lunes, 23 de agosto de 2021

DEDOCRACIA, OSCURANTISMO Y AUTORITARISMO EN LA UNIVERSIDAD DE LOS TARIJEÑOS

 


DEDOCRACIA, OSCURANTISMO Y AUTORITARISMO EN LA UNIVERSIDAD DE LOS TARIJEÑOS

Por José Luis Claros López (*)

El Cogobierno en la extinta Facultad de Ciencias Integradas del Gran Chaco, dependiente de la universidad de los tarijeños, hace tiempo que había entrado en crisis y ahora se puede hablar de una dictadura docente. Con Direcciones de los Gobiernos Estudiantiles, completamente desconectadas, de los problemas estudiantiles y con dirigentes prorrogados o como en algunos casos, puestos a dedo. Igualito acabaron las nuevas autoridades de los dos recientemente creadas nuevas Facultades, dos Decanos “transitorios/interinos/lo que sea” que fueron designados por un Rector que incumplió todas sus promesas para con la comunidad universitaria de Yacuiba. Gonzalo Gandarillas, antes de ser posesionado como Rector, prometió meritocracia y al final acabó ejerciendo la dedocracia más autoritaria.

Así también, existió la esperanza, que aquellos que asumieron la conducción de la universidad de los tarijeños en Yacuiba, lograrían “el cambio”, pero al final sus logros hablan de una desconexión con la realidad. Estoy convencido, que José Luis Ayala y Robert Farfán, son culpables en su calidad de máximas autoridades facultativas, del cierre de la educación superior pública nocturna. Esa decisión, violó la Resolución 02/2016 que garantizaba la inamovilidad de la franja horaria nocturna, perjudicando a cientos de estudiantes de la Carrera de Administración y Gestión Pública en Yacuiba.

Pero en Yacuiba, la cereza del pastel, sucedió en la recta final de sus gestiones Rectorales y Facultativas, en una “reunión docente” sin estudiantes (que son la otra mitad del cogobierno), el Rector decidió como sí se trataría de un ser superior y todopoderoso, el destino de cinco mil estudiantes sin siquiera preguntarles. Creyéndose Salomón, partió en dos la Facultad, cuando desde hace años, su comunidad universitaria exige y otras cosas. Por ejemplo, el reconocimiento de la deuda histórica de Bs 280 millones, que la universidad de los tarijeños adeuda, la creación no de dos sino de más de tres nuevas Facultades y con eso el derecho conexo a una universidad propia para los yacuibeños.

Pero divide y reinarás, dice un viejo adagio, que las autoridades de la universidad de los tarijeños, aplican una y otra vez, respondiendo a los intereses del centralismo capitalino. Existe, un temor en la capital que aquel día que Yacuiba tenga su propia universidad, se les cerrará la manguera de los recursos provenientes de las regalías. La universidad de los tarijeños, utilizó esos recursos durante décadas, para construir una universidad de primera en la capital y una universidad de segunda en el interior del departamento.

Crear dos Facultades, no resolverá los problemas de la Educación Superior Pública en Yacuiba. La decisión de la universidad de los tarijeños, de tirar como siempre, las migajas de torta para Yacuiba, mientras allá en la capital del departamento se siguen comiendo el pastel, ya es más que una bofetada. ¿Cómo puede ser posible que allá existan Facultades para una sola carrera y en Yacuiba no? ¿Por qué aquí, desde hace unos años atrás, existe una universidad privada, dentro de la universidad pública? No es desconocido para la sociedad yacuibeña, que los estudiantes que optaron por formarse profesionalmente dentro del Programa de Enfermería, deben pagar mensualidades elevadísimas.

Existen nefastos personajes, que provocan daños gigantescos y la universidad también los tiene, uno es el Rector y otros por el poder de la dedocracia son Decanos de las dos nuevas facultades en Yacuiba. Es evidente, que abandonaron a los estudiantes imponiéndoles durante la pandemia del covid-19, una educación virtual excluyente, que provocó un elevado abandono de las aulas universitarias. Llevaron a la universidad a encerrarse más en sus murallas, sometiéndola con autoritarismo y oscurantismo.

Realmente, ni el Rector y mucho menos sus ex autoridades facultativas, electos en su momento, con la misma sigla, supieron desempeñar bien sus cargos. Serán recordados, porque durante sus respectivos mandatos, en la universidad de los tarijeños, la mercantilización ganó terreno. Además, las ventajas tecnológicas no fueron aprovechadas para masificar la educación superior pública. Freire lo explicaba, en la Pedagogía del Oprimido (1997) “Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su producción o su construcción. Quien enseña aprende al enseñar y quien enseña aprende a aprender”. Pero quizás el problema sea otro, cómo esperar sensibilidad, solidaridad y humanismo sí el Rector Gandarillas y el Decano Ayala por ahí jamás leyeron a Freire.

(*) El autor José Luis Claros López, es Comunicador Social.

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