miércoles, 2 de agosto de 2017

LA GUERRA DE INDEPENDENCIA EN EL CHACO TARIJEÑO 1809-1825 Por José Luis Claros López

LA GUERRA DE INDEPENDENCIA EN EL CHACO TARIJEÑO 1809-1825
Por José Luis Claros López (*)

Introducción.

La Guerra de Independencia en la historia de Bolivia es el período de tiempo comprendido entre los sucesos que se desarrollaron en la sede de la Audiencia de Charcas la ciudad de Chuquisaca (actual ciudad de Sucre) el 25 de mayo de 1809 y el último combate que involucra soldados Rebeldes enfrentando a soldados regulares Leales a España en la Batalla de Tumusla en 1 de abril de 1825, entre ambos sucesos transcurren más de Quince años, durante todos estos años los Rebeldes del territorio conocido popularmente como Alto Perú (actual territorio del Estado Plurinacional de Bolivia) que abarcaba la jurisdicción territorial de la Audiencia de Charcas dentro de los límites del Virreinato del Rio de La Plata; combaten al Absolutismo Español de las autoridades coloniales políticas y militares que representaron la lealtad a España en las figuras tanto de la Junta de Sevilla – durante los años que duraría la ocupación militar Francesa de los territorios de la península ibérica y del cautiverio del Rey Fernando VII en manos del Emperador Napoleón – y por último (cuando esté recupera el trono) al Rey Fernando VII. Durante todos estos años de 1809 a 1825 las Batallas en los territorios del Alto Perú se desarrollan entre las grandes campañas que se producen durante los primeros años producto de la presencia de los Ejércitos Auxiliares  provenientes de las Provincias Unidas del Río de La Plata y luego una Guerra de Guerrillas permanente protagonizada por criollos (hijos de los españoles nacidos en sus colonias), mestizos (hijos de los españoles con los naturales de sus colonias), naturales (descendientes de los pueblos indígenas conquistados por los españoles) y españoles (provenientes de la península ibérica en el continente Europeo) muchas veces entremezclados entre los dos bandos antagónicos el bando de los Rebeldes (que son conocidos como Patriotas en la historia oficial de Bolivia) y el bando de los Leales a España, la Guerra de Guerrillas se prolonga hasta la Batalla de Tumusla que se produjo en Abril de 1825, aunque después de la Batalla de Tumusla y proclamada la Independencia de la República de Bolivia, se desarrolla un último intento de preservar el orden anterior a 1825, el año 1828 se produce un levantamiento en la región de Vallegrande protagonizado por el Coronel Francisco Javier Aguilera de origen mestizo proclamándose General en Jefe del Ejército Real (Aranzaes,  1918, pp.15-16), quien luego de reunir una fuerza combatiente significativa "de 180 hombres de caballería e infantería, proclama el Reynado de Fernando VII" (Ibídem p.15) es perseguido y derrotado el 23 de octubre de 1828 en un combate en las inmediaciones de Vallegrande  por el Coronel Ancelmo Rivas, al final Aguilera es capturado el 23 de noviembre de 1828 y “pasada por las armas” (Ibídem p.15); pero hasta 1825 es una etapa conocida en el actual territorio del Noroeste Argentino como de la Guerra Gaucha, que represento para los habitantes de los pueblos que intervinieron, un sacrificio que produjo la estabilización de la guerra de independencia en la frontera norte de las Provincias Unidas del Río de La Plata, amenazados constantemente por el ejército colonial español. Sin embargo; la contribución de los ciudadanos del pueblo de Tarija también fue importante para la estabilización de la guerra de independencia evitando la caída de la línea defensiva que Güemes sostenía evitando la invasión Española y el final de la independiente Argentina.

El Chaco Tarijeño, el levantamiento de 1809 y la Guerra Gaucha.

A comienzos del Siglo XIX, el Chaco Tarijeño es escenario de una serie de conflictos con los naturales de la zona quienes atacan constantemente los asentamientos de colonizadores y religiosos, la situación de conflictividad se prolonga durante toda la primera década del siglo XIX “Ocho años duró la guerra que nos hicieron, matando, robando é incomodando á toda esta vecindad; y en este tiempo se hicieron varias espediciones para contenerlos y castigarlos” (Corrado, 1884, p.226), durante aquellos años es la Misión de Itaú la más afectada por estos ataques, el Chaco pertenece al Partido de Tarija una agregación provincial de la Intendencia de Potosí, “al expirar del siglo pasado al Gobernador Intendente de Potosí, de quien dependian políticamente las Misiones de Tarija” (Tamejuncosa, 1836, p.4) con la jerarquía territorial de un Partido (los partidos constituían una de las divisiones reconocidas en la administración territorial Española para sus colonias en América) para 1800 la villa de Tarija expandía sus territorios mediante la creación de nuevos pueblos y Misiones creadas por los religiosos Franciscanos, se “intentaba consolidar algunos de los lugares fundados como Timboy y  Salinas (actual provincia O’connor); Tariquia y Bermejo (hoy Prov. Arce) y por último Chimeo, Itau y Caraparí” (Robertson Orozco, 2015, p.4), este Partido de Tarija es anexado a la Intendencia de Salta por Real Cédula de 17 de febrero de 1807 dentro de la jurisdicción de la Audiencia de Buenos Aires, “se ve que ese referido cambio jurisdiccional, se hizo con el único fin de que se prosiga con mayor actividad y celo la conquista del Chaco y se atienda mejor las numerosas misiones fundadas por los Colegios Jesuítico y Franciscano de Tarija” (Pizarro, 1941, p.2), este cambio jurisdiccional afecta sobre todo al nivel religioso, hasta finales del Siglo XVIII las Misiones Religiosas en el territorio Tarijeño dependían también de la Intendencia de Potosí. De tal manera que durante la etapa de la Guerra de Independencia (1809-1825) la frontera del Chaco era el lejano límite de la Villa de Tarija dentro de la Jurisdicción de la Audiencia de Charcas del Virreinato del Río de La Plata; la geografía del Chaco más allá de Itaú y de Caraparí estaba habitada principalmente por las naciones nómadas Chanes, Chiriguanos, Tapietes, Tobas y otros pueblos de indígenas en un constante movimiento debido a diversos factores: “Las guerras mutuas, las viruelas y el hambre eran uno de los motivos más poderosos que los inducía a dejar un sitio y levantar su rancho en otra parte” (Tommasini, 1937, p.43); entre 1809 y 1825 el espacio territorial del Chaco Tarijeño es un territorio en gran parte inexplorado.

