¿Todavía me quieres?
Por José Luis Claros López
Cuando se fue acabando el momento de aquel
apasionado beso, sus labios se fueron separando él seguía con los ojos cerrados
y ella le preguntó “¿todavía, me quieres?” y al escuchar esa pregunta él abrió
sus ojos y sólo se quedo mirando en silencio el techo de la habitación, el
despertador seguía sonando eran las cinco y treinta de la madrugada, era sólo
un sueño, solamente un sueño. Después, fue caminando hacía el baño se dio una
ducha fría para terminar de despertarse, a las 7 y 45 de la mañana salió de su
casa rumbo a su trabajo y caminando cruzó por aquella plaza pequeña la misma
plaza donde había sucedido su último sueño y mientras caminaba despacio ambos
se volvieron a encontrar, ella lo estaba esperando con su sonrisa cargada de
ternura, él se acercó a ella y quedo hipnotizado por sus ojos que brillaban
como brillan las estrellas en las noches de noviembre, ella sin dejar de sonreír
le pregunta con curiosidad “¿todavía me quieres?”; comienzan a repicar unas
campanadas de una iglesia cercana y él comprende que ya había soñado este
momento, el sonido de las campanadas se mezcla con el sonido del despertador
son cinco y treinta de la madrugada, al despertar se sienta en el borde de la
cama y va comprendiendo que había tenido un sueño dentro de un sueño, el
despertador vuelve a sonar.
Continuaba sentado al borde la cama tratando de
descubrir el significado del sueño, muchos años antes habría respondido a esa
pregunta que le hizo ella, inmediatamente, pero sigue sentado al borde de la
cama, pasan varios minutos al final se da cuenta que debe alistarse para ir a
su trabajo; entonces continua con la monotonía de sus rutinas del amanecer, al abrir
la puerta y salir a la calle queda por un instante casi cegado por la luz de un
día soleado de noviembre que lo inunda todo con su brillo, comienza a caminar
por calles vacías que va reconociendo de su años de juventud, al doblar una esquina
descubre que sus pasos le habían llevado hasta unos metros de la puerta de la
casa de la mujer de sus sueños, ella está esperándole y se abrazan como si no
se hubieran visto en mil años, al sentir su perfume impregnándolo todo él se da
cuento que nuevamente se trata de un sueño y ella le susurra “¿todavía me
quieres?” y con la sola mención de aquella pregunta él descubre que había
soñado despertarse dentro de un sueño, para volver a soñar con un sueño dentro
de un sueño, pero eso no le importa sólo quiere responder a su pregunta mirándole
directamente a sus ojos para que no dude de la verdad de sus palabras, pero con
el sonido de un despertador se acaba el sueño.
Al despertar vuelve a repetir todo desde el
comienzo sin saber sí está soñando ó está despierto y al abrir la puerta para
salir a la calle, la encuentra a ella afuera de su casa, ni siquiera se da
cuenta que se trata de un sueño hasta que al fin escucha su pregunta "¿todavía
me quieres?", nuevamente está soñando y se queda pensando en eso, el
suficiente tiempo como para que suceda lo siguiente; cuando intenta responder
la pregunta, ella se diluye como una imagen fuera de foco delante de sus ojos y
él se despierta nuevamente, son las cinco y treinta de la madrugada, el
despertador está sonando, ya no pierde tiempo mirando el techo, simplemente
comienza a vestirse rápidamente, cómo sabiendo que tiene poco tiempo, luego sale
a la calle y encuentra que todo es distinto no reconoce nada pero trata de no
pensar en eso, una corazonada le dice que camine hacía cierto lugar, hasta llegar
a una plaza que no conoce y escucha que le llaman por su tercer nombre y sabe
que sólo ella le llamaba por ese nombre,
ambos se abrazan desesperadamente, luego se besan con un beso de aquellos besos
desbordados de pasión que hacen olvidar hasta el recuerdo del primer beso del primer
amor, cuando él abre sus ojos, todavía ella sigue con sus ojos cerrados,
mientras una lagrima de felicidad recorre su mejilla, el silencio de la escena es
interrumpida por las campanas de la iglesia llamando a la primer misa de la
mañana y ella con sus ojos cerrados le pregunta "¿todavía me quieres?"
y él quiere responder a su pregunta con la respuesta que nace de su corazón,
pero nuevamente, aquel sueño se acaba y otra vez se despierta, esta vez la
habitación es distinta, el techo es distinto, las paredes son distintas, él recuerda
que habían pasado 33 años desde la última vez que se vieron, se levanta de la
cama, camina por una casa vacía realizando las rutinas de la mañana, se mira en
el espejo y observa los cambios en su cara, las arrugas y sus parpados cansados
reflejaban el paso inevitable del tiempo, se detiene a la mitad de lo que se
cepillaba los dientes y se pellizco al sentir el dolor del pellizco sonrío por
la ocurrencia de creer que nuevamente se trataba de un sueño.
A las ocho menos cinco de la mañana, él llegó como
siempre puntualmente a su aburrido trabajo, en una oficina de una empresa que
vendía casas en urbanizaciones alejadas del centro de la ciudad, eran esas
casas que sobre todo son compradas por jóvenes parejas que recién se acababan
de casar. Van pasando las horas, escucha un trueno y se da cuenta que quizás afuera
había comenzado a llover, siguen pasando las horas, ya casi es medio día y al
levantar la vista de los papeles que tiene sobre su escritorio, ve que una
mujer está esperando que la invite a tomar asiento, al mirarle la reconoce a
pesar del paso de los años, era ella delante de su escritorio esperando ser
atendida y también ella lo reconoce a él, aunque habían pasado 33 años, hay
cosas que no se pueden olvidar. Por ejemplo, el rostro, la sonrisa, el color de
los ojos de una persona que fue la más importante de su vida. Habían pasado sin
embargo 33 años desde la última vez que ambos se habían visto, ya habían pasado
33 años desde la noche cuando ella quería escuchar una respuesta para que la
historia pudiera continuar.
