La Columna de Jose (*)
EL INCENDIO DEL MERCADO CAMPESINO EN YACUIBA
El 8 de julio de 2014 Marcial Rengifo realizaba en
Yacuiba la presentación de los carros bomberos adquiridos en su gestión, e implementó
el proyecto: Fortalecimiento al Comando de Frontera Policial Unidad de Bomberos
– Yacuiba, con el objetivo de brindar una respuesta oportuna a la población,
para llamadas de emergencia por motivo de incendios en 15 minutos, como tiempo
promedio de respuesta, durante las 24 horas del día y los 365 días del año. A
comienzo de la década de los años 90 Yacuiba carecía de una estación de
bomberos, una noche trágica una vela produjo un incendio de magnitudes que
arraso rápidamente con un precario e improvisado espacio comercial instalado en
predios de la empresa de Ferrocarriles donde cientos de vendedores habían
instalado precarias casetas para la venta mayoritaria de ropa. Después de aquel
incendio se produjeron otros incendios en Yacuiba, cada nuevo incendio hacia
renacer los pedidos de que se invierta en comprar un carro bombero y así
pasaron los años, los meses y los días… La noche del 3 de octubre de 2016, será
una noche que muchas familias Yacuibeñas recordaran con profundo pesar deseando
borrarla de su memoria, aún no se sabe con certeza que produjo que se inicie un
incendio que durante varias horas fue imparable, al final el “Mercado Campesino”
de Yacuiba que abarca toda un manzano fue consumido por las llamas, hasta los
panes y las verduras ardieron, el fuego arrasaba todo a su paso al punto que
las columnas que sostenían el tinglado parece que cederán en cualquier momento,
amenazando con venirse abajo, durante varios minutos de desesperación los integrantes
de la Guardia Municipal arriesgando su vida sin la protección adecuada trataban
de apagar el fuego, recorrer en aquel momento los pasillos era encontrarse con
el calor infernal del incendio y el humo denso de los plásticos que se quemaban
haciendo prácticamente imposible aquel intento desesperado de vencer al fuego
sin los recursos suficientes; los llantos de los vendedores que habían perdido
todo eran incontenibles, desobedecían los gritos de desalojar que les daban los
policías para evitar que sus vidas corran riesgo, en medio de la tragedia,
varios antisociales comenzaron el saqueo campante y sin restricciones;
realizaban sus fechorías mimetizándose con habilidad entre la gente desesperada
que intentaban rescatar con sus manos todo lo que podían salvar de sus tiendas,
varios cisternas llegaron para tratar de suplir a los carros bomberos que se pedían
a gritos, bomberos de Salvador Mazza cruzaban la frontera para tratar de ayudar,
cientos de vecinos conmovidos se movilizaron para llegar a la zona del desastre
y tratar de ayudar de alguna manera pero comprendiendo que ya no se podía hacer
nada, se retiraban, muchos otros “mirones” permanecían en la zona y sin
comprenderlo perjudicaban el avance de los vehículos que llegaban al lugar para
intentar combatir el fuego, ante la ola de saqueos la seguridad del mercado
intentaba cerrar las puertas de ingreso, se podían escuchar gritos pidiendo
agua provenientes de distintos lugares del interior del mercado, la gente desesperada
desafiaba todo con tal de rescatar y proteger “lo que sea” de su capital de
trabajo, no les importaba que varias garrafas explotaban a sólo escasos metros de
distancia, un hombre conseguía romper los candados y el cristal que protegían
una efigie de la Virgen María y se la llevaba en medio de un angosto pasillo
bordeado de fuego, hasta conseguir alcanzar una de las salidas, afuera en las
calles que rodeaban la infraestructura del Mercado, varias heladeras, ropa,
aparadores, mesas, es decir de todo se amontonaba como un desorden de naufragio
en medio de charcos de agua, por uno de los techos una gata con el pelaje
chamuscado avanza hasta lanzarse a la calzada para luego desaparecer en medio
de las sombras de la calle llevando colgado de sus fauces un cachorrito, los
guardias municipales y la policía son rebasados, los policías militares llegan
y el superior les ordena que eviten que más personas ingresen al interior del Mercado;
declara inmediatamente a los medios de comunicación: “no somos bomberos… esto
es una bomba de tiempo” y las horas pasan el incendio continua sin poder ser
sofocado en su totalidad, el servicio eléctrico es cortado en toda la zona que
permanece iluminada por las llamas del fuego que fue derrumbando con su fuerza.
Al final un horrible olor a quemado, acompañaban un escenario dantesco donde los
escombros y las cenizas, eran lo único que había dejado el fuego, el incendio
producido en el Mercado Campesino de la Ciudad de Yacuiba en sólo un par de
horas había destruido lo que para muchas familias significaban no solamente años
de sacrificio sino que también eran la única fuente de ingresos para su
economía.
Yacuiba, disfruto de grandes conciertos durante los
últimos 10 años, una década cuando los abundantes ingresos permitían a las Autoridades,
escuchar una y otra vez los aplausos por las inauguraciones de algún gran
proyecto; pero parece que durante aquellos largos 10 años, no priorizaron la
prevención de posibles desastres como el sucedido a las miles de familias
Yacuibeñas víctimas la noche del 3 de octubre de un incendió que destruyo el
mayor Mercado de la ciudad, lamentablemente la infraestructura del Mercado
Campesino tenía ya varios años, era prácticamente un canchón que abarcaba todo
un manzano protegido por un gigantesco tinglado, con cientos de instalaciones eléctricas
que fueron realizadas sin seguir ciertos protocolos de seguridad, un espacio
donde la informalidad del trabajo imposibilitaba que los bienes de cada
vendedor estén asegurados contra infortunios como el sucedido, cuando el humo y
las cenizas se disipen, deberán iniciarse las investigaciones necesarias para
determinar las causales del incendio, pero hasta que se den con las
conclusiones, lamentablemente para la mayoría de los afectados la vida les
depara un destino incierto, por tanto deberán reponerse del golpe sufrido y
continuar. De las cenizas también puede volver a renacer la vida.
(*) El autor José Luis Claros López, es Comunicador
Social y Escritor.
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