La
Revolución de Mayo de 1809 en el Chaco Tarijeño
Por José Luis Claros López (*)
Introducción.
El Cabildo de Tarija en Sesión Extraordinaria
del lunes 25 de junio de 1810, presidida por el Dr. Mariano Antonio de Echazú
(Presidente del Cabildo Capitular y Alcalde de Primer Voto), junto a tres otros
Cabildantes, apoyó a la Revolución de Bueno Aires. Es decir, a los dos días de
haber recibido las instrucciones desde Buenos Aires, el Cabildo Capitular de
Tarija remitió dos oficios dirigidos a la Junta y al Cabildo de Buenos Aires.
Los oficios, que contenían dicho apoyo estaban firmados por: Mariano Antonio de
Echazú, Juan Antonio Reguerín, Francisco de Ruiloba y Ambrosio Catoira.
Posteriormente de acuerdo con el historiador tarijeño,
Trigo (2020) el sábado 18 de agosto de 1810, el Cabildo de Tarija, eligió un
diputado para el Congreso de Buenos Aires a petición del Gobierno que presidía
Cornelio Saavedra. El diputado electo fue José Julián Pérez de Echalar.[1] Desde
1809, el vecindario siempre tan pacífico y tranquilo de Tarija (O'Connor, 1888),
vivía en continua agitación causada por las entradas alternativas en la plaza,
de fuerzas realistas y patriotas. Desde 1810 existe una importante
participación de habitantes de Tarija en el bando patriota, situación reflejada
con la incorporación de jinetes Tarijeños a las unidades militares formadas por
Güemes; integrándose por ejemplo al Regimiento de Caballería de Salta que era
de milicias formadas por gauchos y sobre otros cuerpos salteños y tarijeños de
igual índole.
Durante los años de la Guerra de Independencia
(1809-1825) la frontera del Chaco era el lejano límite de la Villa de Tarija,
sin embargo, más allá de Itaú y de Caraparí estaba habitada principalmente por
las naciones nómadas. La llamada “Frontera de Tarija”, estaba poblada
principalmente por las naciones de Chanes, Chiriguanos, Tapietes, Tobas y otros
pueblos de indígenas en un constante movimiento debido a diversos factores.
Entre los factores, estaban “guerras mutuas, las viruelas y el hambre eran uno
de los motivos más poderosos que los inducía a dejar un sitio y levantar su
rancho en otra parte” (Tommasini, 1937, p.43); así entre 1809 y 1825 el espacio
territorial del Chaco Tarijeño es un territorio en gran parte inexplorado.
El
Chaco Tarijeño, luego de los sucesos de mayo de 1809
En septiembre de 1810 el Cabildo de Tarija
instruye que un importante contingente de las tropas de milicias de los
fortines del Chaco, abandonen la frontera y se trasladen a la Villa de Tarija. Los
patriotas Tarijeños, el 23 de septiembre de 1810 esperando un pronto ataque
antes del 27 de septiembre por parte del Ejército del Rey, piden al Gobernador
Intendente de Salta, Dr. Feliciano Chiclana se les socorra con armamento
"pues las útiles que tienen están en los fuertes de Carapari e Itau"
(Güemes, 1980a, p.211) a pesar de tal situación se logró levantar una fuerza de
3000 milicianos (Ibídem, p.227) al costo de desguarnecer los fortines de
Caraparí e Itaú aprovechándose de la vigencia de un tratado de paz con los
Chiriguanos (Ibídem, p.228), los primeros voluntarios provenientes de la villa
de Tarija participan del combate de Almona del 17 de octubre de 1810 “fue
después de la llamada "Revolución de Mayo", la primera acción de
guerra librada por nuestras fuerzas contra un enemigo exterior” (Ibídem,
p.231), luego se producen los combates de Cotagaita y de Suipacha.