El valor que damos al vocablo “nación” no es otro que el de un conjunto numeroso de indígenas que hablan un mismo idioma, y presentan algún rasgo étnico que los distingue de los demás indios.
Una determinada nación, tomada en ese concepto, dividíase en muchas fracciones o parcialidades, las que recibían su nombre patronímico del apellido del propio jefe o cacique, y también de alguna particularidad del lugar en que establecían su pueblo. Estas ramificaciones con el transcurso del tiempo, subdividíanse en otros grupos, ya por el cruce de clanes similares, pero de lengua y filiación distintas, ya por otras circunstancias que no es posible determinar. (Ibídem, pp.36-37)

En agosto de 1808 llegan hasta los territorios de la Audiencia de Charcas, las primeras noticias de los sucesos que se desarrollaban en Europa, “el 21 de agosto llegaron las noticias del motin de Aranjuez, caida i prision de Godoi, abdicacion de Cárlos IV, exaltacion de Fernando VII al trono, entrada de los ejércitos franceses a la península” (René, 1896, p.163) estas noticias ya se habían esparcido por todo el Virreinato del Río de La Plata jurisdicción territorial a la cual pertenecía la villa y Partido de Tarija.

el 17 de setiembre llegó por la tarde a Chuquisaca un correo estraordinario con las noticias del cautiverio del Rei en Francia, abdicacion de toda la familia real en favor de Napoleon, trasferencia de la corona de España e Indias a José Bonaparte (garantizando a éste el emperador la posesion efectiva de los dominios ultramarinos), ocupacion de casi toda la península por ejércitos franceses (...) Otra de las grandes novedades era la formacion en Sevilla de una junta de gobierno titulada suprema i soberana de España e Indias, i el arribo a Buenos Aires de un representante suyo en estos paises, don José Manuel de Goyeneche. (Ibídem, p.177)

Desde Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de La Plata, el Virrey Santiago Liniers ante los acontecimientos que sucedían en España, buscaba que ante la ausencia por cautiverio del Rey Fernando VII, las disposiciones de la Junta de Sevilla sean acatadas por todos los habitantes de su jurisdicción.  

el Virrei pedia que los sentimientos patrióticos de las provincias altas se armonizaran activa i enérjicamente con los de la metrópoli. Mostrándose decidido por la junta de Sevilla i no ménos decidido a prestar paso franco en el virreinato a su ajente Goyeneche, aceptaba Liniers en el gobierno la novedad de reconocer como soberana de España e Indias, por la acefalía del trono, a aquella junta provincial de oríjen tumultuario, pero sinceramente guardadora de los derechos de Fernando VII (Ibídem, p.180)

La ocupación francesa de Madrid y la posterior adhesión temprana del Virrey en Buenos Aires a los mandatos de la Junta de Sevilla, “equivalia a la ruina de la vieja constitucion monárquica española, vinculada a la existencia de su amadísima dinastía” (Ibídem, p.187), la circulación de tales noticias entre agosto y septiembre de 1808 serán el prologo de los acontecimientos posteriores, que son resultado de “la presencia de los franceses en el centro de la península” (Gomez, 1881, p.6), el levantamiento de 1809 y el inicio del largo proceso de más de quince años de guerra en el Alto Perú (territorio que actualmente se conoce como Bolivia), tiempo en el cual “el Alto Perú se inflamó como un volcán y los peninsulares se aprestaron a apagar el incendio con la sangre de los rebeldes” (Ramallo, 1913, p.13), mientras la situación de la ocupación militar francesa en la península ibérica continuase los Rebeldes ó Patriotas de las colonias Españolas podían proseguir con su rebelión sabiendo que no llegarían desde Europa refuerzos militares, es por esa razón que los hechos posteriores al 25 de mayo de 1809 incluyendo la Rebelión de 16 de julio de La Paz y los demás levantamientos y posterior Guerra de Guerrillas en el Alto Perú serán reprimidas por Ejércitos Regulares Leales al Absolutismo Español provenientes de la ciudad de Lima capital del Virreinato del Perú.

Fué necesaria la profunda perturbación de la España, engañada i conquistada por la Francia imperial en los primeros años de este siglo, para que, conmoviéndose las colonias de América, sin mas razon al principio que su seguridad i su misma lealtad, llegasen a comprometerse por la mas rara série de circunstancias i coincidencias, en un verdadero plan de insurrección, que terminó por derribar la dominacion de la metrópoli. (Sotomayor, 1874, p.8)

Pero esta situación caótica en España producto de la ocupación militar francesa, concluirá con la derrota de Napoleón Bonaparte. Es por ese motivo que todo intento de pacificar la rebelión debe ser asumida por las autoridades coloniales de Lima que continúan leales al absolutismo español.

A lo largo de 1809, las ideas y acciones de rebelión contra España continuaba expandiéndose por los territorios coloniales, llegando las ideas revolucionarias, también a la villa de Tarija considerada como “una de las poblaciones mas realistas del Alto Perú” (O'Connor, 1888, p.3), las tropas de la Villa de Tarija que protegían San Luis y en el Chaco las poblaciones de Caraparí e Itaú, sumaban más de 800 milicianos con sus sueldos pagados sólo hasta el 31 de diciembre de 1809, recursos económicos que fueron cancelado por la Tesorería Principal de Salta el 5 de mayo de 1810 (Güemes, 1979a), luego de ser anexado de facto los territorios de la Audiencia de Charcas a la jurisdicción del Virreinato del Perú, la villa de Tarija será para las autoridades militares y políticas provenientes de Lima como un territorio dependiente de la Intendencia de Potosí hasta 1825 “haciendo durante este período, heróicos sacrificios por la causa de la independencia, bajo las órdenes del Coronel Padilla, y especialmente de las de los coroneles Camargo y Mendez en cuyas filas militaban principalmente los tarijeños” (De Aguirre, 1872, pp.10-11), esto no impidió que ciudadanos de Tarija fueran acreditados para representar a los habitantes de Tarija en el Congreso Argentino, en esa condición Felipe Echazú (Ibídem, p.17) fue hasta 1826 el último Diputado Tarijeño dentro del Congreso Argentino.

Desde 1809, el vecindario siempre tan pacífico y tranquilo de Tarija, vivía en contínua ajitacion causada por las entradas alternativas en la plaza, de fuerzas realistas y patriotas. Cuando penetraban estas, los vecinos partidarios del Rey de España, tenian que huir á los campos, y ocultarse en lugar seguro, durmiendo muchas noches en los techos de sus casas, y viéndose obligados mas de una vez, á salir de ellas, dejandolas entregadas al furor de los enemigos que las saqueaban (O'Connor, 1888, pp.3-4)

Milicias Tarijeños, participan en las Batallas de Cotagaita del 27 de octubre de 1810 y de Suipacha del 7 de noviembre de 1810; en el bando de los patriotas “por cuanto fueron precisamente las milicias tarijeñas la mayor parte de las que Guemes comandó en Cotagaita y Suipacha” (Guemes, 1979a, p.161), varios de los milicianos provenientes de Tarija perecieron ó resultaron mutilados en las acciones de armas que intervinieron, luego de los combates algunos de los mutilados pertenecientes a las milicias de Tarija al estar en situación de mendicidad después de realizar trámites de reclamo de pensiones recibieron por parte de la Junta de Buenos Aires algunas ayudas (Ibídem, pp.164-167) por su situación de invalidez. Sofocados los levantamientos de 1809 por el Ejército Regular proveniente del Virreinato del Perú, en junio de 1810, el General Vicente Nieto nuevo Presidente de la Real Audiencia de Charcas y el Gobernador Intendente de Potosí Paula Sanz junto con otros representantes de las provincias del Alto Perú al informarse de los sucesos que se produjeron en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810, "resolvieron la incorporación de estas provincias al virreinato del Perú" (Paz, 1919, p.113), prohibiéndose además cualquier actividad de comercio con Buenos Aires, "mandó también a Tarija, para que se le remitiesen los fusiles que allá habia" (Ibídem, p.114), en mayo de 1810 se produce la constitución de la Junta de Gobierno de Buenos Aires, situación que fue informada en sus provincias del interior incluyendo la villa de Tarija.

