Como la vida misma
Editorial Nuevo Sur Tarija
Nunca antes los diarios bolivianos habían dejado una página en blanco alertando de los riesgos que se ciernen sobre la libertad de expresión…
De manera inédita, los medios que pertenecen a la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) publican en su edición de ayer su portada en blanco con un mensaje que advierte que “Sin libertad de expresión, no hay democracia”.
Es la más vehemente protesta del periodismo boliviano contra la inminente aprobación de la Ley de Lucha Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación porque incluye dos artículos que vulneran la libertad de expresión: el 16, que sostiene que “el medio de comunicación que autorizare y publicare ideas racistas y discriminatorias será pasible de sanciones económicas y de suspensión de licencia de funcionamiento, sujeto a reglamentación”, y el 23, que impone penas de cárcel de uno a cinco años para un trabajador o trabajadora de un medio de comunicación social o propietario de éste, sin que pueda alegar inmunidad o fuero alguno.
La medida fue adoptada por la Asamblea Extraordinaria y de Emergencia convocada por nuestra institución, después de haberse desestimado y rechazado diversas gestiones y propuestas realizadas ante el Gobierno para que en nuestro país se preserve la libertad de expresión y de prensa como un elemento indivisible e irrenunciable de la vida en democracia de los pueblos.
Han sido reiteradas las ocasiones en las que la ANP expresó públicamente su plena adhesión a la lucha contra el racismo y la discriminación, por considerar que es necesaria una ley que busque eliminar esas prácticas condenables. Sin embargo, hizo notar que los dos artículos antes mencionados incluidos en el proyecto de ley violan flagrantemente la libertad de expresión y de prensa, ensombreciendo el propósito de la implementación de aquel instrumento en el nuevo ordenamiento jurídico del país.
En las últimas horas, los principales dirigentes de la ANP hicieron los máximos esfuerzos, recurriendo incluso al Presidente de Bolivia, para evitar que esta violación a la Constitución Política del Estado y a las convenciones internacionales quedara consumada. En el encuentro con el presidente Evo Morales pareció encenderse una fugaz luz de esperanza que se apagó muy pronto, cuando el propio Mandatario ratificó su determinación de que de ese proyecto de ley no se movería “ni una coma”.
Fue así que la Comisión de Constitución y Derechos Humanos del Senado, de manera un tanto apresurada, aprobó en grande y detalle el cuestionado proyecto, sin la mínima modificación, y lo remitió al Senado para su consideración final, haciendo oídos sordos a las diferentes organizaciones periodísticas que solicitamos en forma insistente un diálogo previo de consenso.
Que se recuerde, nunca antes los diarios bolivianos habían decidido dejar una página en blanco, como lo hacen hoy, alertando a los ciudadanos acerca de los riesgos que se ciernen sobre la libertad de expresión que es la piedra angular en la que se sostiene toda democracia.
Pero es frente a estos avatares de los actuales tiempos que nuestro espíritu adquiere mayor templanza y hace mucho más firme la determinación de defender este derecho inalienable e imprescriptible. Un derecho, como el de la libertad de expresión, que es tan importante como la vida misma.
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