viernes, 1 de mayo de 2020

Yacuiba: Acerca del despojo de los recursos naturales, hasta los trabajadores cuentapropistas y ¿el despojo del empleo precarizado?

Campamento de Carretas de la Standard Oíl Company, al norte de las afueras de la villa de Yacuiba, junio de 1923.

Yacuiba: Acerca del despojo de los recursos naturales, hasta los trabajadores cuentapropistas y ¿el despojo del empleo precarizado? 
Por José Luis Claros López (*)

La historia de Yacuiba, se remonta hasta el día de su fundación, un martes 25 de abril de 1844, cuando Cornelio Ríos, decidió romper los acuerdos de paz con la nación Chane despojándoles de sus tierras ancestrales por entonces éste paraje al sur del valle de Caiza y al norte del río Itiyuro, era conocido como Yacundo, luego del despojo de la tierra, llegó también el tiempo para el despojo de los recursos naturales, por el capitalismo extranjero.

Como antesala, el Gobierno Nacional presidido por Bautista Saavedra Mallea, había dispuesto el 22 de mayo de 1923 la entrega de un amplio territorio al norte de Yacuiba (Campo Pajoso, Palmar y Aguairenda), por 99 años al político y empresario William Henry Murray, defensor según Bryans (2008) de políticas de segregación racial y además un antisemita, la entrega del territorio era para que pudiera poblar la región de Yacuiba con estadounidenses. Es decir, Yacuiba, se transformaría en una colonia de los EE.UU. con el auspicio del gobierno boliviano que “garantizaba por su lado, toda la asistencia posible para que se realizara el asentamiento definitivo de los colonos en el país, y alentaría el desarrollo industrial y comercial de la colonia” (Soules, 1978); pero las cosas no prosperaron y en 1929, el gobierno boliviano resarció con un monto económico los daños y perjuicios del empresario extranjero compensándole por arriesgarse sin éxito a colonizar éstas tierras.

Al fracasar, la empresa, Murray retornó a los EE.UU., dónde sería luego Gobernador del Estado de Oklahoma.

Paralelamente sucedía, en junio de 1923, la instalación en la villa de Yacuiba del campamento de la Standard Oíl Company of Bolivia (SOC), estableciéndose al norte de la villa, a partir de aquel año la SOC, “tiene el control de este recurso esencial para el desarrollo nacional. Todavía pasarán muchos años, antes de que Bolivia recupere el control de las concesiones atribuidas a esta empresa”, así comenzaba la trágica relación de acontecimientos en la historia del despojo de los recursos naturales hidrocarburiferos de un país capitalista atrasado.

Irónicamente, transcurrida una centuria desde que comenzó el despojo del Chaco y sus riquezas, Yacuiba, sigue siendo un centro urbano donde algunas cosas no cambiaron.

Al comenzar el siglo XX, de acuerdo a los datos del Censo de 1900 la población económicamente activa de Yacuiba, era de un 44% de agricultores, 29% de trabajadores por cuenta propia, 7% de comerciantes, 3% de Propietarios de Haciendas y el 17% de la población eran desempleados. Una centuria después, transitando el siglo XXI el porcentaje de trabajadores por cuenta propia se habría elevado al 44% en Yacuiba, mientras que la población que trabaja en el sector de agricultura representa el 17%, es decir los cifras se dieron la vuelta. Pero, no para bien. Porque, la desatención y disminución del trabajo agrícola influyó a la dependencia de la importación de alimentos en el mercado local, por esa razón Yacuiba, no tiene autosuficiencia alimentaria.

Ese factor, quedó en evidencia desde el 25 de marzo de 2020, con las restricciones establecidas por el gobierno boliviano en todo el territorio del país (incluyendo al municipio de Yacuiba), en medio de la cuarentena por la pandemia del covid-19, a partir de aquel momento, la población yacuibeña, sobre todo las grandes mayorías de cuentapropistas y desempleados junto con la población extremadamente pobre que se incrementó de un 3,4% en un 70% en tan sólo los primeros 30 días de la cuarentena total.

El despojo de los recursos naturales hidrocarburiferos, que comenzó hace más de 100 años, no dejo ni siquiera migajas de riqueza, no se transformó en empleo permanente y sostenible para los habitantes de Yacuiba.

El 44% de los trabajadores cuentapropistas en Yacuiba, eran felices dentro de la burbuja de cristal, de un capitalismo atrasado, en una sociedad que se ufanaba de los beneficios del comercio sin comprender, que la globalización del comercio provocaba el desplazamiento de las actividades vinculadas a ese sector de una economía, que para también es cuentapropista y además dentro de la informalidad, una economía marginal.