La existencia del flamante gobierno provisional forjado en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810 fue oficialmente hecha conocer de casi todas las ciudades comprendidas en la Intendencia de Salta, por vía directa. En efecto, los cabildos de esas ciudades, a saber los de Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, Salta, Jujuy y Tarija, fueron respectivamente favorecidos con sendos oficios explicativos de la Junta Provisional y del Cabildo de Buenos Aires, transportados por el correo. (Ibídem, pp.177-178)

El oficio notificando a la Villa de Tarija es entregado el 23 de junio de 1810,  “el municipio local dio su respuesta de inmediato excusándose con que, por la estrechez del tiempo, no se habia podido elegir el diputado, pero que se tuviese por seguro habría de cumplirse con ello, sin mayor demora” (Ibídem, p.207), como el Cabildo de Tarija, debía elegir un representante al Congreso de las Provincias Unidas del Río de La Plata, es elegido el Abogado José Julian Pérez De Echalar (1780-1826) el 18 de agosto de 1810 (Güemes, 1979a, p.207) para cumplir con esa función hubo que nombrar representante en aquella asamblea y don José Julian Pérez fué el primer diputado por Tarija al Congreso de Buenos Aires” (O'Connor, 1888, p.14), en septiembre de 1810 el Cabildo de Tarija instruye que un importante contingente de las tropas de milicias de los fortines del Chaco, abandonen la frontera y se trasladen a la Villa de Tarija

“7 de setiembre. Acta Capitular. "A fin de evitar", sea sorprendida la Villa por las tropas de Tupiza dependientes de Nieto y Paula Sánz, y defender las fuerzas "que vienen marchando para el Perú destinadas por la Exma. Junta Superior Gubernativa de Buenos Aires", se acuerda se forme un cuartel de 25 hombres del Regimiento Provincial y de la compañía que dispusiera el marqués, "se paguen dos o tres espías que se han de poner en Tupiza" y Se mande citar al Regimiento Provincial para que esté pronto para cualesquiera ocurrencia, quedando el 2º escuadrón para el reparo de los fuertes de las fronteras, con los urbanos” (Güemes, 1979a, p.211)

Los patriotas Tarijeños, el 23 de septiembre de 1810 esperando un pronto ataque antes del 27 de septiembre por parte del Ejército del Rey, piden al Gobernador Intendente de Salta, Dr. Feliciano Chiclana se les socorra con armamento "pues las útiles que tienen están en los fuertes de Carapari e Itau" (Ibídem, p.211) a pesar de tal situación se logro levantar una fuerza de 3000 milicianos (Ibídem, p.227) al costo de desguarnecer los fortines de Caraparí e Itaú aprovechándose de la vigencia de un tratado de paz con los Chiriguanos (Ibídem, p.228), los primeros voluntarios provenientes de la villa de Tarija participan del combate de Almona del 17 de octubre de 1810 “fue después de la llamada "Revolución de Mayo", la primera acción de guerra librada por nuestras fuerzas contra un enemigo exterior” (Ibídem, p.231), luego se producen los combates de Cotagaita y de Suipacha, en Suipacha en el período comprendido entre octubre y diciembre de 1810, las milicias tarijeñas con sus respectivos comandantes actúan bajo las órdenes de Güemes, después de la victoria de Suipacha del 7 de noviembre de 1810 por Orden de Castelli las milicias son disueltas y Güemes el 8 de enero de 1811 se desvincula del Ejército Auxiliar “el verdadero motivo de tal alejamiento fue su no encubierta decepción porque sus jefes desaprovechaban lastimosamente el triunfo de Suipacha al dar tregua al enemigo y no proceder a aniquilarlo sin más hasta en sus Últimos reductos del Perú” (Ibídem, p.290), retirándose hasta la ciudad de Salta. El Comandante del Primer Ejército Auxiliar Argentino, Juan José Antonio Castelli en Noviembre de 1810 desde Potosí luego de disolver los cuerpos de milicias existentes en el Alto Perú, informaba en varios oficios a la junta de Buenos Aires sobre su interés de proteger las fronteras orientales del Alto Perú, para lo cual Castelli consideraba como necesario una serie de movimientos militares que debían ser realizados por la región del Chaco “un destacamento militar bien dirigido regrese por la vía del Chaco y Llanos de Manso hasta Corrientes, ampliando así nuestra frontera y acercándonos más a la observación del interior del Brasil” (Ibídem, p.298), con el objetivo de ampliar la frontera y vigilar posibles movimientos que las tropas Leales a España pudieran realizar desde otras latitudes, concibiendo también un Plan (Ibídem, p.299) que contemplaba cruzar el Desaguadero, para luego incorporar las provincias de Puno, Cuzco y la Costa amenazando así a la ciudad de Lima sede del Virreinato del Perú, la derrota de Guaqui impidió la concreción del plan de Castelli.
                                                                                                         
A mediados de marzo de 1811, Castelli abandona Potosí rumbo al norte hacía el río Desaguadero, el río Desaguadero constituía el límite natural de frontera entre las jurisdicciones territoriales en la España colonial entre los Virreinatos del Perú y del Río de La Plata; en las proximidades de aquel lugar se produce la Batalla de Guaqui que significo la derrota del Primer Ejército Auxiliar Argentino que a partir de aquel combate debe retirarse al sur más allá de Tarija “la derrota de los ejérritos auxiliadores cuyos desertores dicen que pueden ser muchos, y que pudieran perjudicar a los caminantes” (Ibídem, pp. 318-319), permitiendo así la militar ocupación y anexión de facto de sus territorios del Alto Perú al Virreinato del Perú. En julio de 1811, "como en todos los distritos que se habian pronunciado por la revolución americana, en Tarija se habia organizado una junta subalterna de gobierno" (Paz, 1919, p.148), organizados los patriotas Tarijeños dirigieron una proclama a todos los habitantes de su territorio y sus milicias en el cual se les exhortaba realizar los mayores sacrificios por la Revolución, “Tarija proclamó su independencia, depuso a la autoridad real y organizó la Junta revolucionaria, que fué constituida por Larrea, Gutiérrez del Dozal y Núñez, y ella se adhirió a la Junta directora de Buenos Aires” (Pizarro, 1941, p.3), la proclama fue firmada en Tarija el 13 de julio de 1811 por José Antonio de Larrea, Francisco José Gutierrez del Duzal y José Manuel Núñez de Pérez.

“Regad, si es posible con vuestra sangre esas áridas campiñas, para que produzcan la frondosa palma de la victoria que va a decidir de nuestra felicidad y nuestra suerte. Haced este último y generoso sacrificio en obsequio de la madre patria. Ella lo recompensará a su tiempo, y trasmitirá su memoria a la posteridad más remota, escribiendo en los fastos de esta sagrada revolución el siguiente epíteto: Tarija me libertó: Tarija me salvó.” (Paz, 1919, p.149)

El 5 de agosto de 1811, Güemes sale de Salta con rumbo a la Villa de Tarija, donde se conforma una Junta de Guerra, el 1º de septiembre de 1811 la Junta de Guerra de la Villa de Tarija envía un oficio a la Junta de Buenos Aires, solicita no ser abandonada por las autoridades de Buenos Aires, explicando la necesidad de sostener militarmente la Villa de Tarija y también expresando el temor de que se produzca una incursión de los nativos del Chaco “se necesitan precisamente las armas que sea posible enviar a la mayor brevedad teniendo en consideración la gran necesidad que padece este pueblo de siquiera doscientos fusiles al pronto para preservarse de cualesquiera invasión que pueda experimentarse de los indios del Chaco” (Güemes, 1979a, p.344), los fortines de Caraparí y de Itaú habían quedado reducidos luego de 1810, esta disminución de la presencia de las tropas de milicias en el Chaco dejaban indefensa la villa de Tarija de una posible incursión durante 1811 de los nativos del Chaco.

