lunes, 4 de abril de 2022

EL PRIMER ENEMIGO DE UN YACUIBEÑO ES OTRO YACUIBEÑO

 

EL PRIMER ENEMIGO DE UN YACUIBEÑO ES OTRO YACUIBEÑO

Por José Luis Claros López (*)

"Los hermanos sean unidos porque ésa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean los devoran los de afuera", aconsejaba Martín Fierro. Los yacuibeños de antes, hicieron de aquel consejo su ley durante muchos años, por eso arrebataron al centralismo de la Capital del Departamento de Tarija, el derecho al 45% de los recursos provenientes de la renta petrolera. Los liderazgos yacuibeños de antaño, supieron construir instituciones, dejar de lado colores políticos y aspiraciones personalistas, colocando por encima de todo el bienestar de la colectividad.

Antes, Yacuiba se caracterizaba por tener un empresariado y también productores del campo, que no esperaban que las cosas mejoren por voluntad divina, sino que ponían de su parte y tomaban riesgos. Pero durante las últimas décadas, se dejaron influenciar por un conformismo que no les permite atreverse a ser visionarios y ver más allá de su tiempo. Así, como fueron sus abuelos y sus padres, generaciones emprendedoras, que construyeron desde las arenas del tiempo, agobiados por el calor soporífero y asfixiante del Chaco, la Yacuiba que hoy disfrutamos.

En los últimos años, la crisis económica golpeó fuerte a la economía local en Yacuiba, pero ninguna mala época es para siempre, los yacuibeños tienen que poder levantarse. Para lograrlo, es necesario que lo público y privado se complementen, los pocos recursos de los presupuestos públicos deben beneficiar al comercio y al empresariado local. Sí algo caracterizó, a los políticos que gobernaron Yacuiba de 2015 a 2021, fue propiciar la fuga de los recursos económicos hacía otros lugares, al privilegiar la contratación de capital humano proveniente del interior del país o beneficiar con contratos millonarios a empresarios que no tenían la intención de reinvertir sus ganancias en el Chaco. Como consecuencia, la crisis económica se profundizó, pero ahora, ver el pasado, es para corregir los errores y construir futuro para las generaciones que heredarán nuestra tierra.

Lamentablemente, Yacuiba no habría dejado de avanzar, sí no hubiera sido porque los mismos yacuibeños, decidieron ponerse zancadillas y eso está mal. Surgió el mal gobierno, producto del desinterés y apatía, de los yacuibeños que creyeron que la política era mala. Antes, nuestros abuelos estaban comprometidos con la búsqueda de soluciones a los problemas, con la voluntad de luchar por construir una Yacuiba; siempre más grande. Los yacuibeños de antes, se sabían dar la mano, se apoyaban mutuamente, marchaban juntos por las calles a la hora de protestar y luchaban codo a codo; sin rendirse hasta conquistar derechos que todavía; siguen beneficiando al pueblo. Pero en cambio, ahora el primer enemigo de un yacuibeño, es otro yacuibeño, que ve con envidia la prosperidad del vecino, que prefiere pasar de largo, antes que preguntar a su vecino sí necesita una mano.  

Hay que volver a ver la esperanza del brillo de un mundo mejor, para eso, es necesario un cambio de actitudes, la prosperidad no volverá en Yacuiba, sí no se aprende a sumar voluntades, a construir desde abajo una sociedad con más justicia social. Por eso, es importante, que los yacuibeños comprendan nuevamente, la importancia de soñar en grande. Nada se consigue, sin esfuerzo, sin sacrificios, los yacuibeños, deben dejar de lado egoísmos que no benefician a nadie. Para que Yacuiba, pueda crecer más, es necesario que los vecinos comprendan la importancia del establecer pactos de hermandad, que permitan prosperidad; para toda la comunidad. Porque al final los yacuibeños, peleándonos con otros yacuibeños ¿Qué vamos a lograr?   

(*) El autor José Luis Claros López, es Comunicador Social.


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