martes, 26 de febrero de 2019

“Yogur” célebre personaje yacuibeño cumplió 62 años abandonado en el asilo de ancianos


“Yogur” célebre personaje yacuibeño cumplió 62 años abandonado en el asilo de ancianos

Autor: José Luis Claros López

Postrado en una silla de ruedas y abandonado, con la tristeza de la soledad en la mirada sin recibir una muestra de afecto, el pasado 14 de febrero, cumplió 62 años el célebre personaje yacuibeño, Agustín Sosa, conocido popularmente como “Yogur”.
Agustín Sosa, nació el 14 de febrero de 1957, en comunidad rural de Sachapera (Municipio de Yacuiba), hijo natural de María Sosa (+).
Desde el pasado mes de enero, Agustín más conocido como Yogur, fue trasladado hasta el asilo de ancianos “Santa Ana y San Joaquín”, infraestructura ubicada en la zona norte de Yacuiba, lugar donde actualmente transcurre sus días, junto a otros adultos mayores que comparten la nostalgia de recuerdos de otros tiempos, esperando recibir una muestra de afecto de ocasionales visitantes, bajo el cuidado del personal de la institución.
SU HISTORIA
Según relatan varios vivientes de Yacuiba, el niño Agustín, fue acogido durante casi toda su vida por la familia Gutiérrez, propietarios del Comercial Copacabana, pero lamentablemente vivirá su última etapa de vida, en un asilo de ancianos, abandonado y esperando con la tristeza de la soledad el final de sus días.
1Agustín Sosa, conocido como Yogur recibió
su primer cédula de identidad luego de 62 años.
Foto elchacoinforma.com
Esta personalidad yacuibeña, fue inmortalizada en la letra de una canción del músico, Víctor Hugo Muguértegui Aré y su banda La Fernuca. La canción se titula “Yacuiba”, compuesta el año 2008, en uno de sus versos dice: “Yacuiba, de nuevo,/de nuevo estoy aquí,/rodando calles viejas,/saludando al Yogur”. Consultado el autor, manifestó que Agustín Sosa “Yogur”, se trataría de un “personaje muy conocido y querido en Yacuiba, debido a su condición, ya que sufre cierto desorden de retraso, a pesar de esto aparece en todas las fiestas de cumpleaños y eventos que se realizan en el pueblo”.
Además, reveló que Agustín Sosa recibió su apodo el año 1988, cuando actuó en el Festival de la Frontera (Festifront), Mariano Moreno, reconocido comediante argentino. 
“Antes se lo llamaba (refiriéndose a Agustín Sosa) con el título de cargador del Copacabana hasta un Festifront, en el que hace su aparición el gran Mariano Moreno, humorista que interpreta a un niño con retraso al cual llamaba el Yogur al día siguiente de la actuación de este humorista el cargador del Copacabana tendría el nombre por el cual hoy se lo conoce El Yogur”.
Caricatura del personaje Yogur creado
por Mariano Moreno (Portada de un disco de 1978)
Mariano Moreno, comediante argentino creo al personaje Yogur el año 1978, dice al respecto de su personaje: “¿Quién, en su barrio, su pueblo o ciudad no conoce a un Yogur? El Yogur, es un chango, lleno de ternura cándido, con una viveza increíble, a tal punto que, cuando él quiere, pasa por insulso”.
A pesar de su avanzada edad, Yogur continuaba hasta hace algunos años, apareciendo en diversas ocasiones, despertando con su estampa los recuerdos de otras épocas para las generaciones que crecieron en la Yacuiba de antes.
“Este noble hombre sin vicios, nunca lo vi fumar ni beber, siempre fue un leal acompañante en fiestas de carnavales u otros acontecimientos sociales ayudando a cargar los freezers y el mobiliario respectivo para la fiesta, él (refiriéndose al Yogur) nos acompañaba toda la fiesta respetuosamente en una sillita de manera educada y al finalizar, sin que le digan, comenzaba a recoger envases y vasos de manera desinteresada. En el seno de grupos sociales como los son Tinga la Buchy, Happy Boys, Pibes del 81, Club de Acción Chaqueña, nuestro apreciado YOGUR es muy querido y respetado por grupos de amigos que crecimos con él. Lo sorprendente de este noble ser con sus limitaciones físicas y mentales, es que tiene una memoria que sorprende para reconocer rostros, para ubicarse o dirigirse a alguna dirección con expresiones gesticulares, siempre de buen humor que te complace saludarlo. El año pasado (2018) cumplimos 35 años de Tinga y el también estuvo presente en nuestra fiesta”, relató José Amás, integrante de la reconocida comparsa Tinga la Buchy.
POR NO TENER UNA CÉDULA DE IDENTIDAD, YOGUR NO ACCEDIÓ A LA RENTA DIGNIDAD
El portal digital de noticias, elchacoinforma.com, informó ayer martes 26, que “tras las gestiones realizadas por la Mesa Defensorial, el reconocido “Yogur” obtiene su certificado de nacimiento y documento de identidad, con lo que podrá recibir los beneficios sociales que le corresponden de acuerdo a Ley”.
Yogur un personaje
reconocido por los yacuibeños.
Fotografía, proporcionada por José Amás
Yogur, padece de una discapacidad física y mental. Necesitando de cuidados médicos, a los cuales no recibió por carecer de una cédula de identidad. Por ese motivo, el 26 de febrero de 2019, la Defensoría del Pueblo y la Unidad Municipal de Atención a las Personas con Discapacidad (Umadis), tramitaron que tan célebre y reconocido personaje de Yacuiba, pueda acceder a una cédula de identidad, con lo cual podrá también tener el beneficio de recibir la Renta Dignidad, el Bono para Discapacitados y la Canasta Alimentaria del Adulto Mayor.
Los responsables de la Mesa Defensorial del Defensor del Pueblo en el Gran Chaco y de Umadis, María Janeth Paredes y Walter Portillo, respectivamente, consiguieron luego de seis décadas que “Yogur” pueda tener su cédula de identidad.
DETALLE:
El día 26 de febrero de 2019, después de más de sesenta años, por fin Yogur o Agustín Sosa, que sería su verdadera identidad, accedió a una Cédula de Identidad y Certificado de Nacimiento del SEGIP y Registro Civil, por las gestiones realizadas por la Defensoría del Pueblo y la Umadis dependiente del Gobierno Municipal de Yacuiba.