El 5 de septiembre de 1811, llegaba Pueyrredon a la villa de Tarija cargando con todos los caudales de la Casa de la Moneda de Potosí, el pueblo de la villa reunido en un cabildo abierto intentó retener en la villa de Tarija los caudales de Potosí, pero no lo consiguen esto según informa Pueyrredon en oficio de 4 de octubre de 1811 a la Junta de Buenos Aires.

a las dos jornadas de Tarija para acá, me alcanzó un expreso con un pliego de aquella Junta, en que me comunicaba, que aún no me hallaría a cinco leguas de distancia de la villa, cuando se conmmovió el pueblo y se hizo un cabildo abierto para tratar de quitarme los caudales sin haber sido ellos convidados a él; pero que el dictamen de algunos sensatos había disipado el fermento que empezaba (Ibídem, p.359)

El Cabildo de Tarija informa mediante un oficio a la Junta de Gobierno fechado el 11 de octubre de 1811, que “para evitar los males y estragos de la guerra, que necesariamente debiamos temer en el caso de no rendirnos, porque hacíamos una resistencia obstinada y temeraria respecto a que no había ni tropas, ni armas” (Ibídem, p.373), el pueblo reunido en Cabildo había decidido la rendición de la Villa de Tarija esta “resolución del Ayuntamiento de la villa de Tarija, remitiendo al cuartel general de Potosí su sumisión” (García, 1846, p.109) sólo duraría unos meses. El 18 de enero de 1812 la villa de Tarija es retomada por Güemes restableciendo una Junta Subalterna iniciando así la constante toma y retoma de la villa de Tarija por parte de ambos bandos.

Para los primeros días de septiembre de 1811 y hasta la conclusión de la Guerra de Independencia, la Villa de Tarija, es un punto importante para el sostenimiento de los esfuerzos de guerra, con la llegada de nuevos contingentes de soldados españoles desde la península ibérica, deben los Patriotas Tarijeños asumir mayores responsabilidades de guerra, al norte con base en Tarija, y cubriendo el camino por el chaco que une Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra, Tarija y Oran hacia el este, el Coronel Francisco Pérez de Uriondo, cumple con la misión de ser avanzada de contención en contra de los ejércitos coloniales españoles. La zona comprendida por los actuales departamentos salteños de Yruya y Santa Victoria y los jujeños Yavi, abra Pampa, Rinconada, Cochinoca y Santa Catalina, quedara confiada la defensa al coronel Mayor Juan José Fernández Capero Marqués del Valle del Tojo o de Yavi. El coronel Manuel Eduardo Arias, será el responsable de la defensa de Humahuaca, San Andrés, Oran y el chaco Salteño hacia el noreste. Este teatro de operaciones es donde se desarrollaran las acciones de armas que forman parte de la etapa de la Guerra de Independencia que se conoce como la Guerra Gaucha, los gauchos eran “hombres del campo, bien montados y armados todos de machete ó sable, fusil ó rifle, de los que se servían alternativamente sobre sus caballos con sorprendente habilidad” (García, 1846a, p.314), además estos gauchos utilizaban lanzas “jamás se ocupan de sus caballos, y que se sirven de una lanza de 14 á 15 pies de largo con la mayor facilidad” (García, 1846b, p.259), varios habitantes provenientes de Tarija participan en esta etapa de la guerra de Independencia.

la guerra llamada “GUERRA DE GAUCHOS”, porque ella fué peculiar de las provincias de Jujuy y Salta, a pesar de que allí han figurado muchos guerrilleros altoperuanos como: Uriondo, los Rojas, Aviléz, Méndez, Mendíeta, Garay y otros hijos del belicoso departamento de Tarija, que siempre prestaba eficaz auxilio al bizarro La Madrid y al prestigioso y bravo caudillo salteño don Martín Miguel Güemez. (Ramallo, 1913, p.5)

Durante los años de la guerra de Independencia el costo económico “recayó fundamentalmente sobre la región y es un problema omnipresente e insoslayable” (Gil, 2002, p.19), la participación de los Tarijeños en diferentes acciones y maniobras militares, que contribuyeron luego de las derrotas militares de los Ejércitos Regulares de las Provincias Unidas del Río de La Plata provenientes del sur, a estabilizar a partir de 1817 la frontera norte de Salta y Jujuy, que durante los años posteriores a 1815 cuando los Ejércitos Regulares provenientes de Lima, intentaban pacificar el Alto Perú y recuperar las provincias del Río de La Plata resolvió La Serna invadir las provincias arjentinas, para donde partió con un ejército de 7000 veteranos, compuesto en gran parte de los vencedores de Napoleon en la Península” (Cortés, 1861, p.75), en noviembre de 1816 nuevamente los ejércitos españoles ocupan la villa de Tarija intentando capturar a Francisco Pérez de Uriondo.

el general La Serna tomó sus medidas con rapidez, previsión y energía. Considerando peligrosa la permanencia sobre su flanco de las fuerzas de Uriondo en Tarija, y la de los partidarios que de acuerdo con él mantenían la insurrección en los valles inmediatos, organizó una expedición que consiguió dominar todo el país por esta parte hasta las desiertas fronteras del Chaco (Paz, 1919, pp.455-456)

El intento español de capturar a Francisco Pérez de Uriondo, fracasa porque las guerrillas de patriotas a su mando junto con él habían salido de la villa de Tarija el 30 de noviembre de 1816 y se dirigieron al interior del territorio Tarijeño rumbo a Salinas en la frontera del Chaco; pero a finales de 1816 fueron “Arrojado de las salinas y de las fronteras de los indios chirihuanos el caudillo Uriondo por el coronel Vigil, que lo perseguía con el escuadrón de cazadores y dos compañías de infantería” (García, 1846a, 305), durante 1817 las acciones de armas continúan incluyendo una nueva toma de la Villa de Tarija en abril por parte de los patriotas, para después ser nuevamente ocupada por el ejército español; continuando así con las acciones de una guerra de guerrillas “Uriondo, Aviles, Rojas, Méndez y tantos otros, que desde los pueblos inmediatos y de las fronteras del Chaco y del Bermejo amagaban constantemente a la villa sostenida por la guarnición que mandaba el bravo coronel Vigil” (Paz, 1919, p.521), estás acciones de las guerrillas se desarrollan no solo en las proximidades de la Villa de Tarija sino también en los distantes territorios del Chaco llegando el Ejército Realista incluso a combatir en las cercanías del Pilcomayo, como también en Caraparí e Itaú.

Para formarse una idea de la importancia que daban los españoles a la provincia de Tarija, y del poder de los caudillos que allí luchaban por la independencia, basta tener en cuenta que en 1816, el mismo general en jefe, La Serna, tuvo que trasladarse allí antes de principiar sus operaciones de invasión a las provincias argentinas, y que en 1818, a parte de estar la provincia guarnecida por las tropas aguerridas del coronel Vigil, uno de los más prestigiosos jefes del ejército realista, tuvieron que expedicionar sucesivamente los dos más notables generales de esa época y de más renombre entre los servidores del rey, a la cabeza de fuertes divisiones: Canterac y Olañeta; el primero jefe de estado mayor, y el segundo jefe de la vanguardia (Paz, 1919, p.521)

Desde 1810 existe una importante participación de habitantes de Tarija en el bando patriota, situación reflejada con la incorporación de jinetes Tarijeños a las unidades militares formadas por Güemes; integrándose por ejemplo al Regimiento de Caballería de Salta que era de milicias formadas por gauchos y sobre otros cuerpos salteños y tarijeños de igual índole.

LAS MISIONES FRANCISCANAS EN EL CHACO TARIJEÑO DURANTE LOS AÑOS DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA.

