EL SABER Y
LA JUSTICIA SON INMORTALES
Por José
Luis Claros López
Es la mala hora de nuestra Universidad, producto de
20 años de una educación que se concentro en levantar murallas para que los
estudiantes no puedan unirse a su pueblo en la lucha por los ideales de una
sociedad con justicia social.
La democracia universitaria tal como la conocemos,
se nos murió en el momento que fueron encerrados en una cárcel los estudiantes
que sólo defienden un derecho ganado hace años atrás mediante la movilización,
porque nadie te regala los derechos los derechos sé los conquistan. El
cogobierno universitario se convirtió en una dictadura donde sólo una voz exige
liderar la universidad y donde los estudiantes sólo valen como estadísticas. La
autonomía universitaria fue pisoteada por la bota de los policías al mejor
estilo de los tiempos de los desaparecidos en las épocas de los gobiernos autoritarios.
Ante semejante panorama que se puede hacer; definitivamente sólo existe un
camino: Regresar al orden institucional y respetando la normativa universitaria
convocar a nuevas elecciones en 90 días
en observancia de la Resolución Nro. 010/2010 de la VIII Conferencia Nacional Extraordinaria
de Universidades que determina: "que todos los problemas que se generen en
las elecciones universitarias deberán ser resueltos en el marco de la
reglamentación universitaria por la institucionalidad existente y por tanto,
las resoluciones del Órgano Electoral Universitario son inapelables fuera de
las instancias universitarias, y cualquier disposición de organismos externos a
las Universidades del Sistema Universitario Boliviano no tendrá efecto en el
ámbito universitario" de no seguir por esta vía la Universidad de los
Tarijeños, se arrojará por un abismo del cual no surgirán más que malos
resultados.
Porque de que nos sirve nuestra Universidad sí no
cumple con los postulados de la UNESCO en su DECLARACION MUNDIAL SOBRE LA
EDUCACION SUPERIOR EN EL SIGLO XXI que señala que la Universidad debe disfrutar
plenamente de su libertad académica y autonomía, concebidas como un conjunto de
derechos y obligaciones siendo al mismo tiempo plenamente responsables para con
la sociedad y rindiéndole cuentas, pero luego de los incidentes sucedidos en
Tarija en días pasados cuando la fuerza de la sinrazón en un acto de locura
desmedida decidió no aceptar que los estudiantes no están de acuerdo con la instauración
de un régimen que sepulte la lucha de generaciones pasadas por hacer de la
educación pública un derecho y de la autonomía universitaria una conquista, ante
semejante panorama sólo podemos concluir que realmente se necesita un cambio y
una transformación que permita recuperar el alma de la universidad.
Saber que los 13 estudiantes encarcelados fueron
liberados nos hace volver a creer en la esperanza que la mala hora de la
Universidad de los Tarijeños, está llegando a su punto de quiebre donde veremos
el desmoronamiento de una construcción cimentada en el chantaje, la extorsión,
el terror y la carencia de valores y es que así como creemos que nunca dejamos
de aprender por eso el saber es tan importante, también debemos creer que sí es
posible que las manos de la justicia trabajan por el bien; no debemos cansarnos
de creer que sí es posible que la mala hora se acabe porque el que se cansa
pierde y los estudiantes no pueden perder porque los estudiantes saben que el
saber y la justicia son inmortales.
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