Por José Luis Claros López (1)
El último latido bajo nuestros pies
A la hora de hacer teatro, se necesita llegar a la cabeza y al corazón del público, no se trata solo de distraer por distraer el detalle es remover las capas de insensibilidad y despertar los sentidos es por tal motivo que la música, como recursos siempre tiene fuerza narrativa, pero no así la utilización exagerada de una suerte de tributo a las letras de las canciones de "Mago de Oz" que de forma incorrecta llegaban incluso por breves momentos durante la puesta en escena de la obra "El último latido bajo nuestros pies" a confundir, esconder y tapar los diálogos o parlamentos de los actores sobre el escenario y no llego a conseguir en el público una reacción. Lo bueno de la puesta en escena de esta obra es su intento de utilizar fragmentos en idioma nativo, ya que el público no necesita entender lo que se dice en ese momento, porque el sonido del idioma ya es suficientemente expresivo, como en la ópera, no hace falta saber italiano o alemán para comprender lo que se está diciendo en cada momento. Pero la utilización de esos parlamentos del guión se quedo en buena intención ya que el actor que hacía uso de los mismos en realidad no sentía lo que decía, sus palabras eran repetidas de memoria y no surgían con la espontaneidad que surgen las palabras cuando se las siente y se las apropia el corazón. Se podía notar en la intensidad de la voz de cada uno de los actores una experiencia adquirida en el aula que demuestra el deseo y la fuerza de voluntad de cada uno de ellos por dar su mejor esfuerzo sin importar incluso el golpe de una caída, pero el guión es pobre y termina por impedir que la fuerza narrativa de las palabras haga su magia.
El guión utilizado, carece de un mensaje bien estructurado, la primer escena lo que consigue es confundir contradice el resto y no tiene sentido con el desarrollo definitivo del guión, si bien al momento de levantarse el telón busca introducir al público en lo que será la obra solo pierde su rumbo señalado y más bien es un alivio ver la caída del telón de esta primer escena, para dar inicio al resto de la obra teatral pero que nuevamente tropieza con un error al pretender una suerte de remake absurdo de las escenas sempiternas en la memoria de la visita de los espíritus a Scrooge en la conocida obra de Dickens pero sin dejar el mismo dulce recuerdo de "Un cuento de navidad", al momento del juicio los personajes no saben ubicarse en el escenario y lo que consiguen es saturar todos los planos con personajes que en realidad no son necesarios para contar lo que se pretendía contar, la aparición del “leñador” interpretado por el Actor Germán Chambi le da sentido a la etapa final de la obra y es de lo más acertada por su manejo en el escenario, sus gestos, el tono y la intensidad que le pone a sus parlamentos quizás él debió interpretar al personaje principal, pero sin embargo al final la obra se olvida de un detalle: El personaje que se sumergió en un sueño nunca despertó. Por consiguiente la categorización de la obra como un Drama no es adecuada ya que por el contenido del guión en realidad es una Tragedia donde se perdió el control de la fantasía en una suerte de aspiración al teatro de lo absurdo pero que por su duración no consigue alcanzar el nivel que buscaba, la escena final y el intento de explicar lo que la obra no hizo a través de un personaje que da un mensaje al público es un recurso que nuevamente contradice lo que se pretendía pero que demuestra la pobreza del guión.
En la interpretación que los actores realicen de un guión, es donde está el poder del teatro, el objetivo final es que pueda el público abstraerse. La realidad es que gracias a la esencia del teatro podemos encontrar una poesía que no se encuentra tan fácilmente en el cine y la televisión. En ellos los efectos especiales, los efectos visuales, ayudan a crear una realidad que el público reconoce, pero que es falsa. En el teatro se mantiene esa magia. Los recursos que se utilizan como un complemento al guión de "El último latido bajo nuestros pies" fueron inadecuados y en definitiva distractivos, la exhibición de un video con escenas que buscaban meter a la fuerza al público en el sueño en el que se sumerge el personaje principal carece de sentido, hablando de forma técnica la realidad es que su audio se saturo y parecía que jamás se pensó en adecuar la obra para el ambiente donde seria exhibida la misma, la utilización del humo y del juego de la luz era necesario para la narración de la historia pero no con la excesiva forma que se dio durante la puesta en escena.
En definitiva la obra teatral "El último latido bajo nuestros pies" escrita por Martín L. Chavarría, interpretado por el elenco teatral del Colegio Héroes del Chaco de San José de Pocitos, dejo un sabor a poco no por el desempeño de los actores, quienes son estudiantes con todas las potencialidades que implica esta situación sino que fue resultado lógico de un guión pobre y vacío que si bien por tocar un tema ecologista está acorde a la "moda mediática" de la coyuntura actual que vive la sociedad boliviana pero no amerita mayores comentarios y es meramente distractiva sin llegar a los niveles que quizás esperaba poder alcanzar.
Email.: jlcarpediem@hotmail.es
Web.: http://www.jlcl.nemboati.com
(1) El autor es Director de Contenidos de NEMBOATI.com escribe cuento, poesía y dramaturgia. Forma parte de la nueva generación de la Unión de Escritores de Tarija. Fue Responsable del Elenco Teatral “GRUTA”, en Noviembre de 2009 público el libro “La Niña y El Fantasma Y Otros Relatos”. Reconocido en mayo de 2010 por el Municipio de Villazon.
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