Durante más de cincuenta años, un mismo actor ha intervenido en las películas más taquilleras y ni los aficionados más eruditos se han dado cuenta. Por listar títulos que le sonarán al más pintado, su currículum incluye Grupo salvaje (1969), La guerra de las galaxias (1977) , En busca del arca perdida (1981), Poltergeist (1982) , La Bella y la Bestia (1991), Toy story (1995), Titanic (1997), Algo pasa con Mary (1998), Ocean´s eleven (2001) , Spiderman (2002), Piratas del Caribe (2003), Kill Bill (2003) , Madagascar (2005) o Juno (2007). Sólo en el 2009, estuvo presente en Up,Monstruos contra alienígenas,2012 y Malditos bastardos.Pese a su constante presencia, ha pasado desapercibido. En palabras de Joe Dante, director de Gremlins (1984): "Se desarrolló siempre bajo el radar, y nadie se dio cuenta, excepto aquellos que ya estaban al corriente".
El grito más famoso de la historia del cine combina "dramatismo, volumen e intensidad", y se debe a un actor del que, curiosamente, nadie sabe el nombre. Se grabó para Tambores lejanos (1951): en el minuto 45, un vaquero sufre el mordisco de un cocodrilo. El corte se conservó en el almacén de sonidos de la Warner, y apareció en bastantes películas posteriores. Pero debe su nombre a una película particular: La carga de los jinetes indios (1953). Allí sonaba cuando un brevísimo secundario llamado Wilhelm recibía un impacto de flecha en la pierna. Años más tarde, Un editor de sonido llamado Ben Burtt se enamoró de ese segundo y lo catalogó en su arsenal sonoro como grito Wilhelm.
Burtt decidió convertir ese instante en su firma personal, y lo incorporó en la mayoría de películas en las que trabajó: aparece en todas las películas de las series de La guerra de las galaxias y de Indiana Jones.Otros editores de sonido recogieron el guiño (en un vistoso retruécano, el grito Wilhelm suena en Space balls, parodia de La guerra de las galaxias) y con los años incluir el grito Wilhelm se convirtió en una tradición entre los ingenieros de Hollywood. Incluso derivó en una competición por el uso más creativo.
El editor Stephen Altobello confiesa su admiración por "quienquiera que lo coló en una canción de Judy Garland en Ha nacido una estrella (1954); es el logro definitivo". David Serchuck prefiere su aparición en Goofy, la película (1995) donde suena, por obra de Rick Hinson, pese a que el protagonista tiene su propia voz identificativa.
El grito Wilhelm ha sido utilizado de todas las formas posibles: acelerado, distorsionado, e incluso reproducido hacia atrás. Directores como Peter Jackson y Quentin Tarantino se han confesado fans de Wilhelm y lo incluyen con frecuencia en sus obras.
La pasión de Ben Burtt le llevó a investigar quién era el autor de aquel grito. Consiguió la grabación original, en la que se oyen las instrucciones que el actor recibió durante las tomas ("¡no un ay! ¡un grito de verdad!"), y obtuvo la lista de actores presentes en esa sesión. La hipótesis más firme es que el grito Wilhelm salió de la garganta de Sheb Wooley, que fue número 1 en EE. UU. en 1958 con el tema Purple people eater,y que protagonizó Rawhide junto a Clint Eastwood. Su viuda Linda Dotson le reconoce en el grito: "Él solía bromear sobre lo bueno que era gritando y muriéndose en las películas. Yo sabía que su grito había aparecido en las viejas películas del oeste, pero no sabía nada sobre La guerra de las galaxiasydemás. Aél le habría encantado; habría dicho: ´Tal vez soy viejo, pero sigo en el cine´".
El interés por el grito Wilhelm se disparó cuando el editor e historiador Steve Lee publicó en el 2005 su historia en la web Hollywood lost and found. Abandonó el círculo de los profesionales del cine, y se extendió entre los seguidores. Su condición simultánea de encubierto y de ubicuo, de visible y de invisible, ha permeado entre los cinéfilos. Primero pasó de ser un recurso a convertirse en un cliché, pero es hoy un elemento de culto. En las salas de cine, los entendidos se dan un pequeño codazo y sonríen al reconocerlo. Wikipedia detalla su aparición en 216 películas, 23 series de televisión, y 29 videojuegos: se ha convertido en un recurso cinematográfico a la altura de trueno de castillo o timbre universal de teléfono.El 2010, Gas Natural se anuncia en televisión hablando del grito Wilhelm para promocionar su instalación sin gritos.