NOTA: El presente artículo fue publicado en la página 5 A de la edición impresa correspondiente al día miércoles 27 de febrero de 2019, del diario El Chaqueño (Yacuiba).

sábado, 16 de febrero de 2019

La Columna de Jose: La Ruta 9 en Yacuiba, la triste realidad más allá de las estadísticas

La Columna de Jose (*)
La Ruta 9 en Yacuiba, la triste realidad más allá de las estadísticas
En lo que va de 2019, casi cada 100 horas, a muerto una persona en la Ruta 9, el 2018, los accidentes sin víctimas fatales en esa ruta, dejaron como saldo cada mes, a cuatro personas heridas, sin embargo más allá de la estadística, quizás sean muy pocos los que lo saben, pero, la Ruta 9 se denomina en realidad “Héroes del Chaco” por el Decreto Supremo Nº 23186, de 16 de junio de 1992, considerada en su momento como la más grande obra de infraestructura en el sudeste de Bolivia, con tramos de importancia estratégica y además importancia geopolítica, pero actualmente padece del abandono del estado, hay otro dato más, los yacuibeños sabemos dónde comienza esta ruta, pero muy pocos saben que termina en el departamento del Beni en Puerto Ustarez.
Igual, que la Ruta 9, todo el Chaco fue considerado con rimbombantes frases, como por ejemplo la billetera del país, pero eso quedó en el pasado y vivimos un presente de abandono, ya lo decía la letra atemporal de una canción de Yalo Cuellar, “las regalías quedaron regadas en lindas casas y en buenas farras”, pareciera ser así esa carretera la metáfora misma, de la triste suerte del Chaco. Por ese mismo camino, sea de norte a sur o de sur a norte, los recursos del gas se hicieron gas.
Las autoridades en todos sus niveles, prefieren rebotar al nivel superior o inferior la responsabilidad de su mantenimiento, los recursos que se generan por peajes a los vehículos que circulan por esa ruta, por lo que se ve, parece que no alcanzan ni siquiera para solucionar la pésima señalización y los gigantescos baches.
Al final, cada muerte que se produce bañando con sangre la Ruta 9, se convierte solo en una estadística más. Pero y las soluciones, no llegan. ¿Estarán esperando que se produzca una muerte cada 60 segundos en la Ruta 9, para dar solución al problema?
Evo Morales, presidente de Bolivia, prometió construir una doble vía, no sólo lo prometió, sino que también promulgó la Ley N° 948, de 26 de mayo de 2017 que declara de prioridad nacional, la construcción de la carretera Doble Vía Villa Montes - Yacuiba.
Pero, las autoridades del Gobierno Regional que deberían exigir su construcción, prefieren que la promesa caiga en el olvido. La razón, es que ya no hay plata.
El Chaco, se quedó sin plata, por eso debe ser que ya no vale nada para el Nivel Central del Estado, actualmente las autoridades en el Chaco, deben “administrar la pobreza”, en esa lógica, ya no hay lugar para grandes proyectos y antes cuando los recursos llegaban a montones, los proyectos eran diseñados para solucionar problemas del momento, lo coyuntural, buscando siempre votos y más votos, pero luego de la fiesta, queda la resaca, toca mirar la realidad. Esa realidad, es triste, el Chaco se quedó sin plata y nos quedaron construcciones a medias, construcciones mal hechas, construcciones sin sentido, pero ninguna obra de impacto. Mientras tanto, la Ruta 9, bautizada con el tétrico nombre de “la ruta de la muerte”, cada vez acorta el tiempo entre una muerte y otra, esa es la realidad. Pero parece que a nadie le importa.