Milicias Tarijeños, participan en las Batallas
de Cotagaita del 27 de octubre de 1810 y de Suipacha del 7 de noviembre de
1810; en el bando de los patriotas “por cuanto fueron precisamente las milicias
tarijeñas la mayor parte de las que Güemes comandó en Cotagaita y Suipacha” (Güemes,
1979a, p.161), varios de los milicianos provenientes de Tarija perecieron ó
resultaron mutilados en las acciones de armas que intervinieron, luego de los
combates algunos de los mutilados pertenecientes a las milicias de Tarija al
estar en situación de mendicidad después de realizar trámites de reclamo de
pensiones recibieron por parte de la Junta de Buenos Aires algunas ayudas
(Ibídem, pp.164-167) por su situación de invalidez.
En la frontera del Chaco, después de los
levantamientos de 1809, continuaban en pie las Misiones de Salinas y de Itaú,
según lo registraba citado por Corrado (Corrado, 1884, p.287) el Fr. Bernardo
Duran el 13 de septiembre de 1813.
En 1813, una parte de los indígenas del Chaco
comienzan a combatir con el bando de los patriotas “se sublevaban en favor de
los patriotas los indios del Chaco a lo largo del Pilcomayo” (Paz, 1919, p.274),
en 1816 se forman diversas Republiquetas ó territorios controlados por
caudillos rebeldes incluyendo también la región del Chaco.
Otros indígenas que son también provenientes
del Chaco prestan servicios al Ejército Realista perjudicando sobre todo la
retaguardia de la Republiqueta controlada por Ascencio Padilla “Padilla
recorría su línea de retaguardia, desorganizada por querellas intestinas y
amenazada por algunos indios del Chaco aliados con los españoles” (Ibídem,
p.379), los indígenas naturales del Chaco dadas las circunstancias combaten en
ambos bandos.
Expedición
del Ejército Realista en el Chaco Tarijeño
Los años posteriores a 1815 cuando los
Ejércitos Regulares provenientes de Lima, intentaban pacificar el Alto Perú y
recuperar las provincias del Río de La Plata, resolvió el General Español, La
Serna invadir esas provincias, con 7000 veteranos, “compuesto en gran parte de
los vencedores de Napoleón en la Península” (Cortés, 1861, p.75), en noviembre
de 1816 nuevamente los ejércitos españoles ocupan la villa de Tarija intentando
capturar a Francisco Pérez de Uriondo.
El general La Serna
tomó sus medidas con rapidez, previsión y energía. Considerando peligrosa la
permanencia sobre su flanco de las fuerzas de Uriondo en Tarija, y la de los
partidarios que de acuerdo con él mantenían la insurrección en los valles
inmediatos, organizó una expedición que consiguió dominar todo el país por esta
parte hasta las desiertas fronteras del Chaco (Paz, 1919, pp.455-456)
La situación de los Religiosos, conforme la
guerra de independencia continuaba se fue agravando debido a su lealtad con el
Absolutismo Español, por esa razón en marzo de 1815 cuando llegaron hasta la
villa de Tarija las noticias de que ya otro Ejército Auxiliar Argentino
avanzaba rumbo al Alto Perú, a los religiosos Franciscanos no les quedó más
alternativa que refugiarse con el ejército realista que acampaba en Cotagaita.
El intento español de capturar a Francisco
Pérez de Uriondo, fracasa porque las guerrillas de patriotas a su mando junto
con él habían salido de la villa de Tarija el 30 de noviembre de 1816 y se
dirigieron al interior del territorio Tarijeño rumbo a Salinas en la frontera
del Chaco; pero a finales de 1816 fueron “Arrojado de las salinas y de las
fronteras de los indios chirihuanos el caudillo Uriondo por el coronel Vigil,
que lo perseguía con el escuadrón de cazadores y dos compañías de infantería”
(García, 1846a, 305),
Desde el Chaco en Caipipendi[2],
el Teniente Basilio Rojas el 5 de diciembre de 1816 informa la situación de sus
tropas y que Cumbay también estaba esperando alguna noticia (Guemes, 1980b,
p.286), el 20 de diciembre de 1816 se produce la batalla de San Antonio entre
guerrilleros al mando de Francisco Perez de Uriondo y una fuerza de 370
soldados españoles al mando de Vigil los combates continúan pero los patriotas
se van quedando sin municiones y tienen varias bajas por tanto solicitan
refuerzos para continuar las acciones de hostigamiento, Francisco Perez de
Uriondo informa que Vigil le ofreció ser Coronel en el Ejército Español sí se
cambia de bando (Guemes, 1980b, p.287), Francisco Pérez de Uriondo continuará
en el bando Patriota hasta la conclusión de la Guerra de Independencia.
