cuya captura había voluntariamente cooperado, asociándose a los satélites de Warnes. Quedaron así destruidas las habitaciones de los padres, las escuelas, los almacenes, las oficinas. Los cañaverales y algodonales arrasados; los ganados consumidos. De algunas campanas se hicieron pailas: las piezas del hermoso reloj de Abapo fueron convertidas en lanzas, sus pesas en balas.

Cuando pues llegó la noticia de que el ejército de Buenos Aires al mando de Rondeau avanzaba hacía estas provincias, nuestros misioneros no se consideraron ya seguros en este Colegio; y á principios de Marzo de 1815 se vieron obligados a refugiarse al amparo del ejército real, que estaba acampado entonces en Cotagaita, y poco después a seguirle en su retirada a Oruro. Desde allí se recogieron a nuestro Colegio de Moquegua.

Otros cuatro se hallaban en las misiones de Salinas e Itaú, únicas que se habían salvado hasta entonces de la destrucción, aunque no de grandes quiebras. Cuando las tropas del Rey ocupaban la plaza de Tarija, las de la patria se guarecían en sus fronteras, y entonces los haberes de aquellas dos misiones quedaban expuestos a su voracidad, y los conversores a su odio y maltratamientos. El ganado de Itaú quedó totalmente consumido; del de Salinas poquísimo restaba. Sin embargo, el afecto que D. Francisco de Uriondo uno de los caudillos de los patriotas de la frontera conservaba a nuestros misioneros, había impedido la destrucción completa de aquellos establecimientos.

El 14 de julio de 1818, el Brigadier Canterac con unos 800 hombres se dirigía a esta frontera para desanidar de ella a los patriotas, o como se apellidaban en aquellos tiempos, a los gauchos. Derrotados estos en la Cuesta de la Soledad y perseguidos por el Coronel realista Vigil, se replegaron hacía la misión de Itaú. Allí, el 25 de julio de 1818, un oficial con seis hombres armados se presentó al P. conversor principal Fr. Saturio Ruiz, intimidándole arresto. Pocos momentos después, lo sacaban preso de aquella misión, que con 22 años de sufrimientos y trabajos había maravillosamente adelantado, sosteniendola contra los repetidos ataques de los salvajes comarcanos, conjurados en destruirla. Luego lo llevaron a Oran, y allí estuvo preso tres años. Antes de esto ya dos veces había sido arrestado en su misión: Y otras tres, se le había intimado orden para marchar preso a Salta, y la una de ellas a pie, aquellas ordenes no se ejecutaron gracias al Sr. Uriondo. (Ídem. 295)

Más aquello que no había podido lograr hasta entonces la ferocidad de los hijos de los bosques, estaba en vísperas de realizarse por el furor loco de unos, que se preciaban de ser los fieles sostenedores del rey católico.

Al día siguiente (26 de julio) llegaron las tropas del mando del Coronel Vigil. Preguntó el oficial por su paisano el P. Ruiz, y le contestó el P. Buenaventura Gonzales (que era el segundo conversor, á quien los patriotas había dejado libre), que el día antes se lo habían llevado preso los gauchos. Le intimó orden de salir preso á la media hora, y le encerraron con guardia en el cuarto. Empezó el saqueo de la casa habitación de los Padres; incendiaron el pueblo de los indios y todas las casas de los pobladores con sus maíces, con todos los horrores de un saqueo. Le he preguntado si saquearon la iglesia, y no sabe dar razón (el P. Gonzales); pues no se le permitió dar más pasos, que del cuarto donde estuvo preso hasta el patio, en donde le hicieron cabalgar en un asno o pollino, sin otro viático que dos sabanillas de bayeta blanca, una frezada con un ponchito blanco, sombrero, breviario y dos paños menores. En esta forma, lleno de amargura, aflicción y sentimiento, considerando por una parte su inocencia, por otra la burla y desprecio con que se veía tratado de unas tropas del más religioso y piadoso de los monarcas, sin más delito que hallarse en su misión desempeñando las obligaciones de la religión, del soberano y de la obediencia, llegó al campamento, donde el coronel Vigil le trató con una altanería y orgullo muy indecente, diciéndole, sin dejarle hablar, que su inocencia la justificase ante el Sr. General.