Ella le va contando que quiere comprar una casa
para regalársela a su hija mayor, pero también le cuenta que todavía faltaban un
par de meses para la boda, al escuchar esos motivos pero no ver la marca del
paso de un anillo en su dedo, él piensa que quizás ella se había casado y luego
separado, en fin sólo son conjeturas, hipótesis que van pasando por su mente,
la conversación continuaba y es él quien no se atreve a llevar la conversación
por otros rumbos, entonces cuando todo lo formal al final se acaba, ella se
despide y sale de la oficina, él se queda en silencio esperando que ella vuelva
a entrar por la misma puerta pero eso no sucede, por su frustración arruga una
hoja de papel de su agenda, luego la arroja en el contenedor de basura, al
recordar que afuera está lloviendo, decide tomar un paraguas prestado de un cubículo
próximo; al salir de la oficina ella está todavía afuera esperando que deje de
llover y él se ofrece a caminar juntos protegidos por el paraguas hasta la
esquina para que ella pueda tomar un taxi.
Mientras van caminando, ella le cuenta como quien
cuenta una trivialidad sin importancia, que justo esa noche había vuelto a
tener un sueño repetido y él le pregunta distraído; de que se trataba su sueño.
Al dejar de besarlo, ella se dio cuenta que todavía
él seguía con sus ojos cerrados y por esa razón inevitablemente le preguntó “¿todavía,
me quieres?” entonces ella se despertó y se aferro a su almohada pensando en él,
pero era sólo un sueño, solamente un sueño, al salir de su casa rumbo a su
trabajo, acabo caminando inevitablemente por la misma plaza donde había
sucedido su último sueño y mientras caminaba despacio ambos se volvieron a
encontrar, ella comprendió que ahora él la estaba buscando y le regalo su sonrisa
cargada de ternura, él se acercó a ella y la miraba con una mirada enamorada, sin
dejar de sonreír le preguntó con curiosidad “¿todavía me quieres?”; comienzan a
repicar unas campanadas de una iglesia cercana y ella comprende que ya había
soñado este momento, era un sueño dentro de un sueño, nuevamente vuelve a soñar
ahora está en su casa, se dirige a la puerta de la calle, siente que debe
salir, al abrir la puerta sabe que ya no falta mucho para que por fin él pueda
encontrar el camino hasta llegar a ella, al encontrarse se abrazan como si no
se hubieran visto en mil años, ella sigue con la curiosidad de saber la
respuesta y le susurra “¿todavía me quieres?”, pero con el sonido de un
despertador se acaba el sueño. Ahora está caminando y llega hasta una puerta cerrada,
pero decide no tocar el timbre y la puerta se abre, nuevamente ambos vuelven a
encontrarse y ella se da cuenta que se trata de un sueño por eso nuevamente le
pregunta la misma pregunta; “¿todavía me quieres?" pero él se queda en
silencio, simplemente no dice nada, el despertador está sonando molestosamente
y ella decide apagarlo, luego sale a caminar hasta llegar a una plaza que no
conoce y observa que otra vez él está por ahí caminando sin rumbo, se sucede
por fin el encuentro y se abrazan desesperadamente, se besan con un beso desbordado
de pasión, ella con sus ojos cerrados le pregunta "¿todavía me quieres?"
pero al final otra vez se queda nuevamente sin escuchar la respuesta, porque
será que los sueños se acaban en el momento menos esperado.
Está lloviendo y es una de aquellas tormentas de las
que se quedan en la memoria por mucho tiempo. Es la última flota, la terminal
está casi desierta, una pareja permanece sin abordar el último transporte,
fluye una conversación sin testigos, al final el vehículo comienza lentamente a
moverse, ya no queda más por decirse y ella ingresa rápidamente al transporte sin
despedirse, la puerta se cierra y él se queda en el andén de la Terminal
escuchando por los parlantes la salida de una próxima flota que tiene un
destino que no le interesa, la flota que había abordado ella se aleja cada vez más,
abandonando la terminal, él jamás pensó que pasarían 33 años para que se
volvieran a ver, sí lo hubiera sabido, su respuesta habría sido distinta.
Sigue lloviendo, él guardaba silencio mientras ella
seguía contándole la historia de su sueño, entonces por fin un taxi se detuvo, ella
sonríe mientras le dice, como pidiendo disculpas "que esperaba no haberle
molestado con su historia", él abrió la puerta del taxi para que ella
pudiera ingresar, mientras la protegía de la lluvia con la sombrilla, pero un inesperado
y fuerte viento arrojó la sombrilla bien lejos, ahora sí todo tenía sentido, tomándola
de su mano para que no pudiera ingresar al taxi, después le dio un beso en la
boca; ella se queda asombrada por lo que acaba de suceder, mientras tanto no
deja de caer la lluvia y el taxista algo molesto les pregunta; sí van a entrar
ó no para que pueda continuar con su ruta, por fin ella escucha la respuesta
que no había escuchado en sus sueños; "sí te quiero, nunca deje de
quererte" y nuevamente sus labios buscan encontrarse nuevamente con un
beso y el taxi se aleja dejándolos bajo la lluvia y es que al final; el secreto
de la vida es atreverse.
Desde Yacuiba, última madrugada del año dieciséis.
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