EN BOLIVIA EL
GOBIERNO DE TRANSICIÓN PROMUEVE UN RETORNO A LA EDUCACIÓN DE CASTAS
Por José Luis Claros López (*)
Para el pueblo
boliviano, el problema de la educación pública virtual, de los sistemas regular
o superior, radica en su falta de oportunidades y discriminación. La situación
actual, reveló la propensión autoritaria y antipopular del Gobierno de
Transición. Para las autoridades y los políticos productores de pobreza, el
acceso igualitario a la educación para las grandes mayorías no es algo
prioritario. Así, Bolivia, tristemente transita el año 2020, hacía un retorno
de la educación de castas.
La educación pública,
no solamente permite ampliar las oportunidades de los jóvenes; sino que también
es el camino a la liberación de las clases oprimidas. La sociedad será libre,
cuando la educación esté al alcance de todos. De acuerdo con Bakunin, la
educación “en todos los niveles debe ser igual para todos” y el anhelo de
privar de la educación a las grandes mayorías es propio de una mentalidad
aburguesada. La educación “en condiciones económicas y sociales fundadas sobre
la estricta justicia, haría desvanecerse muchas de las llamadas diferencias”
construyendo así una sociedad con justicia social.
En Bolivia durante la
última década del siglo XX, estudiantes, docentes anticapitalistas,
trabajadores y movimientos sociales resistieron la imposición extranjerizante
de la reforma educativa. La Constitución Política del Estado (CPE), aprobada
por el pueblo boliviano el año 2009 sepultó al modelo educativo de aquella
élite extranjerizante aliada del capitalismo norteamericano. A partir de 2010,
como resultado del crecimiento económico y buscando mejores niveles de
bienestar social; se consolidan distintos proyectos educativos. Universidades
indígenas, proliferación de centros para educación técnica, programas de alfabetización
y otros hechos, provocó el asco de los desplazados políticos de la decadente
derecha boliviana.
La educación pública,
contribuye a lograr sociedades más justas, productivas y equitativas. Es un
bien social que hace más libres a los seres humanos. Por esa razón, en Bolivia
es vilipendiada, por la clase pudiente y por los políticos productores de
pobreza.
Es indudable que la
educación pública, influye positivamente para el progreso de la sociedad. En el
caso de Bolivia, las grandes mayorías, excluidas durante años, conquistaron el
acceso a la educación pública. Pero para las élites, que añoraban otro tiempo,
la educación pública universal, masificada e intercultural es mala, porque
contribuye a la emancipación de los trabajadores.
Destruir la educación
pública en Bolivia, desde noviembre de 2019, pareciera ser una prioridad para
el Gobierno de Transición. Para los políticos productores de pobreza, la
educación pública como propiciadora de la movilidad social de las personas;
para acceder a mejores niveles de empleo es aberración. Es indudable, los
políticos productores de pobreza, prefieren una sociedad, sin educación y sin
cultura.
LA PANDEMIA, LA
CUARENTENA Y LA EDUCACIÓN VIRTUAL.
En Bolivia, desde
2010, la educación se sustenta en la sociedad, respetando sus diversas
expresiones sociales y culturales, en sus diferentes formas de organización. La
educación al ser integradora, otorga las herramientas para transformar la
sociedad. Pero, cuando la educación no es asequible, la población vulnerable no
puede superar la inequidad y dificultades sociales. La justicia social, no se
puede alcanzar sin educación.
Con la pandemia del
coronavirus (covid-19), en marzo de 2020, se declara la Emergencia Sanitaria en
Bolivia. La cuarentena, es una de las medidas restrictivas impuestas durante la
Emergencia Sanitaria. Con ésta medida, se limitó varias actividades, incluyendo
las educativas.
A partir, de aquel
momento, el Gobierno de Transición, opta por el no importismo primero y después
por lavarse las manos desligándose de responsabilidades. Prefiere, dejar al
margen del sistema educativo a grandes mayorías de la población. Se arrodilló y
cede al libre mercado y el capitalismo salvaje, negándose a reconocer el acceso
al servicio de internet como un derecho humano.
En la educación
Regular (Inicial, Primaria y Secundaria), Educación Alternativa y Especial y
Educación Superior el ministerio de Educación impone con el DS 4260 una visión
marginadora. Éste Decreto, es rechazado por los gremios docentes del magisterio
urbano y rural de Bolivia, pero también por las organizaciones estudiantiles y
los padres de familia.