Desde una interpretación Gramsciana, marzo y abril de 2020, no solamente representa para el trabajador cuentapropista de Yacuiba, el fin de un ciclo, que los encuentra carentes de organización junto con otros eslabones de la sociedad, sino también, culpable de una negación interna de su condición de clase proletaria, porque al final, vendieron su fuerza de trabajo sin contar con los formalismos de los contratos.

La organización sindical de gremios, en Yacuiba, se alejó también de lo postulado por Gramsci al carecer de una entidad superior que lleve la voz de lucha de los gremios que ante las consecuencias económicas resultantes de la cuarentena por la pandemia del covid-19, encuentran a sus actividades económicas disminuidas, en etapa de desaparición o extintas, entre todos ellos, el trabajador por cuenta propia, será el más afectado.

Tampoco pueden protestar, ¿Contra quién protestarían contra los políticos productores de pobreza? O tendrían que reconocer, que, con su sumisión de clase, permitieron el actual estado de cosas. Olvidaron lo afirmado por Marx y Engels, “las ideas dominantes en cualquier época no han sido nunca más que las ideas de la clase dominante” (El Manifiesto Comunista, p.66) y es que las ideas elaboradas y defendidas por una supuesta “élite” política en cargos de autoridades electas acompañados por una burocracia de servidores públicos, como la idea de “sembrar las regalías” (refiriéndose a la utilización populista de los recursos provenientes de la renta petrolera del negocio del gas) en bonos y subsidios, junto con la otra idea de “distribuir los recursos económicos en grandes porcentajes destinados a la obra pública, dejando el desarrollo humano a un costado” permitieron que no se pudiera emprender una planificación de la economía local de Yacuiba, para consolidar un proceso económico que reduzca el porcentaje de trabajadores por cuenta propia, como también el Porcentaje que representa el 34,4% de Población Pobre.

Se podría decir, que la cuarentena, por la pandemia del covid-19, acabó por despojar de sus fuentes de generación de recursos económicos a los trabajadores por cuenta propia de Yacuiba.

Con esa terrible realidad de fondo, es ahora, cien años después, que la sociedad en Yacuiba, se pregunta: Y las fabricas ¿dónde están? La respuesta, es un silencio de culpa, porque a nadie le importó nunca impulsarlas y al no existir fabricas no existen los trabajadores fabriles asalariados y en consecuencia hay más desempleo. Los trabajadores cuentapropistas, eran pobres ayer, pero también; serán pobres mañana.

Marx tenía razón cuando escribió en El Capital, que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Ahora, existen solamente problemas, los trabajadores por cuenta propia, en Yacuiba, cuando pase la cuarentena encontrarán que sus fuentes de trabajo desaparecieron, comprenderán en ese instante, que Bolivia es un país capitalista atrasado dónde la fuerza de trabajo no se paga nunca hasta que se cumplió el contrato, solamente que no habrá remuneración por los días no trabajados por la cuarentena, pero en éste caso eso significa el fin para un trabajador cuentapropista.

No, le quedará más que reinventarse, deberá entender luego del golpe por la caída cuando la burbuja de cristal se rompió, que aquel sistema capitalista atrasado en el cual sentían que caminaban a satisfacer sus necesidades básicas, era en realidad un sistema de dominación.

Deberán ahora reflexionar, sobre la necesidad de construir desde abajo y hacía arriba estructuras de debate y de lucha para encontrar en la organización un escenario favorable de cooperación; para no volver a caer en los engaños y mentiras del capitalismo.

(*) El autor José Luis Claros López, es Comunicador Social y Escritor.

Bibliografía.

Bryans, Bill (2008) A tale of two bills: Racism, Anti-Semitism, and the sensibilities of a public historian
Marx, Karl (2005) El Capital, Volumen I, Vigesimosexta edición en español. Editorial Siglo XXI Editores. México
Marx, Karl & Friedrich Engels (2015) El Manifiesto Comunista. Ediciones Akal, S.A. Madrid, España
Quintana Taborga, Juan Ramón (2016) Un Siglo de Intervención de EEUU en Bolivia 1900-1925. Volúmen I. SPC Impresiones S.A. La Paz, Bolivia.
SOC, Standard Oíl Company (1923) Informe sometido al supremo gobierno sobre trabajos efectuados en Bolivia por a Standard Oil Company. Editorial Marinoni, La Paz, Bolivia  
Soules, María Inés (1978) Un proyecto de colonización con inmigrantes norteamericanos en el Gran Chaco. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.1113/pr.1113.pdf

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