viernes, 30 de octubre de 2009
Sobre odiar y perdonar
Que puedo decir sobre mi abuelo… que nació en Punata un 19 de marzo, o debo decir que en esa tumba no existe mas que lo que alguna vez fue un ser a quien aprendí a odiar hasta el ultimo instante de su vida y hasta después de muerto continúe odiándolo, odiándole porque se había muerto sin que yo tuviera el valor de vencer mis miedos de infancia para decirle en su cara que lo odiaba, sin embargo después las cosas con su muerte no cambiaron en nada, el sabor de la libertad no lo disfrute porque mejores días tampoco llegaron y a decir verdad el odio que sentía se fue volviendo en contra mía atacándome, destruyéndome. Hasta comprender hoy que la única forma de demostrar que lo perdone en realidad no es rezando en su tumba… pero sin embargo le deje un clavel no por las costumbres de comprar flores para los muertos si no porque era la única forma de comenzar a romper este silencio.... creo sinceramente que la única forma de perdonarlo es admitiendo que lo odiaba y que cada día ese odio me estaba enfermando por dentro y me impedía disfrutar de la vida, me obligaba a encerrarme construyendo murallas infranqueables con el único objeto de encontrar un poco de paz para dejar en el pasado tanto odio, pero sin embargo después de tantos años simplemente ya no tiene sentido ni una razón de ser este odio, porque la verdad el odio te impide ver los colores del mundo, no permite que puedas amar, no te deja vivir, no te permite dormir en otras palabras te enferma, te destruye, te hace daño…pero que sentido tiene decir todo esto ahora en este momento luego de tanto tiempo, acaso puede terminar con la culpa o acaso él puede escucharme? Los actos, que realicé que dije o que pensé, con el objeto de expresar ese odio que sentía ya no se pueden borrar, las personas a las que lastime con mis acciones durante todo este tiempo tampoco pueden olvidar… esa noche, la noche de su muerte estaba convencido que no podía ni quería perdonarlo, pero luego sin embargo siete años y diez meses después sucedió lo que sucedió hoy en esta tarde de octubre… con un amigo que me acompaño tal vez sin creer posible en un comienzo que yo no supiera el lugar donde estaba enterrado pero que después fue descubriendo que eso se debía a que yo había decidido el día de su entierro mientras mi tía me abrazaba llorando que borraría de mi memoria el lugar de su tumba…un amigo que luego guardo silencio cuando yo coloque ese clavel y que seguramente tal vez jamás crea posible que yo hubiera podido odiar tanto a una persona pero ahora siento dentro mío como si me hubiera logrado quitar un peso enorme, ahora comprendo que la única forma de perdonar y de perdonarme es continuando mi vida… pero no vivir por vivir, porque eso seria igual a mentir…la vida no se la debe vivir por vivir, no se puede perdonar por perdonar, lo que hice lo hice es cierto, pero también se puede encontrar el perdón y perdonar pero no con palabras, se debe perdonar y encontrar el perdón con acciones concretas con arrepentimientos sinceros con algo mas que confesiones de ultima hora….que puedo decir y hacer entonces, tal vez debo decir que mi abuelo se llamaba Balbino y que nació en Punata pero que aprendió a vivir y a querer a su manera y que una tarde lo abrace y le dije gracias por que me compro helado y porque me acompaño una tarde de noviembre de 1992 a recibir un diploma de mejor alumno y que luego lo mando a enmarcar junto con mi primer diploma ese de color amarillo que me entregaron en el Serrano …y que hoy en esta tarde de octubre lo único que pude hacer fue ponerme de rodillas al lado de su tumba, colocar mi mano sobre esa una estructura que debería estar fría pero que estaba caliente como un ser vivo y mientras decía un montón de palabras que me surgían sin que las pudiera detener fue que deposite un clavel sobre su tumba.
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