La Columna
de Jose (*)
RINCÓN DE
PROMESAS
Conversaba con una profesional nacido en Yacuiba
pero que estudio en Sucre y que al concluir con sus estudios decidió volver a
su pago, lamentablemente ahora no encuentra un trabajo estable y se dedica a
ser Chófer en un Taxi que no es de su propiedad, el otro día un padre de
familia me contaba que con grandes sacrificios sus hijos consiguieron concluir
sus estudios superiores en Cochabamba, pero que decidieron quedarse allá por la
sencilla razón de que en Yacuiba no pueden conseguir un empleo estable, hace
unos meses atrás conocí a otro profesional con dos Diplomados y una Maestría realizada
en una Universidad del Exterior pero que no puede trabajar en su profesión porque
cuando busca trabajo en las instituciones públicas le responden con el clásico “vos
no hiciste campaña” y no dispone de suficientes recursos para constituir una
empresa propia y cada que busca un empleo en el sector privado le piden una
experiencia mínima de 2 años, los varios años que se dedicó a estudiar en el
extranjero no contabilizan como experiencia por tanto ahora decidió vender
productos de abarrotes en un mercado de nuestra ciudad para devolverles a sus
padres el dinero que invirtieron en su educación, a su vez un profesional
egresado de una Ingeniería me contaba que intentó ser contratado como Responsable
de Almacén de una Empresa Local, pero que no le quisieron dar el empleo porque había
puesto en su hoja de vida que tiene un título profesional y la empresa no
estaba dispuesta a pagarle por encima del salario mínimo nacional.
Con aquel cuento chino de la construcción de la
Planta Separadora de Líquidos que se construyo en Yacuiba sólo una mínima parte
de la terciarizada mano de obra, fue Yacuibeña el resto eran obreros de otros
lados. Cada fin de año, muchas familias envían a sus hijos a Universidades en
Tarija y Santa Cruz con la esperanza de que regresen a su hogar luego de
adquirir una profesión, pero con el tiempo descubren que la realidad de nuestra
ciudad es que no existen oportunidades de empleo, buena parte de la oferta
laboral está remunerada incluso por debajo del actual salario mínimo nacional,
existe una precariedad laboral y una carencia de emprendimientos privados, no
existen empresas en Yacuiba que contraten a nuestros jóvenes profesionales,
nuestra juventud está prácticamente olvidada y a la fuga de nuestro capital
humano se suma que ser profesional en Yacuiba prácticamente no vale nada. Y
como cereza del pastel, a pesar de los más de 31 años de presencia de la
educación superior pública en Yacuiba, nuestra ciudad tiene el porcentaje más
bajo de habitantes con formación superior universitaria de todo el Chaco
Tarijeño, esto de acuerdo a los datos del Censo de Población y Vivienda del
2012; de tal forma solo un 4,77 % del total de la población de Yacuiba a concluido
estudios universitarios a nivel de Licenciatura. Tal parece que el Chaco, sigue
siendo un rincón de promesas. Pero hasta cuándo será un rincón de promesas
donde las autoridades locales despilfarren tiempo en gestiones sin sentido para
conseguir financiamiento para contratar conjuntos y artistas musicales del
exterior que actúen en serenatas, no sería mejor que utilicen su tiempo, en
apoyar la creación real de empresas locales. ¿Será correcto que siga el
despilfarro y sea más importante la fiesta, que generar fuentes de empleo? ¿Administrar
la pobreza, significa olvidar las promesas de campaña de generación de mejores
condiciones de vida para la gente de nuestro municipio? En definitiva ¿Será que
a los políticos les importa realmente que retorne nuestro capital humano para
contribuir con su conocimiento al progreso de Yacuiba?
(*) El autor
es Comunicador Social y Escritor.
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