En la primera noche le robaron la vil cabalgadura; y como era de la misión reclamó por el pollino; pero no fue oído. Le franquearon, viéndole en aquel estado (después de insultarlo caminase á pié, que así andaba S. Francisco), una yegua débil y matada. Ensilló con la frezada de la cama; pues, las caronas, botines y espuelas también se las robaron; y sin otra cabalgadura caminó siete días, la mayor parte á pie y descalzo. Y aunque á los tres días y medio después que lo sacaron de la misión, llegó donde estaba el Sr. General, por ser de un genio muy tímido y corto no se atrevió á presentarse. Á los dos días se animó á verlo; y se vio tratado con el mayor desentono y gritería, como si fuese un reo de la mayor consideración: y sin hallar oídos para su defensa, se retiró con las más sensible amargura al lugar que tenía asignado, que era entre los prisioneros de guerra. Entre ellos llegó hasta la portería de este colegio, donde le hizo entrar, viéndole en el más deplorable estado.

No tomo sentimiento por los ultrajes, burlas irrisiones y desprecios con que se le ha tratado; pues, la religión nos enseña á sacrificarlo en las aras de la cruz: pero penetra hasta lo más profundo de mi corazón el considerar que las tropas del mas religioso monarca no hayan tenido consideración al carácter sacerdotal, ni al hábito religioso, ni al paisanaje, ni á la humildad, paciencia, sumisión, sufrimiento y silencio del pobre P. misionero. Esto es, mi Sr. General, lo que me confunde y abisma; pues, hasta los corazones más selváticos prestan algún homenaje y respeto á la virtud, y alguna piedad y compasión á la infelicidad y miseria.

Por no faltar en un ápice á la verdad, no puedo menos de confesar á V. S. que hubo un oficial, el teniente de artillería d. Diego Aredondo, único, en quien los derechos de la humanidad y religión excitaron los sentimientos de compasión y caridad. No he podido menos de salir á buscarle, para tributarle en nombre de este colegio las mas rendidas gracias por las demostraciones de sensibilidad, que manifestó á uno de sus individuos. Y también se las doy á V. S. con toda esta corta Comunidad, de que en esta división de 800 hombres (dicen) que entró á la frontera, tenga un oficial adornado de los sentimientos de religión y piedad, que tanto caracterizan á V. S..

El teniente coronel Barandalla comisionado para prender al P. Conversor, saquear e incendiar la misión, podía haber tomado de los enemigos lecciones de la humanidad, veneración y respeto con que deben ser tratados los sacerdotes; pues, el oficial de los gauchos no permitió se hiciese robo alguno, y proporciono animales para conducir al P. Ruiz con alguna comodidad. Pero, lo contrario sucedió con las tropas de su mando; pues, se abalanzaron como lobos hambrientos á cuanto había en la casa de los Padres. Algunos muebles del uso de estos, y algunas herramientas de carpintería, aunque las vio el P. Gonzales en poder de los soldados, ni lo reclamó en el camino, ni yo aquí tampoco, por conocer distante la justicia.

Ya el Coronel Vigil ha satisfecho parte de sus deseos, con la total ruina y destrucción de la misión de Itaú; y si no se han completado, trayéndose prisioneros (como me aseguró) á los que están en la misión de Salinas, y arruinando cuanto hay en ella, fue por haber tomado la dirección de otro camino: pero, dentro de diez y ocho días espera verificarlo, no siendo otras sus miras que destruir estas dos misiones, únicas que conservaba este Colegio. P. Benito Izquierdo. Presentación al General La Serna, fechada en 12 de agosto de 1818. (Diecisiete días después del hecho). (Ídem. 295-299)

En 1825, fecha del desmantelamiento de la Audiencia de Charcas y de la independencia de Bolivia, el país se extiende al sur, hasta el río Bermejo. En los decenios que siguen, la frontera imprecisa remonta poco a poco y se fija con respecto al trazado actual común con Argentina y al departamento de Tarija, en 1859. (Souchaud/Martín 2007:71)

EL CHACO TARIJEÑO EN LA GUERRA DE INDEPENDENCIA.