El aberrante DS 4260,
es resultado del autoritarismo del Gobierno de Transición, desconectado de la
realidad de las familias bolivianas.
Un gobierno, que opta
por fomentar la esclavización al capitalismo de plataforma, en lugar de la
soberanía tecnológica y que profundiza las diferencias sociales. El modelo, que
se pretende imponer con el DS 4260, es excluyente y no soluciona nada
profundizando los problemas.
Siguiendo el mal
ejemplo, las universidades públicas, optan por transitar rumbo a una educación
virtual desordenada, excluyente y discriminadora. Pero la hipocresía del mal
sistema, es denunciado por los estudiantes en la universidad de los tarijeños.
Tampoco, se trata de que no existan otras propuestas, pero los que tienen poder
optan por el camino más simple. Y ese camino, dejará fuera de las aulas a
muchos estudiantes.
Autonomía Frente
Universitario afiliado a la Federación Estudiantil Boliviana Anarquista (FEBA)
junto con la Confederación de Obreros y Trabajadores (COT), plantearon una
Educación Superior Pública Virtual y solidaria. Pero ésta propuesta, va en
contra de los intereses de quienes mercantilizan el conocimiento y añoran el
retorno a la educación de castas. En la universidad de los tarijeños, las
clases por internet, se transforman en un factor para la deserción
universitaria. La universidad de los tarijeños aplica el principio darwiniano,
de supervivencia del más apto. En éste caso, el más apto, es aquel con los
recursos económicos suficientes para continuar estudiando.
LA EDUCACIÓN
CAPITALISTA DE PLATAFORMA.
La Educación en
Bolivia, de acuerdo con la Ley 70 es descolonizadora, liberadora,
revolucionaria, anti-imperialista, despatriarcalizadora y transformadora de las
estructuras económicas y sociales; orientada a la reafirmación cultural de las
naciones y pueblos indígena originario campesinos, las comunidades
interculturales y afrobolivianas en la construcción del Estado Plurinacional y
el Vivir Bien. Es necesario saber lo anterior, para comprender que al final el
problema con la educación virtual, en Bolivia, es el capitalismo.
El capitalismo se ha
volcado a los datos como una de sus fuentes de capital, (Dinegro, 2019) con el
objetivo de mantener su crecimiento económico. En la medida en que se transforman
las formas de producción y se creen nuevas tecnologías, también aparecen nuevas
formas empresariales y de hacer negocios. Así surgió, el capitalismo de
plataformas. Una “plataforma” cuando se utiliza en el campo de la tecnología
significa una estructura digital desde donde se construye una gama de
servicios. Plataformas como Zoom, Moodle, WhatsApp o Youtube, recomendadas por
el Gobierno de Transición para el proceso educativo, son plataformas
propietarias ergo expresión del capitalismo. Las plataformas virtuales más
grandes (en valor de acciones) también están enfocadas en expandirse en el
campo de la educación: Google, Microsoft, Apple, Amazon y en algunos aspectos,
Facebook.
En el concepto del
libro de Nick Srnicek titulado en inglés Platform Capitalism (Capitalismo de
Plataforma). Srnicek describe cómo las empresas capitalistas operan para
proveer las plataformas informáticas (de hardware y software) en las que tienen
lugar las actividades digitales.
La educación es un
área muy rica en datos. (Kuehn, 2020) Cada acción hecha por un estudiante y
cualquier interacción entre el estudiante, el o la maestra y otros estudiantes
es un potencial de data, pero el reto está en cómo coleccionar esta data y
luego monetizarla.
Para el Gobierno de
Transición en Bolivia, no es prioridad poner los recursos para desarrollar
plataformas alternativas. Así lo dejó establecido en su disposición final,
relacionada con la Reglamentación de la Educación Virtual en Bolivia. “La
implementación del presente Decreto Supremo (DS 4260) no implicará recursos
adicionales del Tesoro General de la Nación – TGN”. En resumen, al Gobierno de
Transición no le importa la colonización del capitalismo de plataformas.
EL ACCESO A INTERNET
EN BOLIVIA UN PRIVILEGIO DE UNA MINORÍA.
En Bolivia, la
cantidad de conexiones a internet evidencia una disminución en su tasa de
crecimiento con relación a los pasados años (ATT, 2019). Tarija es uno de los
departamentos con menos población conectada.
