Las Comunidades de pueblos originarios en la región chaqueña en el presente.
En cuanto a la población indígena, el pueblo Guaraní vivió en las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado un proceso de fortalecimiento sorprendente. Junto a la naciente organización de la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) las campañas de alfabetización, los programas de capacitación de jóvenes, surgieron iniciativas económicas muy diversas, las más osadas incluyeron el alambrado de todo el perímetro de la comunidad y el efecto inmediato fueron nuevos conflictos con ganaderos vecinos, cuyos animales vivían en terrenos comunales bajo el principio de espacio público.
La situación de los indígenas en el Chaco tarijeño fue desventajosa, en cuanto se refiere al tema de la tierra, el Diagnóstico del Pueblo Guaraní, actualizados en 1999, da razón de 206 comunidades (del total que abarcaba los departamentos: Chuquisaca, Tarija, Santa Cruz), el 21% disponía, en ese entonces, de tierra suficiente para su sobrevivencia y desarrollo. Asimismo da cuenta de que el 25% de las familias no disponen de chaco (La palabra chaco también se usa en la región para indicar una parcela cultivada), se atribuye esta situación a la inseguridad climática, la inseguridad de los chacos -histórico conflicto con los ganaderos- e incompatibilidad con la migración temporal.
Desde los años 80 los guaranís inician una serie de iniciativas productivas, individuales y colectivas que motivan el establecimiento de nuevas formas de defensa y presión sobre el recurso tierra. Así también los reasentamientos de comunidades guaraníes, por medio de la compra de tierras, generan esperanza en grupos empatronados y mayor presión sobre el recurso, el reconocimiento por parte de la comunidad internacional de los regímenes de empadronamiento feudal en Chuquisaca y Tarija, son puestos en debate por la sociedad y asumidos en la lucha política de la naciente APG. Esto coincide, en muchos casos, con el franco deterioro al que ingresan las tierras, algunos patrones intentan deshacerse de los peones.
La migración, principalmente de comerciantes y transportistas a centros intermedios como Yacuiba, genera demanda sobre tierras cercanas a los pueblos. La migración menonita y su participación en el mercado de tierras muestran la debilidad del Estado para hacer cumplir sus propias normas.
La ley INRA, produjo una tremenda movilización en el Chaco, la población en general, propietarios y no propietarios han debatido y tomado posición respecto a los procedimientos y probables resultados de la aplicación de la nueva Ley.
Inmediatamente promulgada la Ley (1996) el pueblo Guaraní, Tapiete y Weenhayek presentan sus demandas de Tierras Comunitarias de Origen (TCO), hoy el área que se demanda sanear se acerca al 40% de superficie del Chaco.
Gran parte de la dinámica de la aplicación de la Ley INRA en el Chaco boliviano ha estado y está marcada por las demandas indígenas y por supuesto la reacción hacia ellas.
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