En las Misiones Franciscanas existentes en el Chaco Tarijeño para mayo de 1811 ya los naturales no asistían a las actividades religiosas, se resistían al trabajo y preferían escapar que permanecer en las reducciones (Corrado, 1884), los Misioneros Franciscanos creían que su presencia ya era inútil en esos territorios, el comienzo de las acciones de armas en la zona producto de la Guerra de Independencia incremento los problemas de las Misiones en el Chaco Tarijeño “Algunos religiosos acompañaron como capellanes a las tropas españolas, otros fueron perseguidos, muchos retornaron a España y algunos huyeron. Ya existía un gran movimiento de tropas y luchas contra la corona española, así que en general los religiosos se desbandaron” (Arce, 2003, p.12), los religiosos ahora no sólo estaban a merced de los naturales sino también de los avatares propios de la guerra.

De sus misioneros, veinte y dos estaban presos, ocho emigrados, cuatro obligados á servir de capellanes en el ejército. En el convento, apenas quedaban tres sacerdores; dos de ellos ultras-setuagenarios, y el tercero ciego. Ellos tambien hubieran emigrado, si su ancianidad y achaques se lo hubiesen permitido. La Providencia tenia sus designios… Otros cuatro se hallaban en las misiones de Salinas e Itaú, únicas que se habían salvado hasta entonces de la destrucción, aunque no de grandes quiebras. Cuando las tropas del Rey ocupaban la plaza de Tarija, las de la patria se guarecían en sus fronteras, y entonces los haberes de aquellas dos misiones quedaban expuestos a su voracidad, y los conversores a su odio y maltratamientos. El ganado de Itaú quedó totalmente consumido; del de Salinas poquísimo restaba. Sin embargo, el afecto que D. Francisco de Uriondo uno de los caudillos de los patriotas de la frontera conservaba a nuestros misioneros, había impedido la destrucción completa de aquellos establecimientos. (Corrado, 1884, p.294)

En la frontera del Chaco, después de los levantamientos de 1809, continuaban en pie las Misiones de Salinas y de Itaú, según lo registraba citado por Corrado (Ibídem, p.287) el Fr. Bernardo Duran el 13 de septiembre de 1813. La situación de los Religiosos, conforme la guerra de independencia continuaba se fue agravando debido a su lealtad con el Absolutismo Español “habian predicado con toda energía y libertad en favor de la real dominacion; y con esto se habian grangeado el odio de los patriotas en tal grado, que si por desgracia hubiesen caido en sus manos, eran víctimas destinadas á la muerte” (Ibídem, p.293), por esa razón en marzo de 1815 cuando llegaron hasta la villa de Tarija las noticias de que ya otro Ejército Auxiliar Argentino avanzaba rumbo al Alto Perú, a los religiosos Franciscanos no les quedó más alternativa que refugiarse con el ejército realista que acampaba en Cotagaita y luego acompañarlos en su retirada hasta Oruro de ahí los religiosos continuaron su camino hasta llegar a Moquegua en el Perú (Corrado, 1884), la guerra de independencia también afectó a las Misiones existentes de los Religiosos Franciscanos en Salinas y en Itaú, en el Chaco Tarijeño.

El 14 de julio de 1818, el brigadier Canterac con unos 800 hombres se dirigia á esta frontera para desanidar de ella á los patriotas, ó, como se apellidaban en aquellos tiempos, á los gauchos. Derrotados estos en la cuesta de la Soledad y perseguidos por el coronel realista Vigil, se replegaron hácia la mision de Itaú. Allí, el 25 de julio de 1818, un oficial con seis hombres armados se presentó al P. conversor principal Fr. Saturio Ruiz, intimándole arresto. Pocos momentos después, lo sacaban preso de aquella mision, que con 22 años de sufrimientos y trabajos había maravillosamente adelantado, y sostenídola contra los repetidos ataques de los salvajes comarcanos, conjurados en destruirla. (Corrado, 1884, pp.294-295)

Luego que los patriotas abandonaran Itaú rumbo a Oran, el 26 de julio de 1818, llegó también a Itaú el Ejército Realista del Coronel Vigil, quien apreso al religioso Franciscano Buenaventura Gonzalez que los patriotas habían respetado no tomándole prisionero, luego los realistas saquearon la vivienda de los religiosos de Itaú “incendiaron el pueblo de los indios y todas las casas de los pobladores con sus maizes, con todos los horrores de un saqueo” (Ibídem, pp.295-296), luego llevaron al religioso franciscano como prisionero a la villa de Tarija, “la presencia del ejército en un lugar implica su manutención, la suspensión de las actividades productivas, levas y persecuciones y muchas veces directamente la destrucción de los medios de producción. La guerra requiere incesantemente hombres, metálico, alimentos, armas y ganado” (Gil, 2002, p.28), en 1819 Buenaventura Gonzalez regreso a las ruinas de la Misión de Itaú donde permaneció hasta el 3 de abril de 1822 (Corrado, 1884), fecha en la cual se registró su muerte.

EL CHACO TARIJEÑO EN LA GUERRA DE INDEPENDENCIA.

Los territorios coloniales españoles en América eran un escenario generalizado de la guerra de independencia contra la dominación del absolutismo español, en ese sentido es evidente que también el Chaco fue parte del teatro de operaciones de la guerra de independencia, en una carta fechada en Tupiza, en noviembre 10 de 1810. Juan José Castelli, informa sobre la posible fuga hacia el Chaco de una parte del derrotado ejército español.

No dudo del éxito feliz de esta disposición cuando está a cargo del capitán Güemes (uno de los oficiales de las provincias incorporados al ejército) y manda tropas tarijeñas que son superiores. La ocurrencia posterior a este paso en el parlamento de Córdoba ayer mismo, me ha hecho conocer la importancia de aquella medida; pues fugando Nieto de Cotagaita con su tesoro, tropa de la que quedó allí y diez piezas de artillería, puede que su dirección sea de Cinti por donde puede tomar al Chaco y atravesar a la frontera del Brasil o al Paraguay, respecto a estarle tomados los caminos del Alto Perú. (Güemes, 1979a, pp.281-282).

En 1813, una parte de los indígenas del Chaco comienzan a combatir con el bando de los patriotas “se sublevaban en favor de los patriotas los indios del Chaco a lo largo del Pilcomayo” (Paz, 1919, p.274), en 1816 se forman diversas Republiquetas ó territorios controlados por caudillos rebeldes incluyendo también la región del Chaco.

se extendía otra línea de republiquetas con sus retiradas abiertas sobre el Chaco central. Cada uno de los valles de esta línea que derraman sus aguas en el Pilcomayo, cada cordón de sierras, cada depresión del terreno, era una republiqueta, un foco de insurrección permanente (Ibídem, p.342)

Otros indígenas que son también provenientes del Chaco prestan servicios al Ejército Realista perjudicando sobre todo la retaguardia de la Republiqueta controlada por Ascencio Padilla “Padilla recorría su línea de retaguardia, desorganizada por querellas intestinas y amenazada por algunos indios del Chaco aliados con los españoles” (Ibídem, p.379), los indígenas naturales del Chaco dadas las circunstancias combaten en ambos bandos.

Desde el Chaco en Caipipendi, el Teniente Basilio Rojas el 5 de diciembre de 1816 informa la situación de sus tropas y que Cumbay también estaba esperando alguna noticia (Guemes, 1980b, p.286), el 20 de diciembre de 1816 se produce la batalla de San Antonio entre guerrilleros al mando de Francisco Perez de Uriondo y una fuerza de 370 soldados españoles al mando de Vigil los combates continúan pero los patriotas se van quedando sin municiones y tienen varias bajas por tanto solicitan refuerzos para continuar las acciones de hostigamiento, Francisco Perez de Uriondo informa que Vigil le ofreció ser Coronel en el Ejército Español sí se cambia de bando (Guemes, 1980b, p.287), Francisco Pérez de Uriondo continuará en el bando Patriota hasta la conclusión de la Guerra de Independencia.   