De acuerdo con la
Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación
(AGETIC), 94% de los usuarios se conecta mediante celular y conexiones móviles
a internet. Es decir, en Bolivia, no todos tienen acceso al internet por
conexión fija o ilimitado, un factor elemental para recibir una educación
virtual de calidad.
Los cierres de escuelas
que se han producido en todo el mundo en respuesta a la pandemia del covid-19
suponen una amenaza sin precedentes para la educación. Recientemente, la
encuesta de Unicef (2020) evidenció las dificultades en el aprendizaje a
distancia y virtual que enfrentan las y los adolescentes de Bolivia. Al menos
cuatro de cada 10 estudiantes no ingresan a las clases virtuales por ninguna
plataforma de internet, según la encuesta de U-Report, una iniciativa de Unicef
Bolivia.
El 66,3% de los
encuestados dijo que es una “inversión económica difícil” estudiar por internet
debido al impacto económico que deja la pandemia de coronavirus, 17,2% señala
que el servicio no llega a las zonas donde ellos habitan y 14,2% responde que
el costo de las tarjetas es más caro de lo habitual.
En el tema educativo,
Unicef recomendó a Bolivia, recurrir a medios más accesibles, sobre todo en las
áreas rurales.
REINVENTAR LA ESCUELA,
EL DESAFÍO DE LA EDUCACIÓN REGULAR.
La educación virtual,
debe potenciar las habilidades creativas, invitando al estudiante a
reflexionar, valorar y cuestionar la realidad existente. Cada vez más, la
educación se basa en la conectividad y los servicios de Internet al facilitar
el acceso a la información y al conocimiento, además de fomentar la participación
en debates públicos y la igualdad de género.
La oportuncrisis de la
pandemia permitiría que los estudiantes desde el jardín infantil hasta el
último año de secundaria tomar la mayoría de las clases desde sus cuartos,
salas y cocinas. Ofrecer programas adaptados a cada estudiante y dar a los
padres una mayor opción en materia educativa. Pero en Bolivia, está situación
es el privilegio de una minoría con acceso a internet.
En el pasado las
ventajas tecnológicas no fueron aprovechadas para masificar la educación
regular o la superior pública. Freire lo explicaba, en la Pedagogía del
Oprimido (1997) “Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las
posibilidades para su producción o su construcción. Quien enseña aprende al
enseñar y quien enseña aprende a aprender”.
El debate sobre la
educación virtual, no es nuevo. Desde hace años a los críticos les preocupa que
los estudiantes en las clases en línea no aprendan a relacionarse con los
demás. Por esa razón, antes de la pandemia, una modalidad prometedora, era la
escuela híbrida, que combina el estudio en línea con la interacción cara a cara
con los docentes.
En las escuelas en
línea, los docentes responden preguntas por e-mail, teléfono o
videoconferencias.
Los críticos dicen que
las ciberescuelas convierten la educación en un fin mayormente utilitario:
aprenda contenido y haga clic. Lamentan la falta de diálogo, temen que los
estudiantes no serán retados a asumir riesgos y les preocupa que se devalúen
las aptitudes secundarias aprendidas en las aulas.
En Bolivia, la
utilización de clases por internet, era muy limitada. Existiendo entre las
pocas experiencias, las que se desarrollaban en el departamento de Santa Cruz.
El CIFA, permite a
jóvenes y adultos que no hubieran concluido su educación Primaria y/o
Secundaria acceder a una plataforma virtual. para estudiar a distancia primaria
y secundaria. Ésta experiencia en la ciudad de Santa Cruz, utiliza internet
para la educación de adultos. El CIFA, es un Centro de Educación Alternativa de
educación pública, con Resolución SEDUCA - RA 1964/2006 que autoriza su
funcionamiento.
Desde 2018, la
Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM), inició con un plan para
estudio virtual en cuatro carreras. El objetivo es permitir a los bachilleres,
la opción de continuar su formación profesional, pasando clases por internet.
LA EDUCACIÓN SUPERIOR
PÚBLICA VIRTUAL COMO UN INSTRUMENTO.