La retirada de los guerrilleros patriotas que
se produce luego de abril de 1817, origina nuevas incursiones del Ejército
Realista sobre los territorios del Chaco Tarijeño “el coronel Vigil hizo una
correría desde Tarija á Salinas y misiones de San Luis y de Itau en Abril,
deshaciendo ventajosamente los grupos que acaudillaban los hermanos Uriondos y
Rojas, tomándoles algunas armas, prisioneros y bastante ganado” (García, 1846a,
p.384) el 21 de julio de 1817 prosiguen estás acciones “partió el coronel Vigil
con la mitad de la fuerza del brigadier Canterac contra los caudillos Sánchez,
Rojas y otros, hacia Capari é Itau, y habiendo conseguido alcanzarlos en dichos
puntos los derrotó del modo más decidido, causándoles mucha pérdida entre
muertos y prisioneros” (Ibídem, pp.385-386),
Los combates al interior de Tarija y en la
frontera del Chaco continúan a lo largo del año de 1817, Güemes informó en
marzo de 1817 a Belgrano que debió internar en el Chaco a los Oficiales del
Ejército Español que permanecían como prisioneros bajo su custodia “los ha
internado Arias al Chaco adentro, a un lugar que llaman Santa Rosa. Esta medida
la tomó, por la entrada de Olañeta a Orán y por la dirección de Marquiegui a
Santa Bárbara” (Guemes, 1980d, p.210), Guemes en el mismo informe dirigido a
Belgrano expresaba su satisfacción la expansión de la noticia de la victoria
del Ejército Patriota en Chile que producía su efecto en el ejército español al
cual combatía en ese momento el General Gregorio Araoz de La Madrid “Estos van
de capa caída y si Madrid se apura un poco, temblarán sin remedio y correrán
hasta el otro lado del Chaco” (Ibídem, p.211), esperando que como resultado de
nuevas victorias al ejército español no le quede más opción que huir por el
Chaco, Belgrano responde a su Informe de Güemes el 26 de marzo de 1817 sentenciando
“que prueben del Chaco esos canallas” (Güemes, 1980d, p.219), así el Chaco no
sólo es utilizado por los patriotas como lugar de refugio sino también como
presidio, Belgrano en una carta dirigida a Güemes, fechada en Tucumán el 26 de
septiembre de 1817 explicó lo siguiente: “Ud. no se acuerda de lo que hablamos
acerca del pensamiento de la expedición contra los indios, y con este motivo de
los fuertes en el Chaco, y navegación del Bermejo, única capaz de poner a esa
provincia en el estado de mayor prosperidad” (Ibídem, p.39), así también los
Patriotas incurrirán en acciones militares en contra de los indígenas del Chaco
que sufrirán los pesares de la guerra.
Ante una mayor presencia de fuerzas de un
ejército regular proveniente del Virreinato del Perú y tener que retirarse
hacia la frontera del Chaco, produce que algunos de los Guerrilleros Tarijeños
prefieran dejar de combatir ó cambiar de bando pasándose al Ejército Realista,
en noviembre de 1817 Eustaquio Méndez ingresó a formar parte del Ejército Realista
Español.
El 14 de julio de 1818, el brigadier Canterac
con unos 800 hombres se dirigió a la frontera de Tarija, persiguiendo a los “patriotas”.
Derrotados éstos en la cuesta de la Soledad y perseguidos por el coronel
realista Vigil, se replegaron con rumbo a la misión de Itaú.