En el escenario generalizado de la guerra en todos los territorios coloniales, en ese sentido es evidente que también el Chaco fue parte del teatro de operaciones de la guerra de independencia, en una carta fechada en Tupiza, en noviembre 10 de 1810. Juan José Castelli, informa sobre la posible fuga hacia el Chaco de una parte del derrotado ejército español.

No dudo del éxito feliz de esta disposición cuando está a cargo del capitán Guemes (uno de los oficiales de las provincias incorporados al ejército) y manda tropas tarijeñas que son superiores. La ocurrencia posterior a este paso en el parlamento de Córdoba ayer mismo, me ha hecho conocer la importancia de aquella medida; pues fugando Nieto de Cotagaita con su tesoro, tropa de la que quedó allí y diez piezas de artillería, puede que su dirección sea de Cinti por donde puede tomar al Chaco y atravesar a la frontera del Brasil o al Paraguay, respecto a estarle tomados los caminos del Alto Perú. (Güemes 1979:281-282).

A su vez se realizan diversas acciones militares a lo largo del año de 1817 en contra de los indígenas del Chaco, por parte de las fuerzas patriotas. Tal como lo describe Belgrano en una carta fechada en Tucumán el 26 de septiembre de 1817 dirigida a Güemes.

Ud. no se acuerda de lo que hablamos acerca del pensamiento de la expedición contra los indios, y con este motivo de los fuertes en el Chaco, y navegación del Bermejo, única capaz de poner a esa provincia en el estado de mayor prosperidad; el gobierno no ha destinado al compañero Arenales para jefe de ella, haciendose cargo de las fuerzas de Córdoba, Santa Fe, y Santiago; veremos lo que nos dirá S.E. en la materia y Ud. me anunciará los medios que crea conducentes para contribuir a un plan tan útil, con que además de conseguir caballos y otros objetos pueda Ud. entretener su gente, y dándoles propiedades adquirir riqueza real para la provincia, y el aumento de su población. (Güemes 1980:39)

Fragmento Carta de Güemes a Belgrano en marzo de 1817
Rojas no habrá podido contestar, porque sigue hostilizando a Olañeta y seguramente le ha de hacer alguna rotura; el muchacho, es tan vivo, como intrépido. También entregaré, o despacharé los títulos a los agraciados. Portal que está aquí, ya recibió el suyo; éste ha traído los prisioneros de Humahuaca, a excepción de los oficiales, a quienes consultando la seguridad, los ha internado Arias al Chaco adentro, a un lugar que llaman Santa Rosa. Esta medida la tomó, porla entrada de Olañeta a Orán y por la dirección de Marquiegui a Santa Bárbara. Están seguros, no hay cuidado: ellos vendrán a su tiempo.
Todo cuanto papel ha venido relativo a los triunfos de Chile, se ha introducido en Jujuy. Van produciendo, sus efectos y lo mejor es que aumentan la rivalidad entre americanos y gallegos. Estos van de capa caída y si Madrid se apura un poco, temblarán sin remedio y correrán hasta el otro lado del Chaco. (Güemes 1980:210-211)

Celebro que Portal saliese felizmente de su empresa de traer a los prisioneros de Humahuaca y que Arias haya asegurado a los oficiales tan bien como Ud. me dice: que prueben del Chaco esos canallas. (Güemes 1980:219)

CONCLUSIÓN.

El Chaco constituyo una región de combates, como también el último refugio para los patriotas tarijeños para 1818 se desarrollan varias acciones militares en la región del Chaco Tarijeño en lugares como Caraparí e Itaú.