(*) El autor, José Luis Claros López es Director de la Fundación Nemboati, Comunicador Social y Escritor.
ABC realizando mantenimiento a la Ruta 9 en Yacuiba, Foto Nuevo Sur

jueves, 7 de febrero de 2019

Los Tobas de Caiza víctimas tempranas de la especulación de la tierra

La Columna de Jose (*)
Los Tobas de Caiza víctimas tempranas de la especulación de la tierra
Desde finales del siglo XVIII, la nación Toba, habitaba el valle de Caiza (Combès, 2014) en el actual Chaco Tarijeño, representaban para Daniel Campos (1888) al “guerrero por excelencia del Chaco. Fiero, altivo dominador [es] el león de las selvas del Gran Chaco”, sin embargo después de las primeras dos décadas de vida republicana de Bolivia, comenzó su exterminio, los Tobas son empujados de sus territorios ancestrales en Caiza, por una fuerza compuesta por el ejército nacional, los colonizadores provenientes de Tarija y los criollos (habitantes nacidos en el Chaco), para ellos la nación Toba no tiene derechos, en este punto tampoco debemos olvidar el papel de los religiosos en el resultado final, la derrota de la nación Toba, la Iglesia Católica pretendía que aquellos “neófitos” sean recluidos en misiones para que alcancen un cierto grado de civilización cristiana. 
Los tobas son víctimas tempranas de la violación al mandato de la Ley de 27 de diciembre de 1826, que por lo menos en la teoría, garantizaba a ellos (que también son indígenas) el derecho de poseer su tierra “El indijena que quiera adquirir en perpetuidad los terrenos que hoy ocupa, ú otros baldios, podrá pedirlos por escrito ante el gobernador de su provincia” (Art. 5, ley de 27 de diciembre de 1826), pero el proceso de colonización del Chaco, convierte a los tobas en los protagonistas de una verdadera guerra de resistencia contra una fuerza de ocupación, que al final conseguirá completar su misión, establecida con una década de anticipación a la ocupación física del territorio de Caiza, la Ley de 30 de octubre de 1833, garantizó que será el Gobierno de la República, la instancia que “tomará las medidas necesarias” para proteger las propiedades de los colonizadores que comienzan a ser concedidas omitiendo el procedimiento determinado en diciembre de 1826, esto significó que todo territorio baldío distribuido por el Gobierno a los colonos, será protegido de  “las incursiones de los bárbaros colindantes”, esa protección será realizada por los militares que acompañan la colonización del Chaco. “A finales del siglo XIX, se vuelven los mayores enemigos de los criollos en el Chaco”, así lo describe Isabelle Combès (2014), pero los tobas serán derrotados militarmente a pesar de sus últimos intentos a comienzos del siglo XX de resistencia y rebelión (Nordenskiöld, 1912), para entonces se alejarán hacía el sur más allá del paralelo 22. Habían, perdido demasiado pronto el control de su territorio al abandonar el valle de Caiza entre 1843 y 1845, para nunca más volver. Todo el escenario, tiene una razón de ser y esa razón es la acumulación del capital mediante la especulación de la tierra.
Fue la necesidad de obtener más tierra, para la población que habitaba otras latitudes de Bolivia, la causante de un proceso de ocupación y expulsión de los Tobas de su territorio ancestral de Caiza, que, para la segunda mitad del siglo XIX, todavía no era “mercancía” sino que constituía un “valor de uso sin ser valor” (Marx, Karl. El Capital), en este caso la tierra del territorio colonizado por la población tarijeña y criolla, no ingresará de inmediato a un proceso de Capitalización de la Renta, los nuevos dueños de la tierra o terratenientes/hacendados, con el dominio jurídico sobre la tierra, no buscaban apropiarse de parte de la renta que generasen los productores que rentaban sus tierras para trabajarlas, a cambio un canon periódico de dinero que para el terrateniente representa su renta como un flujo de valor del que se apropia periódicamente (El Capital), por el contrario inician un proceso de acumulación de la tierra con el supuesto de ampliar la frontera ganadera, (Corpus Documental, Tomo V, 1988), una actividad económica que no implicaba mayores inversiones o mejoras para los nuevos dueños de la tierra, se podría decir que se trataba únicamente dejar suelto al ganado para que se reproduzca y consumiendo libremente los recursos de la tierra que hacían de su alimento. La inversión, era