En la Gaceta del Gobierno de Lima, se publica
el 15 de julio de 1818 el Parte del Coronel Vigil al Señor General en Jefe del
Ejército Real del Alto Perú, donde detallaba su incursión realizada desde
Tarija durante abril de 1818 al territorio del Chaco para combatir a los
rebeldes y a los indios Chanes aliados del Guerrillero Uriondo, el 18 de abril
llegó el Coronel Vigil a Carapari desde donde ordenó al Teniente de la
Guarnición de Caraparí que junto al Comandante del Fuerte de Itaú “reuniesen
todos los vecinos e indios chiriguanos que pudiesen; en el mismo día me
presentaron setenta y ocho de los primeros, muy bien montados y ochenta de los
segundos” (Guemes, 1980c, pp.284-285).
Por los vecinos de Caraparí los españoles
descubrieron que el Guerrillero Rojas estaba esperando refuerzos de Cumbay para
hostilizar a los soldados españoles en la región de las Salinas, luego de
algunas otras acciones más Vigil regresó a Tarija y el 8 de mayo de 1818
concluía su informe señalando la situación de dos habitantes de Itaú a los que
habían tomados prisioneros Melchor Castro y Agustín Rodriguez “el primero
porque he sabido fue capellán del caudillo Padilla, y el segundo, porque
habiéndoseme presentado como paisano, se ha justificado es un capitan de los enemigos,
cuyas insignias mantuvo hasta el día de mi llegada a Itau” (Ibídem, p.287), en
mayo de 1818 a la zona de las Salinas frontera del Chaco, "acudió el
capitán grande Cumbay con 1500 indios de la cordillera, en socorro de la
patria; asimismo otro capitán del Río Pilcomayo nombrado N. Rocha con cerca de
mil indios" (Ibídem, p.263), el 28 de mayo de 1818, Güemes informó a
Belgrano lo siguiente: "el intrépido sargento mayor don Juan Antonio
Rojas, desde el punto de la misión de Salinas, con fecha 3 del presente,
haciendo uso de su lenguaje sencillo de la verdad, me comunica el triste
resultado de las armas del rey en su invasión" (Ibídem, p.278), Güemes
también, en el texto de su informe del 22 de mayo de 1818 reconoce las acciones
que realizó Cumbay apoyando a Rojas "No lo es menos el del honrado capitán
Cumbai, pues tuvo una parte principal en la ejecución, con algunos indios
flecheros de su mando" (Guemes, 1980c, p.279), en el éxito de los
patriotas para detener el avance de los soldados españoles en el Chaco Tarijeño
durante mayo de 1818; pero debido a la falta de apoyo logístico la situación
cambio a favor del Ejército Realista.
El General José de La Serna, informaba el 18
de agosto de 1818 que la expedición al interior de Tarija había resultado con
la derrota de los rebeldes, captura de 30 prisioneros, varias armas, caballos,
"más de mil cabezas de ganado vacuno; y más de mil fanegas de maíz"
(Ibídem, p.288); de acuerdo con el parte de Guerra fechado en Caraparí el 12 de
diciembre de 1818 por Francisco Pérez de Uriondo, se informó a Güemes del
cambio de bando del Guerrillero Eustaquio Méndez que después de salir de la
villa de Tarija el 16 de noviembre de 1818 "el traidor Méndez con su tropa
venía ocupando la vanguardia y desde el Alto del Tambo se regresó él solo a la
Villa, todo el campo venía seduciendo al paisanaje" (Guemes, 1984,
pp.316-317) convenciendo para desertar a una parte de sus soldados. En
posterior oficio de 10 de enero de 1819 de Belgrano a Pueyrredon, Director de
las Provincias Unidas del Río de La Plata "se da por traidor al comandante
don Eustaquio Méndez" (Ibídem, p.316)
La batalla
de Viray principal acción de armas en el Chaco durante la Guerra de
Independencia.