La retirada de los guerrilleros patriotas que se produce luego de abril de 1817, origina nuevas incursiones del Ejército Realista sobre los territorios del Chaco Tarijeño “el coronel Vigil hizo una correría desde Tarija á Salinas y misiones de San Luis y de Itau en Abril, deshaciendo ventajosamente los grupos que acaudillaban los hermanos Uriondos y Rojas, tomándoles algunas armas, prisioneros y bastante ganado” (García, 1846a, p.384) el 21 de julio de 1817 prosiguen estás acciones “partió el coronel Vigil con la mitad de la fuerza del brigadier Canterac contra los caudillos Sánchez, Rojas y otros, hacia Capari é Itau, y habiendo conseguido alcanzarlos en dichos puntos los derrotó del modo más decidido, causándoles mucha pérdida entre muertos y prisioneros” (Ibídem, pp.385-386),

Los combates al interior de Tarija y en la frontera del Chaco continúan a lo largo del año de 1817, Güemes informó en marzo de 1817 a Belgrano que debió internar en el Chaco a los Oficiales del Ejército Español que permanecían como prisioneros bajo su custodia “los ha internado Arias al Chaco adentro, a un lugar que llaman Santa Rosa. Esta medida la tomó, por la entrada de Olañeta a Orán y por la dirección de Marquiegui a Santa Bárbara” (Guemes, 1980d, p.210), Guemes en el mismo informe dirigido a Belgrano expresaba su satisfacción la expansión de la noticia de la victoria del Ejército Patriota en Chile que producía su efecto en el ejército español al cual combatía en ese momento el General Gregorio Araoz de La Madrid “Estos van de capa caída y si Madrid se apura un poco, temblarán sin remedio y correrán hasta el otro lado del Chaco” (Ibídem, p.211), esperando que como resultado de nuevas victorias al ejército español no le quede más opción que huir por el Chaco, Belgrano responde a su Informe de Güemes el 26 de marzo de 1817 sentenciando “que prueben del Chaco esos canallas” (Güemes, 1980d, p.219), así el Chaco no sólo es utilizado por los patriotas como lugar de refugio sino también como presidio, Belgrano en una carta dirigida a Güemes, fechada en Tucumán el 26 de septiembre de 1817 explicó lo siguiente: “Ud. no se acuerda de lo que hablamos acerca del pensamiento de la expedición contra los indios, y con este motivo de los fuertes en el Chaco, y navegación del Bermejo, única capaz de poner a esa provincia en el estado de mayor prosperidad” (Ibídem, p.39), así también los Patriotas incurrirán en acciones militares en contra de los indígenas del Chaco que sufrirán los pesares de la guerra.

Ante una mayor presencia de fuerzas de un ejército regular proveniente del Virreinato del Perú y tener que retirarse hacia la frontera del Chaco, produce que algunos de los Guerrilleros Tarijeños prefieran dejar de combatir ó cambiar de bando pasándose al Ejército Realista, en noviembre de 1817 Eustaquio Méndez ingresó a formar parte del Ejército Realista Español.

A principios de Noviembre se presentó espontáneamente al general en jefe el caudillo Eustaquio Méndez, quien con el caudillo Uriondo conmovía la provincia de Tarija; se presentó con su numerosa partida y armas, fiado en la generosidad del general español. Este envió tranquilo á sus hogares y labranzas á los hombres de guerra del célebre Méndez, conocido por el Moto porque era manco; le declaró teniente coronel á nombre de S. M. y señaló á sus dos sobrinos una moderada pensión (García, 1846a, pp.387-388)

Meses antes, el caudillo Méndez había también actuado de la misma manera, de acuerdo a una carta escrita el 22 de abril de 1817 al señor General por don Francisco Pérez de Uriondo se informaba sobre la conducta del guerrillero Tarijeño durante la jornada del 30 de marzo de 1817.

"a la madrugada salió el enemigo en número de más de cuatrocientos hombres entre infanteria y caballeria, y emprendimos la acción y después de dos horas de pelear me vi en la precisión de hacer una retirada por falta de municiones y de no haber concurrido el comandante Méndez a quien mandé que tomase la espalda del enemigo, pero este hombre después de haber hecho tantos sacrificios antes por la causa, se dejó seducir de los enemigos por lo que no concurrió al punto donde lo llamaba engañándome que El atacaría por donde le decía, pero a pesar de esto la tropa peleó con energía" (1980b, p.452)

En abril de 1817, Eustaquio Méndez, era uno de los caudillos Tarijeños que colabora con el Ejército Patriota del General Gregorio Araoz De La Madrid la ocupación de Tarija. Gregorio Araoz de La Madrid en 1817 debe realizar su retirada por el Chaco evadiendo así al Ejército Español y poder llegar a Oran luego de penosa marcha (Araoz, 1895, pp.161-162) llevando consigo a sus heridos y el resto sobreviviente de su ejército. Después que los patriotas realizan acciones militares en septiembre de 1817 contra de los indígenas del Chaco, a principios de diciembre de 1817 el Coronel Antonio Vigil del Ejército Realista realiza también una serie de incursiones a la zona de Las Salinas en la cercanía de la frontera del Chaco, en los combates que protagoniza logra derrotar a los Guerrilleros Patriotas pacificando la región y además “que los indios chirihuanos se declarasen en favor de la causa española, negocio de grande importancia” (García, 1846a, p.388), consiguiendo así aliados en su guerra contra los rebeldes.