El coronel Vigil hizo una correría desde Tarija á Salinas y misiones de San Luis y de Itau en abril, dehaciendo ventajosamente los grupos que acaudillaban los hermanos Uriondos y Rojas, tomándoles algunas armas, prisioneros y bastante ganado. En el mes de julio salió Canterac con una expedición para la provincia de Tarija á fin de no dar respiro a los caudillos que la molestaban, y se dirigió inmediatamente á las Salinas y las Misiones por el valle y fuerte de San Luis, donde nuestros Cazadores á caballo cargaron y dispersaron á Uriondo, cogiéndole algunos prisioners y ganado. Marchó el grueso de la expedición por el fuerte de Santiago á las Misiones, noticiosos de la derrota de Espinosa y de la dirección de Poveda, ya no pudieron ser alcanzados por mas de que este valiente oficial redobló sus jornadas desde antes de Chiquiaca, reuniendose en las Misiones con el grueso de la expedicion el 20 de julio. Al siguiente dia partió el coronel Vigil con la mitad de la fuerza del brigadier Canterac conra los caudillos Sanchez, Rojas y otros hacia Carapari e Itau, y habiendo conseguido alcanzarlos en dichos puntos los derrotó del modo mas decidido, causándoles mucha pérdida entre muertos y prisioneros. A principios del mismo diciembre hizo el coronel Vigil nueva expedicion á las Salinas desde Tarija, en la que, despues de haber sostenido diferentes choques con los caudillos Uriondo, Fernandez y Tejada, logró que aquellos pueblos reconociesen al gobierno legítimo, entregándole como donativo voluntario 400 cabezas de ganado vacuno y 80 caballos y mulas. Logró tambien hacer prisionero al capitan D. Manuel Uriondo, hermano del gobernador intruso y un artillero, consiguiendo en fin que de los dragones de este caudillo se le pasasen un oficial, dos sargentos y un soldado todos armados, y que los indios chirihuanos se declarasen en favor de la causa española, negocio de grande importancia.
El brigadier Olañeta hizo en el mismo diciembre un movimiento sobre las fronteras de Tarija, y alcanzó en el rio Bermejo al caudillo Peralta que inquietaba algunos pueblos: el resultado fué batir la partida de este enemigo que quedó muerto en el choque, y en poder de Olañeta 12 prisioneros, 43 fusiles y algunas caballerias. Tan activa era la guerra que se sostenia en el alto Perú, pero  la fortuna de nuestras armas, aunque en pequeños encuentros, no solo iba adelantado en la pacificación, de que tanta necesidad tenian sus combatidos y exhaustos pueblos, sino que aseguraba la paz y tranquilidad de que gozaba todo el vasto virreinato de Lima. El ejército de operaciones que procuraba reemplazar sus bajas, y que cada dia mejoraba su instruccion y la brillantez de su estado, poco tenia que temer por su frente, porque las provincias insurrecionadas del antiguo vireinato de Buenos-Aires no se hallaban en disposicion de poner en campaña un ejército que, con probabilidad de buen éxito, pudiera disputar al nuestro la superioridad que poseia. (García Camba 1846: 286-289)

BIBLIOGRAFÍA.

1.    AYAVIRI CHOQUE, Hodis Gilberto. Soy muy hombre o soy hombre por excelencia Cacique Cumbay. Museo Nacional de Etnografía y Folklore. Bolivia. 2008
2.    CORRADO, Alejandro. El Colegio Franciscano de Tarija y sus Misiones. Noticias Históricas recogidas por dos misioneros del mismo Colegio. Quaracchi, cerca de Florencia. Tipografía del Colegio de S. Buenaventura. 1884.
3.    DALENCE, José María. Bosquejo Estadístico de Bolivia. Imprenta de Sucre. Sucre, Bolivia. 1851
4.    GARCÍA CAMBA, Andrés. Memorias para la historia de las Armas Españolas en el Perú. Tomo I. Sociedad Tipográfica de Hortelano V Compañía. Madrid. 1846.
5.    GARCÍA CAMBA, Andrés. Memorias para la historia de las Armas Españolas en el Perú. Tomo II. Establecimiento Tipográfico de D. Benito Hortelano. Madrid. 1846.
6.    GANDARILLA GUARDIA, Nino. Desenredando la independencia de Santa Cruz y sus provincias (1805-1841). Cuarta Edición. Centro de Estudios Nacionales. Santa Cruz de la Sierra. 2010
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8.    GÜEMES, Luis. Güemes Documentado. Tomo I. Editorial Plus Ultra. Ronaldo J. Pellegrini Impresiones. Buenos Aires, Argentina. Agosto, 1979
9.    GÜEMES, Luis. Güemes Documentado. Tomo II. Editorial Plus Ultra. Ronaldo J. Pellegrini Impresiones. Buenos Aires, Argentina. Octubre, 1979
10.  GÜEMES, Luis. Güemes Documentado. Tomo V. Editorial Plus Ultra. Ronaldo J. Pellegrini Impresiones. Buenos Aires, Argentina. Junio, 1980
11.  GÜEMES, Luis. Güemes Documentado. Epistolario. Tomo VI. Editorial Plus Ultra. Ronaldo J. Pellegrini Impresiones. Buenos Aires, Argentina. Diciembre, 1980
12.  MINUTOLO DE ORSI, Cristina. Belgrano y las Heroínas de la Coronilla.
13.  OPORTO ORDÓÑEZ, Luis. 1809-1825 indios y mujeres en las luchas independentistas. Archipiélago. Amerindia. Instituto Indigenista Interamericano. Organismo Especializado de la OEA. 2009
14.  SOUCHAUD, Sylvain/MARTIN, Ceydric. Yacuiba: un islote de la mundialización en el Chaco Boliviano. Movilidad y procesos migratorios en el espacio de frontera argentino-boliviana. Institut de Recherche pour le Développement IRD. Universidad Autónoma Juan Misael Saracho UAJMS. Editorial CEA - UNC. Unidad Ejecutora del CONICET. Editorial Copiar. Córdoba, Argentina. Octubre de 2007