El 30 de noviembre de 1818, en el Chaco
Tarijeño se produce una de las acciones de armas de la guerra de independencia,
denominada la batalla de Biray (cerro El Viray al sur del municipio de
Caraparí) donde se combate desde las seis de la mañana hasta las once del día
(Güemes, 1984, p.319), de acuerdo con los testimonios de los partes de la
batalla elaborados por los comandantes que intervinieron en el combate, por un
bando el patriota Francisco Pérez de Uriondo y por el otro bando el militar del
ejército Real el coronel Antonio Vigil, la batalla fue intensa, sin existir a
lo largo de las horas en las que se desarrollaba una idea clara del desenlace
final, los contingentes de tropas patriotas conformada por habitantes de
Caraparí, Itau, del valle de Tarija y además aliados de la tribu Chane
provenientes de la zona del Itiyuru al sur de Yacuiba, enrolados todos en la
milicia patriota junto con algunos soldados con experiencia de combate
adquirida en la fuerza regular de Güemes, enfrentaron durante varias horas a
los realistas de un contingente conformado por batallones con soldados
regulares llegados desde España que tenían la experiencia de luchar
exitosamente contra las fuerzas de ocupación francesas del Emperador Napoleón
I, fue así como pasaron de un combate inicial de trincheras, a un asalto y
posterior batalla campal.
Luego de la derrota española en el Biray, el
coronel Vigil deberá retroceder abandonando la zona del Chaco, justificando su
retirada como una cuestión estratégica para proteger otro flanco más al norte
donde las tropas españolas son débiles para detener la posible amenaza que
representaba para la villa de Tarija el avance de los patriotas y de sus
aliados guaranís liderados por Cumbay, la victoria de los patriotas, permitió
temporalmente recuperar el control sobre la zona de Caraparí y de Itau, sin
embargo, en su retirada el ejército realista tomará represalias, no sólo contra
la población civil de la zona sino también contra los religiosos Franciscanos,
por su apoyo a la causa de los patriotas desde allí destacaron una partida
sobre Itau. Lo han incendiado todo, saqueando la iglesia y si no es por una
partida nuestra también se incendia (Ibídem, p.319), el contingente de
regulares de las tropas del Rey enviado para pacificar la región, derrotado por
los patriotas al mando de las milicias de Francisco Pérez de Uriondo deberá
retirarse forzadamente, hacia posiciones propias más al norte por la zona
conocida en aquel tiempo, como de las Salinas, actual Entre Ríos, lugar en
donde permanecerán, hasta 1819 cuando nuevamente recuperen las posiciones
perdidas en Caraparí e Itau el año anterior, ocupándolas esta vez hasta el
final de la guerra de independencia.
Conclusión.
En la distante frontera de Tarija, en
territorios del Chaco llegó el Ejército Realista Español, incluso a combatir en
las cercanías del Pilcomayo, como también en Caraparí e Itaú. Es justamente
“sobre la frontera del Chaco” (Reusmann, 1910, p.102), donde se reunió una
Junta de Guerra luego de la muerte de Ascencio Padilla en la que participa su
viuda Juana Azurduy en su calidad de Teniente Coronel para decidir las futuras
acciones de los restos de su tropa, que seguirán hostigando al ejército español
hasta la conclusión en 1825 de la Guerra de Independencia. A partir del año
1817 no llegaría ningún refuerzo europeo para los realistas del Perú (Semprún,
1998, p.157), y desde el año 1820 para ningún lugar de América.
El 5 de agosto de 1811, Güemes sale de Salta
con rumbo a la Villa de Tarija, donde se conforma una Junta de Guerra, el 1º de
septiembre de 1811 la Junta de Guerra de la Villa de Tarija envía un oficio a
la Junta de Buenos Aires, solicita no ser abandonada por las autoridades de
Buenos Aires, explicando la necesidad de sostener militarmente la Villa de
Tarija y también expresando el temor de que se produzca una incursión de los
nativos del Chaco “se necesitan precisamente las armas que sea posible enviar a
la mayor brevedad teniendo en consideración la gran necesidad que padece este
pueblo de siquiera doscientos fusiles al pronto para preservarse de
cualesquiera invasión que pueda experimentarse de los indios del Chaco”
(Güemes, 1979a, p.344), los fortines de Caraparí y de Itaú habían quedado reducidos
luego de 1810, esta disminución de la presencia de las tropas de milicias en el
Chaco dejaban indefensa la villa de Tarija de una posible incursión durante
1811 de los nativos del Chaco.