En la Gaceta del Gobierno de Lima, se publica el 15 de julio de 1818 el Parte del Coronel Vigil al Señor General en Jefe del Ejército Real del Alto Perú, donde detallaba su incursión realizada desde Tarija durante abril de 1818 al territorio del Chaco para combatir a los rebeldes y a los indios Chanes aliados del Guerrillero Uriondo, el 18 de abril llegó el Coronel Vigil a Carapari desde donde ordenó al Teniente de la Guarnición de Caraparí que junto al Comandante del Fuerte de Itaú “reuniesen todos los vecinos e indios chiriguanos que pudiesen; en el mismo día me presentaron setenta y ocho de los primeros, muy bien montados y ochenta de los segundos” (Guemes, 1980c, pp.284-285), por los vecinos de Caraparí los españoles descubrieron que el Guerrillero Rojas estaba esperando refuerzos de Cumbay para hostilizar a los soldados españoles en la región de las Salinas, luego de algunas otras acciones más Vigil regresó a Tarija y el 8 de mayo de 1818 concluía su informe señalando la situación de dos habitantes de Itaú a los que habían tomados prisioneros Melchor Castro y Agustín Rodriguez “el primero porque he sabido fue capellán del caudillo Padilla, y el segundo, porque habiéndoseme presentado como paisano, se ha justificado es un capitan de los enemigos, cuyas insignias mantuvo hasta el día de mi llegada a Itau” (Ibídem, p.287), en mayo de 1818 a la zona de las Salinas frontera del Chaco, "acudió el capitán grande Cumbay con 1500 indios de la cordillera, en socorro de la patria; asimismo otro capitán del Río Pilcomayo nombrado N. Rocha con cerca de mil indios" (Ibídem, p.263), el 28 de mayo de 1818, Güemes informó a Belgrano lo siguiente: "el intrépido sargento mayor don Juan Antonio Rojas, desde el punto de la misión de Salinas, con fecha 3 del presente, haciendo uso de su lenguaje sencillo de la verdad, me comunica el triste resultado de las armas del rey en su invasión" (Ibídem, p.278), Güemes también, en el texto de su informe del 22 de mayo de 1818 reconoce las acciones que realizó Cumbay apoyando a Rojas "No lo es menos el del honrado capitán Cumbai, pues tuvo una parte principal en la ejecución, con algunos indios flecheros de su mando" (1980c, p.279), en el éxito de los patriotas para detener el avance de los soldados españoles en el Chaco Tarijeño durante mayo de 1818; pero debido a la falta de apoyo logístico la situación cambio a favor del Ejército Realista, José de La Serna, informaba el 18 de agosto de 1818 que la expedición al interior de Tarija había resultado con la derrota de los rebeldes, captura de 30 prisioneros, varias armas, caballos, "más de mil cabezas de ganado vacuno; y más de mil fanegas de maíz" (Ibídem, p.288); de acuerdo con el parte de Guerra fechado en Caraparí el 12 de diciembre de 1818 por Francisco Pérez de Uriondo, se informó a Güemes del cambio de bando del Guerrillero Eustaquio Méndez que después de salir de la villa de Tarija el 16 de noviembre de 1818 "el traidor Méndez con su tropa venía ocupando la vanguardia y desde el Alto del Tambo se regresó él solo a la Villa, todo el campo venía seduciendo al paisanaje" (Guemes, 1984, pp.316-317) convenciendo para desertar a una parte de sus soldados. En posterior oficio de 10 de enero de 1819 de Belgrano a Pueyrredon, Director de las Provincias Unidas del Río de La Plata "se da por traidor al comandante don Eustaquio Méndez" (Ibídem, p.316)

El 30 de noviembre de 1818, en el Chaco Tarijeño se produce la batalla de la quebrada de Biray donde se combate "desde las seis de la mañana hasta las once del día. Desde allí destacaron una partida sobre Itau. Lo han incendiado todo, saqueando la iglesia y si no es por una partida nuestra también se incendia" (Guemes, 1984, p.319), el Ejército Español derrotado por los patriotas al mando de Francisco Pérez de Uriondo deben retirarse.

Con el refuerzo enviado al Virreinato del Perú entre 1814 y 1817 de soldados españoles desde la península ibérica que llegaban desde Europa con experiencia de combate debido a su participación en la guerra contra los franceses, a partir de 1818 el teatro de operaciones se trasladó a otras latitudes del continente americano. “reforzaron el ejército, y guarniciones del Perú” (García, 1824, p.1), en la zona de Tarija y la frontera del Chaco la guerra continuaba, “una parte importante de la estrategia utilizada durante las guerras de independencia para combatir al ejército realista era la llamada guerra de recursos que consistía en retirar todo y sólo presentar batalla cuando no quedaba otro remedio. Esto afectaba directamente a la población” (Gil, 2002, p.28), desde 1818 en el frente del norte de las provincias Unidas del Río de La Plata, que comprendía también la región del Chaco y de Tarija no es escenario de grandes acciones de armas, pero continúan las operaciones de los guerrilleros patriotas en contra del ejército regular español en la zona.

LA NACION CHIRIGUANA DURANTE LA PRIMER DECADA DEL SIGLO XIX Y SU PARTICIPACION EN LA GUERRA DE INDEPENDENCIA.

La historiografía tradicional ha hecho énfasis en la lucha emprendida por la élite criolla, dejando en segundo plano la participación popular, a pesar que ésta fue determinante en el triunfo de las fuerzas patriotas (Oporto, 2009, p.51), por eso es importante también analizar la participación de los indígenas del Chaco Tarijeño durante la Guerra de Independencia.

Para finales del Siglo XVIII la villa de Tarija, era parte del Partido de Chichas de la Intendencia de Potosí, ya entonces la relación con la nación Toba que habitaban las fronteras del Chaco generaban su mención en los informes oficiales como en el que realiza Juan del Pino Manrique en su calidad de Intendente de Potosí (Del Pino, 1836) sobre la situación del Partido de Chichas y la villa de Tarija fechado en Potosí el 16 de agosto de 1785, en el cual indica que los Chiriguanos a los que se hace referencia en las crónicas no son otra nación, en realidad se tratarían de la nación Toba. 

Los indios Chiriguanos, dos siglos há ocupadores, y hoy fronterizos de los hermosos valles de Tarija, segun la opinion mas recibida, no son parte de la inmensa nacion quichua que poblaba el dilatado imperio del Perú cuando entraron en él los primeros españoles: pertenece pues á la nacion de los Tobas, que es la originaria de las provincias del Paraguay. (Ibídem, pp.5-6)

Desde finales del siglo XVIII y hasta 1806 Cumbay con el título de mburubicha guasu ó capitán grande, apuesta por el diálogo y denuncia el 5 de abril de 1799 el problema de la expansión ganadera en sus territorios ante las autoridades de la Audiencia de Charcas “presenta una queja contra unos españoles dueños de estancias cercanas a las tierras de su pueblo” (Saignes, 2007, p.97), pero ante la falta de respuesta toma el sendero de la guerra. En noviembre de 1799 se da una de las sublevaciones más importantes, en la cordillera de los chiriguanos amenazado por la invasión de ganado en los campos de siembra; el problema es la tierra; y los blancos criollos ganaderos necesitan controlar los puntos estratégicos para el pastoreo del ganado vacuno, mientras que los indios necesitan las tierras para cultivarlas en la producción de maíz, a esto se llama la colonización con “Vacas versus Maíz” (Ayaviri, 2008), en 1804 en todo el chaco la sequía repercute en la falta de alimento, que se utiliza como una excusa para el asalto en son de revanchismo a los puestos ganaderos. En septiembre y octubre de 1806 como respuesta a los asaltos fue una cruenta encrucijada en el valle del Ingre, “El valle del Ingre forma una de las tantas depresiones longitudinales que corren en dirección meridiana entre los ríos Parapiti y Pilcomayo. Desde el curso medio del Pilcomayo hasta la llanura del Chaco” (Saignes, 2007, p.98), del 1 al 30 de noviembre de 1808 los españoles desangran el valle del Ingre, destruyendo todo a su paso. Diez años de guerra a sangre y fuego contra los españoles y los rencores se convierten en parte de la cotidianidad de los parajes del Chaco. El Cacique Cumbay, su verdadero nombre es “Mandiotetimbiaja”, el Mburubicha Guasu; capitán grande de los chiriguanos del Ingre, que etimológicamente podría traducirse como: “Cumbay Co Che”; “Soy muy hombre o soy hombre por excelencia” (Ayaviri, 2008), Cumbay lidera los levantamientos indígenas en el Chaco durante aquel período comprendido entre 1807 a 1809 cuando los chiriguanos agotan los medios diplomáticos y apuestan hacia una guerra total.