La educación siempre
ha sido importante para el desarrollo, permitiendo el vertiginoso avance de la
ciencia y sus aplicaciones. El acelerado desarrollo de los medios y las
tecnologías de la información, abrieron el camino para masificar la educación,
en todos sus niveles. Pero en Bolivia, la educación superior pública sólo se
utilizaba en su modalidad posgradual para fines comerciales. No fue hasta la
Emergencia Sanitaria por la pandemia del covid-19, que las universidades
públicas, decidieron incluir a los estudiantes de pregrado dentro de la
educación virtual.
La educación virtual
debe ser un instrumento para masificar el acceso a la universidad. No debe
convertirse la educación virtual en un medio para provocar el marginamiento de
los estudiantes con bajos ingresos económicos. Para la FEBA, en Bolivia los
estudiantes deben empoderarse de la educación superior pública virtual, para
transformar la universidad.
RETORNAR A LA
EDUCACIÓN DE CASTAS ES UN PELIGRO.
La CPE de 2009,
reconoció el derecho a recibir educación en todos los niveles de manera
universal, productiva, gratuita, integral e intercultural, sin discriminación.
La Ley N° 70 Ley de la Educación "Avelino Siñani - Elizardo Pérez",
establece que la educación fiscal es gratuita en todos sus niveles hasta el
superior. Entonces, la educación en Bolivia, es un derecho y no un privilegio.
En Bolivia, el proceso
capitalista iniciado con la revolución del Partido Liberal en 1898, extendió la
instrucción con algún beneficio para la clase media. Manteniendo en el atraso a
los obreros y en la ignorancia servil a los campesinos, porque así convenía a
los intereses de la oligarquía. Generando así, lo que se conoció en Bolivia,
como la “educación de castas”. No fue, hasta la Revolución Nacional y la
promulgación del Código de la Educación Boliviana (1955) que se planteó acabar
definitivamente con la educación de castas.
Pero en el presente,
producto de la crisis del sistema capitalista mundial y de la cuarentena que
afectó la economía de las familias bolivianas. Existe una tendencia, peligrosa,
desde distintos niveles por promover un retorno a un modelo educativo
excluyente.
Al marginar, con el
autoritario DS 4260 y mantener la política institucional en las universidades
públicas del principio darwiniano de supervivencia del más apto. Estaría
retornando el oscurantismo de la educación de castas a Bolivia, en beneficio de
una minoría privilegiada. En pleno siglo XXI, no se puede permitir el retorno a
un sistema en Bolivia, por el cual una casta dominante imponga un modelo
decadente.
EL PROMOTOR DEL RETORNO
A LA EDUCACIÓN DE CASTAS DEBE RENUNCIAR.
Con relación al DS
4260, desde la FEBA y la COT, se comparte criterio en la necesidad de su
derogación. Además, se pide la renuncia del ministro de Educación, Víctor Hugo
Cárdenas. Sólo así se podría sentar las bases, para retornar al diálogo y
consenso que permita la construcción de un modelo educativo acorde al momento.
Es evidente, que la cabeza del ministerio de Educación en Bolivia, es el
principal promotor del retorno a la educación de castas.
La FEBA, junto con
Autonomía Frente Universitario y otras organizaciones lideraron el pasado 26 de
mayo de 2020, el primer paro virtual en Bolivia. El objetivo era sensibilizar a
las autoridades, sobre la necesidad de implementar una educación virtual
solidaria.
En Bolivia,
estudiantes, maestros y padres de familia, coinciden con acciones de protesta
directa como la huelga de hambre pidiendo la renuncia del ministro de
Educación. El 6 de junio de 2020, con la promulgación del DS 4260, el Gobierno
de Transición, mostró su verdadero rostro autoritario. Por ese motivo,
distintos sectores expresaron en Bolivia su molestia por la falta de diálogo y
consenso.
CONCLUSIONES FINALES.
La educación pública,
no sólo debe ser laica, sino también solidaria. La educación debe ser solidaria
para contribuir a la convivencia humana, promover la dignidad de la persona y
la igualdad de derechos. Pero, al comercializar el conocimiento y al limitar el
acceso a la educación superior, excluyendo a los pobres, entonces pierde su razón
de ser.
El derecho de acceso a
Internet y otras tecnologías de la información y la comunicación requiere
forzosamente de políticas públicas. Sin políticas públicas y la participación
de la Universidad y del Gobierno (Nacional, Departamental, Regional y Local) no
se puede construir una educación pública virtual incluyente.
(*) El autor José Luis
Claros López, es Comunicador Social y Escritor.
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