En los dos bandos que se enfrentaban había
indígenas, los indígenas eran utilizados principalmente como fuerzas de choque,
como espías y saboteadores y como baqueanos. Con frecuencia eran enviados para
espiar camuflados en su propio papel: como vendedores de pan, pastores o
mitayos. Había indios que participaban en la guerra, obligados, otros que no se
involucraban en absoluto, algunos eran realistas, otros patriotas, otros
negociaron su participación. Hubo, además, otro conjunto distinguible dentro de
esta aparente masa de “los indios” y se trata de aquellos que no participaron
de la guerra sino que la padecieron (Gil, 2006), en julio 9 de 1814, Fernandez
de La Cruz denunciaba en un oficio al Directorio en Buenos Aires que “Por los
partes del comandante Güemes he sabido con disgustos, que asociado al enemigo
con algunos indios del Chaco, tuvo la bárbara complacencia de degollar en el
Río del Valle, nueve mujeres y algunas criaturas” (Güemes, 1979b, p.127), no
todos los chiriguanos estuvieron con los patriotas. Guemes en un oficio de 6 de
junio de 1815, informa que por aquel momento la posición del guerrillero
Camargo está “en el pueblo de Santa Elena, inmediato a la villa de Tarija, con
más de seiscientos hombres de fusil; a fin de que inmediatamente ocurra, al
socorro de ella, si se halla amenazada de los bárbaros chiriguanos” (Güemes,
1980a, p.11), con los destacamentos en los fortines del Chaco desguarnecidos
los habitantes de la villa de Tarija temen por una incursión de los indígenas
del Chaco.
En las Misiones Franciscanas existentes en el
Chaco Tarijeño para mayo de 1811 ya los naturales no asistían a las actividades
religiosas, se resistían al trabajo y preferían escapar que permanecer en las
reducciones (Corrado, 1884), los Misioneros Franciscanos creían que su
presencia ya era inútil en esos territorios, el comienzo de las acciones de
armas en la zona producto de la Guerra de Independencia incremento los
problemas de las Misiones en el Chaco Tarijeño “Algunos religiosos acompañaron
como capellanes a las tropas españolas, otros fueron perseguidos, muchos
retornaron a España y algunos huyeron. Ya existía un gran movimiento de tropas
y luchas contra la corona española, así que en general los religiosos se
desbandaron” (Arce, 2003, p.12), los religiosos ahora no sólo estaban a merced
de los naturales sino también de los avatares propios de la guerra.
(*) El autor José Luis Claros López, es
Director del Instituto de Historia de Yacuiba.
BIBLIOGRAFÍA.
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Claros López, José Luis (2018) Rumbo al
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Claros López, José Luis (2018) 30 de noviembre
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Bolivia. Disponible en https://desdeyacuiba.blogspot.com/2018/11/30-de-noviembre-de-2018-bicentenario-la.html
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Tarija, Bolivia.
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Trigo O’Connor d’Arlach, Eduardo (2020) “La
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Los Tiempos. Cochabamba, Bolivia. Disponible en https://www.lostiempos.com/doble-click/cultura/20200621/eduardo-trigo-oconnor-darlach-guerra-independencia-que-hoy-es-bolivia
[1] Abogado tarijeño que tuvo una destacadísima
actuación en el Gobierno del Rio de la Plata. Él se incorporó a la Junta Grande
que se formó en Buenos Aires y tuvo activa participación diplomática y
política. Fue designado negociador frente al virrey Elío para el tratado de
pacificación que fue firmado en Montevideo por el diputado tarijeño, lo cual
hizo crecer enormemente su prestigio. Posteriormente fue elegido miembro del
Triunvirato que gobernó la actual República Argentina, juntamente con Nicolás
Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. Finalmente concluyó su carrera política
como diputado por Buenos Aires.
[2] Caipependi, está ubicada en la orilla norte del Pilcomayo, al oeste de
Macharetí.
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