Los chiriguanos no pueden estar exentos de los levantamientos de mayo de 1809 y del proceso independentista. Los dos bandos, patriotas y realistas toman su lugar y los indios activamente participan en este proceso. El 20 de abril de 1810, Cumbay intenta concertar un acuerdo de Paz con los patriotas (Güemes, 1979a, p.156) La figura del general patriota Belgrano se difunde en todos los rincones y tal es la popularidad que el cacique Cumbay prefiere ir a conocerlo. El 30 de agosto de 1813, el cacique chiriguano Cumbay con sus dos hijos menores, un intérprete y una escolta de 20 flecheros, visita en Potosí al Gral. Belgrano, con el objetivo de poner fin al dominio de español “Cumbay ofreció a éste 2.000 indios de pelea para luchar contra los españoles a favor de la causa patriota” (Minutolo de Orsi, 2010, p.10), cada uno con intereses diferentes, Cumbay acabar con los invasores en la cordillera de los chiriguanos y los patriotas consolidar la independencia para de esa manera tener el control económico y político de la región. Cumbay, cumplió con su compromiso en 1814 ya que se encontraba combatiendo al lado de los guerrilleros patriotas. El 12 de septiembre de 1814 Güemes informaba que Cumbay estaba combatiendo junto con los Patriotas (Guemes, 1979b, p.206)

También existieron chiriguanos, que fueron partidarios junto con los realistas, un tubicha combatió a órdenes del realista Coronel Lorenzo Aguilera y perdió la vida al lado de éste durante la batalla del 3 de febrero de 1818 en el fuerte de Saipurú.

Durante la guerra de independencia los indígenas del Chaco representaron una constante amenaza para las áreas urbanas del oriente y del sur, en marzo de 1824 en Santa Cruz de la Sierra el Cura Lorenzo Ramos al refiriéndose a los indígenas del chaco decía: “Bien saben los señores cruceños que el enemigo tienen al Sur” (Gandarilla, 2010, p. 21); la cordillera Chiriguana no constituyo durante la Guerra de Independencia una republiqueta, sino más bien fue para los patriotas un territorio de apoyo.

Durante la Guerra de Independencia, Cumbay era muy importante, para la Guerrilla de Ascencio Padilla (Urquidi, 1919, p.50) entre otras cosas, porque al combatir los patriotas en la frontera con el Chaco actuaban en un espacio que podía ser alternativamente, el último refugio de la guerrilla como también el de los indios de guerra que cada tanto entraban desde el Chaco a los territorios cristianos. Es justamente “sobre la frontera del Chaco” (Reusmann, 1910, p.102), donde se reunió una Junta de Guerra luego de la muerte de Ascencio Padilla en la que participa su viuda Juana Azurduy en su calidad de Teniente Coronel para decidir las futuras acciones de los restos de su tropa, que seguirán hostigando al ejército español hasta la conclusión en 1825 de la Guerra de Independencia. 

En los dos bandos que se enfrentaban había indígenas, los indígenas eran utilizados principalmente como fuerzas de choque, como espías y saboteadores y como baqueanos. Con frecuencia eran enviados para espiar camuflados en su propio papel: como vendedores de pan, pastores o mitayos. Había indios que participaban en la guerra, obligados, otros que no se involucraban en absoluto, algunos eran realistas, otros patriotas, otros negociaron su participación. Hubo, además, otro conjunto distinguible dentro de esta aparente masa de “los indios” y se trata de aquellos que no participaron de la guerra sino que la padecieron (Gil, 2006), en julio 9 de 1814, Fernandez de La Cruz denunciaba en un oficio al Directorio en Buenos Aires que “Por los partes del comandante Güemes he sabido con disgustos, que asociado al enemigo con algunos indios del Chaco, tuvo la bárbara complacencia de degollar en el Río del Valle, nueve mujeres y algunas criaturas” (Güemes, 1979b, p.127), no todos los chiriguanos estuvieron con los patriotas. Guemes en un oficio de 6 de junio de 1815, informa que por aquel momento la posición del guerrillero Camargo esta “en el pueblo de Santa Elena, inmediato a la villa de Tarija, con más de seiscientos hombres de fusil; a fin de que inmediatamente ocurra, al socorro de ella, si se halla amenazada de los bárbaros chiriguanos” (Güemes, 1980a, p.11), con los destacamentos en los fortines del Chaco desguarnecidos los habitantes de la villa de Tarija temen por una incursión de los indígenas del Chaco.  

Durante abril de 1818 se produce la retirada de la Villa de Tarija de Francisco Pérez de Uriondo hasta San Luis donde se reúne con Cumbay.

al punto de San Luis, porque tuve parte por Cumbay que una división enemiga unida con los indios bárbaros que habían seducido trataba de pasar el Pilcomayo y tomarnos por la espalda; al momento mandé una división la que unida con Cumbay se consiguió que los enemigos se retiraran y se les quemaran veintitantos pueblos a los indios enemigos, y se les tomó porción de caballada y ganado, la que mandé repartir entre las tropas de Cumbay; a los pocos días trataron los enemigos de seducir a Cumbay, mandaron siete emisarios, con una porción de regalos, y su contestación fue el que él peleaba por la patria y por su general Belgrano y los mandó pasar por las flechas (Güemes, 1980b, p.452)

En diciembre de 1818, Francisco Pérez de Uriondo informó a Güemes desde Caraparí, las razones para su repliegue hacia Orán luego de no conseguir pacificar la cordillera el 20 de noviembre de 1818 encontró en Itaú "una partida de treinta hombres que mandé a lo de Cumbay a ver si se sosiega la cordillera" (Güemes, 1984, p.317), la retirada se produce durante noviembre de 1818.

los enemigos habian conseguido sublevar toda la cordillera a fuerza de regalos y dinero. Los dragones, luego que avistaron al enemigo, no tuvieron otro recurso que replegarse sobre Itau, batiendo en el tránsito a varios grupos que se les presentaban de indios, los que han cometido las mayores crueldades con las familias que se habían recostado a ese lado (Güemes, 1984, p.317)

En 1825 Bolívar, como primer presidente de la naciente república de Bolivia, decretó la distribución de las tierras según fuesen sus necesidades de ellas, pero este famoso decreto no pudo traspasar la cordillera de los chiriguanos, si bien Nadie ha nacido esclavo en Bolivia desde el 6 de agosto de 1825, y está prohibida la introducción de esclavos en su territorio (Dalence, 1851, pp.20-21), pero la cuestión de la tierra y su ocupación fue tema separado, los patriotas debían otorgar premios, y recompensas a quienes habían luchado por la patria y que esto correspondía la concesión de tierras que la momento estuvieran baldías. La república empezó con más avasallamiento, se dio con más fuerza la continuidad de la llamada “colonización con vacas”. Esta vez se entregó las tierras de los indios a quienes habían peleado por la independencia, el resultado fue mayores abusos (Ayaviri, 2008), después de 1825, Cumbay “por su fidelidad, a tiempo de la guerra de Independencia, mereció del Superior Gobierno una subvención anual de 200 a 300 pesos” (Saignes, 2007, p.140), esta subvención anual provendrá del tesoro departamental de Tarija. La Ley Nro. 2929 de 15 de Diciembre de 2004 declaró al Líder Indígena Cumbay, Héroe Nacional por su lucha en la guerra de la Independencia. Reconociendo en forma póstuma el grado de General en mérito al aporte realizado con sus tropas en la lucha emancipadora.

TARIJA CON EL FINAL DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA.

En 1825, fecha del desmantelamiento de la Audiencia de Charcas y de la independencia de Bolivia, el país se extiende al sur, hasta el río Bermejo. En los decenios que siguen, la frontera imprecisa remonta poco a poco y se fija con respecto al trazado actual común con Argentina y al departamento de Tarija (Souchaud/Martín, 2007, p.71), el Chaco constituyó una región de combates, como también el último refugio para los patriotas tarijeños, para 1818 se desarrollan varias acciones militares en la región del Chaco Tarijeño en lugares como Caraparí e Itaú.

(*) El autor José Luis Claros López, es Comunicador Social y Escritor.

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