Bolivia se conectó al ciberespacio en los 80: Un teléfono fijo, un módem y un ambiente cedido por el Centro de Estudiantes de Ingeniería Electrónica sirvieron para la instalación del primer servidor: Utama, palabra aymara que significa “tu casa”. Luego, el especialista Steve Framme aterrizó en el país para transferir sus conocimientos al equipo técnico que instauró la era del correo electrónico —el primero fue clifford@unbol.bo— y sus derivaciones. “No teníamos nada, nuestras neuronas eran nuestra mayor riqueza”, cuenta Paravicini. La ardua labor permitió el nacimiento del proyecto BolNet, que contó con un comité impulsor interinstitucional. Así, en 1991, y desde una oficina a casi 4.000 metros de altura, se dieron los pasos pioneros para la incorporación de la nación al ciber- espacio. “Nos comunicábamos con un segundo servidor a la Universidad de Berkeley en California (Estados Unidos) y bajábamos documentos; era lentísimo, 100 páginas demoraban tres horas”. Cualquier consulta era respondida desde ese país.
Un año después, Paravicini fue nombrado representante de BolNet y se consiguió apoyo financiero y tecnológico de entidades internacionales, que permitieron el armado de la red física en predios de la Facultad de Ingeniería de la UMSA. Con ésta, se tuvo conexión a la internet durante las 24 horas del día, con 91 países y más de 1.000 usuarios a través de 200 computadoras. Y en 1995, el sistema se extendió a las universidades públicas de Santa Cruz, Cochabamba y Chuquisaca.
“Empezamos la retroalimentación y el chat, robando electricidad de la carrera por más de cinco años”, relata Paravicini, medio en serio, medio en broma. En 1996, se emprendió la comercialización del servicio y, con ello, empresas y usuarios se plantearon la necesidad de crear páginas web (se creó el portal http:www.bolnet.bo). Más tarde se instalaron los primeros nodos gubernamentales en la Vicepresidencia, el Congreso y el Ministerio de Comunicación.
Se esbozó la primera biblioteca virtual para la Universidad Andina Simón Bolívar de Sucre. Y en 2004, aquellos visionarios que vieron la llegada de internet adoptaron un nuevo reto: fundar la primera Agencia para el Desarrollo de la Sociedad de la Información en Bolivia, que se constituyó con la Ley General de Telecomunicaciones, Tecnologías de Información y Comunicación. “Fueron 24 años de ardua labor, pero la recompensa se nota a diario”, arguye Paravicini desde su despacho.
Fuente: http://www.la-razon.com/suplementos/informe/Internet-pirata-casas-fronteras_0_1817818369.html
Un año después, Paravicini fue nombrado representante de BolNet y se consiguió apoyo financiero y tecnológico de entidades internacionales, que permitieron el armado de la red física en predios de la Facultad de Ingeniería de la UMSA. Con ésta, se tuvo conexión a la internet durante las 24 horas del día, con 91 países y más de 1.000 usuarios a través de 200 computadoras. Y en 1995, el sistema se extendió a las universidades públicas de Santa Cruz, Cochabamba y Chuquisaca.
“Empezamos la retroalimentación y el chat, robando electricidad de la carrera por más de cinco años”, relata Paravicini, medio en serio, medio en broma. En 1996, se emprendió la comercialización del servicio y, con ello, empresas y usuarios se plantearon la necesidad de crear páginas web (se creó el portal http:www.bolnet.bo). Más tarde se instalaron los primeros nodos gubernamentales en la Vicepresidencia, el Congreso y el Ministerio de Comunicación.
Se esbozó la primera biblioteca virtual para la Universidad Andina Simón Bolívar de Sucre. Y en 2004, aquellos visionarios que vieron la llegada de internet adoptaron un nuevo reto: fundar la primera Agencia para el Desarrollo de la Sociedad de la Información en Bolivia, que se constituyó con la Ley General de Telecomunicaciones, Tecnologías de Información y Comunicación. “Fueron 24 años de ardua labor, pero la recompensa se nota a diario”, arguye Paravicini desde su despacho.
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