CAMINAR
HORAS, PARA IR A CLASES
Por José
Luis Claros López (*)
Viajábamos por la ruta, habíamos pasado la supuesta
frontera del puente de Cortaderal que Villa Montes alega es el inicio de los
territorios que supuestamente le pertenecen, en el recorrido vimos a varios
niños recorriendo los costados de la ruta una veces corriendo y otras
haciéndose a un lado como las ovejas que pastan sin un guía, expuestos a los
peligros de la ruta, así también caminan los niños de las comunidades rurales
de Yacuiba llevando en la espalda sus mochilas viejas y vacías, con unos
cuadernos usados a los que borraron las lecciones pasadas para no dejar de
aprender, hijos de humildes campesinos que cada día trabajan la tierra para
llevar alimentos a sus mesas, luego de caminar horas uno de estos pequeños
estudiantes llamada Sofía llegó a su casa distante varios kilómetros de su
hogar con los pies cansados, habiendo soportado el inclemente sol del medio
día, con el estomago diciéndole que tiene hambre, al llegar a la mesa deja en
un rincón de la casita de adobe la mochila, su madre le pregunta que aprendió
en su clase, Sofía le cuenta que aprendió a cantar el Himno a Tarija, su madre
le dice que se limpie las manos un plato frío de guisado de arroz hecho a leña
horas antes esperaba en la mesa, la rato llega su Padre venía de Tierras Nuevas
donde había ido a trabajar arreglando un techo está con las manos callosas y la
piel quemada por el sol de la jornada, al rato se sirve un vaso de un liquido
turbio que proviene del pozo de agua de la comunidad, la tarde continua, llega
la noche, al día siguiente Sofía nuevamente camina varias horas para llegar a
clases. Lo que acabo de contarles sucede cada día en el Municipio de Yacuiba,
la capital de la región que durante años fue la billetera del país, bóveda que
financio grandes proyectos, donde todavía sus niños caminan horas para llegar a
clases, donde todavía los ciudadanos del área rural beben un brebaje que llaman
agua y que no es potable, un lugar donde sus políticos cuando llegan a ser
electos como autoridades, pareciera que fueran extranjeros porque no sienten
cariño por esta nuestra tierra, por nuestra Yacuiba, pareciera que fueran extranjeros
que sólo les gusta salir en fotos cual postales turísticas y no se preocupan de
solucionar las necesidades básicas insatisfechas de nuestra gente.
Pero la historia de Sofía no es la única, también
hay otras historias que van por el mismo lado como la de Juan que también
estudio en un colegio rural, luego salió bachiller y logró ingresar a la
Facultad porque en Yacuiba no existe una Universidad propia, Juan es como esos
muchos jóvenes que trabajan de día para estudiar de noche y al finalizar una larga
jornada debe también caminar varias horas incluso en las noches de lluvia para
llegar a su casa que está pasando un par de kilómetros más allá de la Rotonda
de los Libertadores, lo hace sabiendo que su sacrificio de cada noche valdrá la
pena cuando concluya sus estudios superiores, pero sabrá Juan que cuando llegue
aquel día, sólo le tocará seguir esperando porque al paso que vamos, las
historias de generación de oportunidades y empleo serán sólo un demagógico
cuento chino. Cuando será el día, que los Yacuibeños tengamos políticos que
dejen de pelearse por el poder y autoridades que trabajen por todos sin mirar
el color de la militancia política, cuando será el día que la expresión
“concurso de méritos” no cause risa por lo hipócrita que suena pronunciada
desde la boca de un político, hubo un tiempo que los niños del área rural de
Yacuiba llegaban a sus clases en transporte escolar, que comían una merienda,
que recibían sus cuadernos y que tuvieron en sus manos las mismas oportunidades
que los niños de otros lugares, hubo un tiempo que apoyar la educación en todos
sus niveles fue una prioridad, ¿será que esos tiempos volverán? ¿Será que algún
día, formar a nuestros recursos humanos de nuevo será la prioridad de la agenda
de políticas públicas de las autoridades de Yacuiba?
(*) El autor, es Comunicador Social y
Escritor.
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