EN YACUIBA, ELECTORALMENTE LA VOTACIÓN DE LA
CIUDAD PESA MÁS QUE LA DEL CAMPO
Por José Luis Claros López
Durante las Elecciones Generales de los años
2014, 2019, 2020 y la Elección Subnacional de 2015, el peso electoral de los
distritos del área urbana del municipio de Yacuiba, se incrementó con relación
al área rural. En el último tiempo, mucho se dijo, acerca de la diferencia del
voto rural, que valía más que la votación urbana, etc. Pero en el caso de
Yacuiba, está cuestión es al revés.
Es evidente que Yacuiba, tiene un área urbana
pequeña, una cuña entre la serranía y quebradas fronterizas con el vecino país,
la ciudad no crece a los lados o hacía el sur, crece hacía el norte.
Justamente, hacía el área rural, en el último tiempo, se amplió la mancha
urbana, incluyendo algunas comunidades dentro del área de la influencia
citadina. En ese sentido, ahora, se podría decir que ya no existe una paridad (4
distritos urbanos y 4 distritos rurales) equilibrada. Nadie puede discutir, que
San Isidro, Lapachal Alto, La Grampa, ya dejaron de ser un mundo rural, de
parcelas agrícolas dedicadas a la ganadería o el cultivo hortícola en una
economía de subsistencia. No debemos olvidar que hacía el norte, ahora está el
Campus Universitario y los barrios que conforman la urbanización de Bella
Vista. Ósea, en resumen, sí hablamos del voto de la gente 100% del campo,
tendríamos que ir más allá, de las nuevas fronteras de la mancha urbana.
De acuerdo con los datos de la última Elección
General (octubre, 2020), en Yacuiba, los distritos rurales, representan apenas
un peso electoral del 15% y el restante 85% corresponde a los distritos urbanos.
Con una distribución de: Distrito I el 12%, Distrito II el 12%, Distrito III el
28%, Distrito IV el 16%, Distrito V el 3%, Distrito VI el 5%, Distrito VII el
7% y Distrito VIII el 17%. En el hipotético caso, que una “X” cantidad del
porcentaje de la votación del Distrito I (12%), provendría de votantes
radicados en territorio argentino, su influencia no sería decisoria en el
resultado final. Por otro lado, la votación histórica del Distrito I, desde la
Elección General de 2002, tiende a dividirse asignando un porcentaje ínfimo de
votos a otras opciones que no sean la primer y segunda fuerza en disputa.
El centro de la ciudad de Yacuiba y los
barrios más cercanos a su área de influencia, representan el 40% de la votación,
pero aquí se da un fenómeno distinto al de la zona sur (Distrito I). La
votación de los Distritos II y III, tiende a fragmentarse demasiado, esa polarización,
favorece al resultado final, para la organización política que consolida en el
Distrito I la mayoría de votos.
En la zona norte, desde 2005, los votantes del
Distrito IV, tienden a partir su inclinación entre una primer y una segunda
fuerza, dejando a las demás con ínfimos porcentajes. A su vez, la votación en
línea recta, se produce más que todo en el Distrito II, en los Distritos I y
IV, existe una tendencia favorable al voto cruzado (arriba por una opción y abajo
por otra), en los Distritos rurales la votación vuelve a ser lineal.
En contrasentido, el Distrito II a pesar de su
peso electoral, es uno de los menos representados en la composición del Concejo
Municipal, mientras el Distrito I conserva desde la Elección Subnacional de
2010 un 30% de asignación de los escaños. Eso significa, que las principales
fuerzas políticas, colocan a representantes del Distrito I, dentro de la franja
de seguridad. Lo justo, sería que cada distrito, tuviera en escaños del Concejo
Municipal, una cantidad igual, para garantizar así que los vecinos de cada
barrio tengan la misma representación. Ese, sería un tema, que debería obligatoriamente
debatirse, cuando nuevamente abordemos los yacuibeños; la cuestión de la Carta
Orgánica.
Retornando al tema de los porcentajes, sí bien
existe un peso electoral, resultante de la votación en los Recintos Electorales
existentes en cada Distrito, eso no quiere decir que todos los votantes sean
del distrito. Existe, una proporción, de votantes, que se registran para
sufragar en un Recinto Electoral, pero con el paso de los años, cambian de
domicilio, migrando hacía otros distritos o incluso al interior del país. Es
por esa razón, que muchas veces vemos, el día de la jornada de votación, a
muchos ciudadanos que se dan modos, para incluso recorrer varios kilómetros
para sufragar; todo por no actualizar sus datos en el Padrón Electoral.
Ahora bien, también existe una mayor
asimilación de “sectores económicos” y “sectores sociales”, vinculados con los
distritos. Por ejemplo: Los Distritos rurales, están más vinculados con
sectores sociales y sindicales campesinos, como también, con organizaciones
productivas. Mientras, que la representación de los Distritos urbanos, está más
ligada con representaciones gremiales, colegiadas, cívicas o comerciales.
Existe otro fenómeno, que debería estudiarse, es la cuestión de la
zonificación, por afinidad cultural, existen barrios dentro de los distritos
urbanos, donde los idiomas originarios predominantes, son aymara o el quechua.
Situación similar, sucede al ingresar al área rural, dónde los habitantes de varias
comunidades del municipio, hablan el quechua. Y no hablamos de población
migrante, sino, de ciudadanos que sí bien son nietos de migrantes, ya
corresponden a una generación nacida en el Chaco. Sin embargo, es evidente que,
durante los últimos años, se viene produciendo una migración interna dentro del
municipio. Los migrantes internos del municipio, están registrándose para
sufragar en Recintos Electorales de la ciudad, eso explicaría porque la
votación rural equivale a un 15% en el municipio de Yacuiba.
El autor José Luis Claros López, es
Comunicador Social y Escritor.