La Columna de Jose (*)
EL
ANDINOCENTRISMO CULTURAL Y EL MASIFASCISMO
Comprender la acuciante situación de Bolivia es una
tarea necesaria para generar propuestas positivas de cambio que permitan
construir la nación boliviana, sin clases humilladas y con justicia social.
Pero al comprender esta situación también comprendemos hasta qué punto el
“andinocentrismo cultural” de manera violenta y odiosa pretende perpetuar su
decisión no consensuada de imponer su voluntad con el pretexto de satisfacer
los deseos de una “supuesta mayoría excluida”, sin respetar los derechos
manifiestos en la actual Constitución Política del Estado, instrumentalizando
conceptos como “socialismo del siglo XXI”, materializando la corrupción
más descarada y una prebendalista política pública de asistencialismo gubernamental
a cambio de doblegar la voluntad individual y colectiva de las grandes mayorías,
donde el culto al caudillo y el ciego convencimiento que solo existe una
verdad, la verdad oficial editada y difundida hasta el cansancio en una suerte
de monstruoso cambalache de discursos, mensajes y propaganda preparada para
simular el sonido de las palabras de la conocida marcha de la Internacional:
“arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan” Pero una cosa es el
disfraz de socialistas y otra es la realidad.
El andinocentrismo cultural es el nuevo ideologuema
adoptado para la instrumentalización del odio como doctrina dirigida a la
obtención del poder absoluto, el andinocentrismo cultural aborrece las reglas
del sistema democrático, desprecia el discenso, critica constantemente a todos
los que se oponen o cuestionan su forma de hacer política. Comprendemos ahora,
que el andinocentrismo cultural aprovechó el desgaste de la clase política que
gobernaba por medio de la democracia pactada, para luego al estilo fascistoide
utilizar las reglas de la democracia para transitar la ruta hacía un sistema
totalitario. Es evidente que el andinocentrismo cultural y el masifascismo practicaron
desde su ascensión al poder una política sucesiva del engaño y la mentira, de
instrumentalización del odio y de una confrontación permanente. Será difícil
superar el odio y polarización al nivel de violencia de tipo “bifurcatorio” que
es el resultado del andinocentrismo cultural, pero el pueblo boliviano más
temprano que tarde comprenderá que tanta violencia y aplicación sistemática del
engaño, no son el camino para la construcción de la nación boliviana. La esperanza
permanece todavía y es posible incluso que de estas ruinas; se levanten los
pilares y se construya realmente el pacto social incluyente al que todos
aspiramos, pero para que esto suceda es necesario la derrota electoral del
andinocentrismo cultural que ha fracasado en su intento por silenciar a la
Bolivia Democrática.
* El Autor es José Luis Claros López, Comunicador
Social y Escritor.
Fotografía: Charles Chaplin, en una Escena de la Película El Gran Dictador.
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