Los comentaristas de películas de terror acuñaron el término reinas del grito (scream queens) para las damas en apuros: actrices que tienen más gritos que diálogo. En ese sentido, el trono femenino está muy disputado, pero está claro que Wilhelm, fuera quien fuese, es el rey del grito.
© La Vanguardia y Clarín
El grito más famoso de la historia del cine combina "dramatismo, volumen e intensidad", y se debe a un actor del que, curiosamente, nadie sabe el nombre. Se grabó para Tambores lejanos (1951): en el minuto 45, un vaquero sufre el mordisco de un cocodrilo. El corte se conservó en el almacén de sonidos de la Warner, y apareció en bastantes películas posteriores. Pero debe su nombre a una película particular: La carga de los jinetes indios (1953). Allí sonaba cuando un brevísimo secundario llamado Wilhelm recibía un impacto de flecha en la pierna. Años más tarde, Un editor de sonido llamado Ben Burtt se enamoró de ese segundo y lo catalogó en su arsenal sonoro como grito Wilhelm.
Burtt decidió convertir ese instante en su firma personal, y lo incorporó en la mayoría de películas en las que trabajó: aparece en todas las películas de las series de La guerra de las galaxias y de Indiana Jones.Otros editores de sonido recogieron el guiño (en un vistoso retruécano, el grito Wilhelm suena en Space balls, parodia de La guerra de las galaxias) y con los años incluir el grito Wilhelm se convirtió en una tradición entre los ingenieros de Hollywood. Incluso derivó en una competición por el uso más creativo.
El editor Stephen Altobello confiesa su admiración por "quienquiera que lo coló en una canción de Judy Garland en Ha nacido una estrella (1954); es el logro definitivo". David Serchuck prefiere su aparición en Goofy, la película (1995) donde suena, por obra de Rick Hinson, pese a que el protagonista tiene su propia voz identificativa.
El grito Wilhelm ha sido utilizado de todas las formas posibles: acelerado, distorsionado, e incluso reproducido hacia atrás. Directores como Peter Jackson y Quentin Tarantino se han confesado fans de Wilhelm y lo incluyen con frecuencia en sus obras.
La pasión de Ben Burtt le llevó a investigar quién era el autor de aquel grito. Consiguió la grabación original, en la que se oyen las instrucciones que el actor recibió durante las tomas ("¡no un ay! ¡un grito de verdad!"), y obtuvo la lista de actores presentes en esa sesión. La hipótesis más firme es que el grito Wilhelm salió de la garganta de Sheb Wooley, que fue número 1 en EE. UU. en 1958 con el tema Purple people eater,y que protagonizó Rawhide junto a Clint Eastwood. Su viuda Linda Dotson le reconoce en el grito: "Él solía bromear sobre lo bueno que era gritando y muriéndose en las películas. Yo sabía que su grito había aparecido en las viejas películas del oeste, pero no sabía nada sobre La guerra de las galaxiasydemás. Aél le habría encantado; habría dicho: ´Tal vez soy viejo, pero sigo en el cine´".
El interés por el grito Wilhelm se disparó cuando el editor e historiador Steve Lee publicó en el 2005 su historia en la web Hollywood lost and found. Abandonó el círculo de los profesionales del cine, y se extendió entre los seguidores. Su condición simultánea de encubierto y de ubicuo, de visible y de invisible, ha permeado entre los cinéfilos. Primero pasó de ser un recurso a convertirse en un cliché, pero es hoy un elemento de culto. En las salas de cine, los entendidos se dan un pequeño codazo y sonríen al reconocerlo. Wikipedia detalla su aparición en 216 películas, 23 series de televisión, y 29 videojuegos: se ha convertido en un recurso cinematográfico a la altura de trueno de castillo o timbre universal de teléfono.El 2010, Gas Natural se anuncia en televisión hablando del grito Wilhelm para promocionar su instalación sin gritos.
Los comentaristas de películas de terror acuñaron el término reinas del grito (scream queens) para las damas en apuros: actrices que tienen más gritos que diálogo. En ese sentido, el trono femenino está muy disputado, pero está claro que Wilhelm, fuera quien fuese, es el rey del grito.
© La Vanguardia y Clarín
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