[1] La Ley Nro. 2929 de 15 de Diciembre de 2004 declara al Líder Indígena Guaraní Cumbay, Héroe Nacional por su lucha en la guerra de la Independencia. Reconociendo en forma póstuma el grado de General al Líder Guaraní Cumbay en mérito al aporte realizado con sus tropas Guaraníes en la lucha emancipadora.
[2] “…En 1776 la Corona de España, en poder de los Borbones, impuso un nuevo Sistema Económico Colonial, caracterizado por la imposición del régimen de Intendencias de Provincia y de Ejército, dando fin al viejo Estado Imperial Español diseñado por el Virrey Francisco de Toledo…” Oporto Ordóñez, Luis. 1809-1825 indios y mujeres en las luchas independentistas. Instituto Indigenista Interamericano. Organismo Especializado de la OEA. 2009
[3] El problema es la tierra; y los blancos criollos ganaderos necesitan controlar los puntos estratégicos para el pastoreo del ganado vacuno, mientras que los indios necesitan las tierras para cultivarlas en la producción de maíz, a esto se llama la colonización con Vacas vs. Maíz. Ayaviri Choque, Hodis Gilberto. Soy muy hombre o soy hombre por excelencia Cacique Cumbay. Museo Nacional de Etnografía y Folklore. Bolivia. 2008
[4] Cumbay, el diplomático guaraní, cuyo verdadero nombre es “Mandiotetimbiaja”, el Mburubicha Guasu; capitán grande de los chiriguanos del Ingre, que etimológicamente podría traducirse como: “Cumbay Co Che”; “Soy muy hombre o soy hombre por excelencia”. Ayaviri Choque, Hodis Gilberto. Soy muy hombre o soy hombre por excelencia Cacique Cumbay. Museo Nacional de Etnografía y Folklore. Bolivia. 2008
[5] Ayaviri Choque, Hodis Gilberto. Soy muy hombre o soy hombre por excelencia Cacique Cumbay. Museo Nacional de Etnografía y Folklore. Bolivia. 2008
[6] En la región del Chaco Boreal, se destacó el célebre cacique Cumbay, quien se inclinó por la revolución apoyando a los patriotas de la zona de Santa Cruz de la Sierra. Cumbay quiso entrevistarse con Belgrano y se dirigió a Potosí, con dos hijos menores, un intérprete y una escolta de 20 flecheros con karjax a la espalda,
el arco en la mano izquierda y una flecha envenenada en la derecha. Al avistar a Belgrano echó pie a tierra
y mirándole con atención le hizo decir a su intérprete que no lo habían engañado, que era muy lindo, y que según su cara debía ser su corazón. Ambos pasaron frente a la artillería, desfilando a caballo. El indio había recibido un caballo blanco ricamente enjaezado y con herraduras de plata regalados por Belgrano. Cumbay ofreció a éste 2.000 indios de pelea para luchar contra los españoles a favor de la causa patriota. Pág. 10 Minutolo de Orsi, Cristina. Belgrano y las Heroínas de la Coronilla.
[7] Pág. 20 – 21 Nadie ha nacido esclavo en Bolivia desde el 6 de agosto de 1825, y está prohibida la introducción de esclavos en su territorio. Dalence, José María. Bosquejo Estadístico de Bolivia. Imprenta de Sucre. Sucre, Bolivia. 1851