mínima – la ley de 30 de octubre de 1833, incluso garantizaba la entrega del ganado y la exención de pago de impuestos por un período de diez años, que para el caso del Chaco se prorrogo por varios años - garantizando una buena ganancia para los nuevos dueños de la tierra. Más aún cuando, el Gobierno proporcionaba la protección necesaria y dedicaba su tiempo a las tareas de hostigamiento a los tobas. Mientras tanto el problema del acceso a la tierra, continuaba siendo uno de los grandes males de Bolivia, como también era un problema en otras partes del mundo, “mientras los aristócratas de la tierra, y los colonos, los fabricantes, los comerciantes, los banqueros, los caballeros de la bolsa, los proveedores del ejército, etc., se enriquecían a manos llenas”, (Marx, El Capital), es así como la tierra en Bolivia continuó estando en manos de pocos, situación que luego de la Revolución Nacional de 1952, la Ley de Reforma Agraria, tratará de poner fin.
Todo esto produce la especulación de la tierra, de la cual serán víctimas los tobas. No debemos olvidar, que la plusvalía también se genera por la especulación de la tierra. Simples expectativas, valores de adquisición mínimos, incremento de la densidad poblacional, el acaparamiento de la tierra o en general, incremento de la demanda, pueden aumentar varias veces y sin ningún esfuerzo del propietario, el valor de la tierra. Más de un siglo después del éxodo de los tobas, más allá de las fronteras bolivianas, vemos como la inversión pública en infraestructura y servicios eleva el precio de los terrenos y genera beneficios ilegítimos para unos pocos aumentando la desigualdad. Utilizando el acaparamiento y especulación de tierras igual que sucediera en el siglo XIX, para aumentar su valor, “decisiones municipales tan simples como cambiar la clasificación del suelo de rural a urbano puede aumentar el valor de la tierra varias veces, sin que su propietario haya invertido absolutamente nada” (Correa, 2016), en el siglo XIX, la coexistencia pacífica entre Tobas y criollos, fue imposible por esa necesidad de una clase dominante que asumió el papel de hacendados dueños de la tierra.
Sí bien es cierto, que, con el paso de los años a los indígenas moradores del Chaco, que tenían terrenos cultivados y casas, se les reconoció ciertos derechos sobre sus tierras por Resolución Suprema de 16 de marzo de 1864, pero el 9 de septiembre de 1869 el gobierno de Melgarejo redujo estos derechos a un solo lote (Claros, 2016), el escenario conflictivo por la posesión de la tierra en el Chaco, se prolongará en el tiempo más allá de la firma del Tratados de Paz de 14 de septiembre de 1884, que debió poner fin al período de las Guerras Tobas, sin éxito.
En el Chaco Tarijeño para 1889 vuelven los asaltos por parte de los tobas, pero los tobas, “indios feroces, alevosos y traidores”, no tomaron parte en el alzamiento general de 1892, esta no participación habría sido decisiva para que los alzados sean derrotados en Kuruyuki; los años venideros hasta avanzada la primera década del siglo XX los Tobas continúan peleando contra el avance de la colonización. Se destaca, en particular, el jefe Taycoliqui, quien habría según Erland Nordenskiöld en un trabajo publicado en 1912: “intentado tramar una rebelión indígena generalizada contra los blancos” en 1909, manteniendo contactos para ello con otras tribus de la región del Chaco. De tal forma podemos concluir que los Tobas habitaron la zona de Caiza y otras próximas, que sus constantes correrías y ataques a los colonizadores criollos de la región, dieron como resultado su total exterminio y expulsión de la región que se concretiza hasta mediados del siglo XX de tal forma que hoy no habitan Tobas originarios en Caiza cumpliendo así con una de las cláusulas del Tratado de Paz de 1884, que determinaba que sí los Tobas continuaban con su actitud belicosa contra los criollos, serían “exterminados”, pero esa necesidad de buscar su exterminio partió de un negocio temprano de la especulación de la tierra, por quienes buscaron la colonización de la región, argumentando el derecho a poblar supuestos territorios baldíos.
(*) José Luis Claros López, es Director de la Fundación Nemboati, Comunicador Social y Escritor.


Indios Tobas de Fortin Murillo Septiembre 1903. Fotografía de Jean-Baptiste Vaudry 

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