La Columna de Jose (*)
EL MAS Y EL PROBLEMA DE LOS BAGALLEROS.
En su cuenta de twitter (http://twitter.com/evoespueblo/status/789579836440313856)
el 21 de octubre de 2016 Evo Morales expresaba lo siguiente: “Apoyar derechos
económicos de vilipendiados, como los bagalleros en Yacuiba, molesta a la
derecha. Esta revolución es de todos y para todos.” En Yacuiba, cuando llegan
los tiempos electorales, todos buscan a los bagalleros por representar una
fuerza electoral significativa por su práctica de una disciplina sindical al
interior de lo que conocen ellos como la “Familia Bagallera” situación que
permite garantizar una organización social combativa en la defensa de sus
conquistas y derechos de sus más de 2.500 afiliados, la cuestión de los
bagalleros es manejada en muchas ocasiones de manera irresponsable por la
prensa en del interior de Bolivia y también del exterior quienes prefieren simplifica
toda la cuestión a repetir que los bagalleros son contrabandistas, en realidad
no lo son. Para ellos el ser bagallero es ser un trabajador.
No existen empresas en el departamento de Tarija
que produzcan harina de trigo para su exportación, por lo que necesariamente
importan este producto mayormente de la Argentina, a través de las fronteras de
Bermejo y Yacuiba. En consecuencia se podría decir que los principales enemigo en
las sombras de los trabajadores bagalleros en realidad son la CAO (Cámara
Agropecuaria del Oriente) y la ANAPO (Asociación Nacional de Productores de
Oleaginosas y trigo), ambas instituciones representan los intereses del Sector
Conservador del Empresariado rural oligárquico, la CAO reporto una caída de 21%
en la producción de granos el 2016, este déficit en la producción significa cada
vez menos harina para el mercado de consumo interno, que debe abastecerse con
la importación. Producto de tal situación los productores del oriente
Boliviano, exigen al SENASAG (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e
Inocuidad Alimentaria), mayores medidas de control, para que los productos que
están siendo internados por frontera cumplan con todos los requisitos de
importación. Y es que durante la gestión 2016, según SENASAG, la harina de
trigo fue el producto que más se importó a Bolivia. Por eso los medios de
comunicación del oriente boliviano ligados a los intereses del Sector Conservador
del Empresariado rural oligárquico, estigmatizan con el estereotipo de
contrabandistas a los trabajadores bagalleros, cuando en realidad ellos mismos
saben de sobra que de acuerdo a datos del Instituto Boliviano de Comercio
Exterior, la Asociación de Industriales Molineros (ADIM) señala la existencia en
lo referido al contrabando de Harina de Trigo de un crecimiento sostenido “en
los últimos diez años y en su desarrollo ha comprometido una diversidad de
intereses y actores”, sin embargo según el ADIM el 81% del contrabando de
harina argentina ingresa por la frontera de Villazon, 14% por Yacuiba y 5% por
Bermejo. Y ante la crisis económica que vive la región, los trabajadores
bagalleros se dedican a pasar de manera lícita los cargamentos de harina, la
principal demanda de lucha de los bagalleros desde 2015 es conseguir la
derogación o llegar a un acuerdo por trato igualitario en cuanto a la
exportación de mercadería argentina, y que incluye el pago de arancel por
harina y trigo. Y es que los grandes comerciantes no pagan arancel por el
ingreso de estos productos, pero que a los pequeños exportadores les obligan a
abonar elevadas tasas, la Resolución Administrativa SENASAG Nº 064/2016 de 6 de
mayo de 2016, que entre otros considerandos vistos el Estado tiene la obligación
de garantizar la seguridad alimentaria para la población boliviana, aprueba el
Reglamento Especial para la Emisión del Certificado Sanitario para la
Importación de Harina de Trigo Fortificada de Origen Argentino, pero la
situación de los Trabajadores bagalleros se agrava por otro lado cuando en
Argentina luego de la instalación del Gobierno de Mauricio Macri este decide la
derogación de todo gravamen a la exportación primero de granos y luego desde
mayo de 2016 a la exportación de derivados de la soya todo esto con el objetivo
de fomentar el desarrollo agrícola.
Toda esta problemática, no sólo revelan la
dependencia en la cuestión de la soberanía alimentaria del país a la
importación por la insuficiencia de la producción, sino también permite
descubrir un problema social relacionado con la cuestión laboral que termina
forzando que los trabajadores bagalleros decidan realizar constantemente
medidas de presión que incluyen el corte del paso fronterizo del Puente que une
a Bolivia con Argentina, el Movimiento al Socialismo luego de más de una década
de gobierno no ha podido resolver en el caso de Yacuiba y del Gran Chaco el
problema de la generación de fuentes laborales estables, tal estado de cosas
produce que los trabajadores bagalleros no vean otra salida laboral y por
lógica defiendan la única fuente de ingresos que tienen. Y es que la clase
trabajadora no puede vivir sólo de discursos y demagogia, cómo respuesta para
los problemas de los miles de Trabajadores Bagalleros, el Estado Plurinacional,
el 2016 les entrego una Sede Social que costó 3,2 millones de Bolivianos, olvidando
que un año antes el 2015 el Presidente Evo Morales se había comprometido a
encontrar una solución legal a las restricciones implementadas por SENASAG cuando
los bagalleros trasladan mercadería de argentina hacia Bolivia, lo cual es un
acto lícito porque respeta los parámetros establecidos para el comercio
fronterizo entre ambas naciones, por esa razón es incorrecto estereotipar a los
trabajadores bagalleros de la zona fronteriza de Yacuiba como contrabandistas.
(*) El autor, José Luis Claros López es Comunicador
Social y Escritor. El presente artículo fue difundido en http://desdeyacuiba.blogspot.com/2017/07/la-columna-de-jose-el-mas-y-el-problema.html
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