[8] Los indios eran utilizados principalmente como fuerzas de choque, como espías y saboteadores y como baqueanos. Con frecuencia eran enviados para espiar camuflados en su propio papel: como vendedores de pan, pastores o mitayos. Había indios que participaban en la guerra, obligados, otros que no se involucraban en absoluto, algunos eran realistas, otros patriotas, otros negociaron su participación: los “indios” no eran una masa homogénea. Hasta aquí nos hemos referido, principalmente, a aquellos que participaron de un modo u otro en la guerra. Hubo, además, otro conjunto distinguible dentro de esta aparente masa de “los indios: aquellos que no participaron de la guerra sino que la padecieron en forma de levas, tributos, obligaciones de abastecimiento, etc. Gil Montero, Raquel. Las guerras de independencia en los andes meridionales. Memoria Americana. Nro. 14. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Enero/Diciembre 2006
[9] 1825 marca el fin de la colonia y el nacimiento de una nueva república, se espera y se producen transformaciones económicas, sociales y políticas administrativas, esto marca un ausentismo en el Chaco, puesto que no repercutió nada favorable en la cordillera de los chiriguanos. Es así que en 1825 Bolívar, como primer presidente de la naciente república, decretó la distribución de las tierras según fuesen sus necesidades de ellas, pero este famoso decreto no pudo traspasar la cordillera de los chiriguano, fue clara la alianza anterior entre los sectores sociales que llevaron adelante este proceso de independencia; los patriotas debían otorgar premios, y recompensas a quienes habían luchado por la patria y que esto correspondía la concesión de tierras que la momento estuvieran baldías. La república empezó con más avasallamiento, se dio un expolio abrumador y se dio con más fuerza la continuidad de la llamada “colonización con vacas”. Esta vez se entregó las tierras de los indios a quienes habían peleado por la independencia, pero esta vez venían con instrumento diferente: despojos legales por las autoridades estatales. El resultado fue mayores abusos, atropellos, no se dejaron esperar las intromisiones internas; surge un nuevo personaje que estuvo casi ausente durante la colonia: el mestizo o Ava-Carai, desequilibrio social, esto marca la fractura de esa unidad étnica Chiriguana y empieza la pérdida gradual de su espíritu tribal que durante todo su pasado le identificó como valientes guerreros. Ayaviri Choque, Hodis Gilberto. Soy muy hombre o soy hombre por excelencia Cacique Cumbay. Museo Nacional de Etnografía y Folklore. Bolivia. 2008
[10]La etapa comprendida entre 1808 y 1814, marco cronológico de la guerra de la Independencia contra Francia y arranque convencional de la contemporaneidad española, se caracteriza por su permanente inestabilidad y los desequilibrios internos derivados del conflicto bélico y del poder bicéfalo existente en la península: por un lado, la solución oficial napoleónica que desde la aludida legitimidad coloca a José Bonaparte, hermano de Napoleón, en el trono de España, y por otro, el movimiento de las Juntas de resistencia aclamado por el pueblo y expandido por el reino hasta su consumación en las Cortes de Cádiz, símbolo de la resistencia nacional. Allí se irá fraguando, a partir de 1810, una importante reforma política, cuyo fruto más granado fue la Constitución aprobada el 19 de marzo de 1812, primera en la historia de España y una de las primeras del mundo. Ante la sorpresa de muchos, este renqueante país mediterráneo, típico representante del Antiguo Régimen, se convirtió de la noche a la mañana en abanderado del liberalismo constitucional, con innegable proyección exterior, sobre todo en la órbita americana.

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