YACUIBA NECESITA UN PLAN EXCEPCIONAL DE PLANIFICACIÓN
ECONÓMICA DE URGENCIA
Por José Luis Claros López (*)
El coronavirus está afectando a la fuerza laboral, los
problemas logísticos de transporte de la cadena de suministros de alimentos, el
encarecimiento del costo de vida, la disminución del valor real del salario de
la población asalariada, la carestía de alimentos para el 34,4% de la población
que habita la jurisdicción del municipio de Yacuiba que son pobres de acuerdo con
las estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el registro futuro
de un incremento del desempleo en sectores de la economía local formalizada, el
quiebre de los escasos emprendimientos económicos locales de provisión de
bienes y servicios, el fin a corto plazo de la frágil estabilidad laboral de un
amplio sector de los trabajadores dependientes en “negro” (serenos, cocineras,
empleadas domésticas, empleados de diversos negocios pequeños, niñeras, meseros,
chóferes, albañiles, etc.) que no gozan de beneficios sociales y protección del
Ministerio de Trabajo y además la excepcional situación producida por la
cuarentena en el caso de Yacuiba, al ser una zona fronteriza, significa el
final del intercambio y flujo comercial, eso representará que un segmento de la
población que vive del comercio informal perdiera la única fuente de sus
ingresos.
A esta situación, debemos sumar que un alto índice de la
población que habita en el área urbana del municipio de Yacuiba, de acuerdo con
estadísticas municipales, no disponen de vivienda propia y viven en calidad de
anticresistas o en situación de alquiler temporal. Pero lo peor, es la crisis
de alimentos, los productores agrícolas y pecuarios en la Región del Chaco, por
las características del terreno durante las últimas décadas se dedicaron a
producir masivamente algunos productos agrícolas destinados al abastecimiento
de la industria de alimentos del departamento de Santa Cruz (maíz y soja, por
ejemplo), la producción de hortalizas, productos frutícolas, en tiempos
normales, no garantizaban autosuficiencia en el tema de alimentación, sin
embargo en Yacuiba sí se producen alimentos en el campo, producción escasa pero
se produce sin embargo esa producción está en riesgo.
El abastecimiento de los mercados locales, mayoristas o
minoristas en Yacuiba, se producía hasta el inicio de la presente crisis, con
productos “importados” vía contrabando, desde la vecina República Argentina. En
el presente, la importación informal vía contrabando, está detenida por tiempo
indefinido, eso producirá que los mercados comiencen a desabastecerse de varios
productos, desde harina, arroz, aceite y otros que contaban con un precio inferior
al producto nacional, más allá de la calidad o no de un producto, era el valor
de compra y venta el factor que provocaba el consumo de tales productos entre
las familias yacuibeñas.
Por la suma de todos estos aspectos, es necesario en
Yacuiba, que deberían introducirse políticas especiales para mantener operativa
la cadena de suministro de alimentos, por un lado, pero también; ver el tema
social por el otro para garantizar que no se produzca una fractura en el clima
social, que provoque malestar. El malestar social, puede provocar desde saqueos
hasta otros hechos que serían lamentables.
El problema del malestar social, se puede generar porque
actualmente se tienen 29.878 habitantes (según datos oficiales del año 2012,
esa cantidad se debió incrementar en estos ocho años) que no cuentan con
necesidades básicas satisfechas y son pobres. Ser pobre, significa no tener lo
necesario para vivir o que lo tiene con escases, en Yacuiba significa vivir del
día, cada día que no trabaja es un día que no va comer y desde la
implementación del DS 4200, el pasado 25 de marzo, significó que durante la
última semana existen familias que no comieron nada. Una buena salud, requiere
una buena alimentación. Actualmente, la población yacuibeña es amenazada por el
hambre y por la Emergencia Sanitaria. Un cuadro dramático para los más
humildes, para los más necesitados. En otro escenario, una crisis económica en
la frontera, como sucedió en diciembre de 2001, produciría una migración masiva
de la población, pero actualmente, la población no puede migrar hacia el
interior del país. Los yacuibeños que no pueden trabajar, que tienen hambre y
necesidades básicas insatisfechas, seguirán aquí “encerrados” en cuarentena,
sus necesidades no disminuirán, ni tampoco disminuirá el número de pobres, sino
que se incrementarán con cada día.
Hay un escenario terrible para los habitantes urbanos del
municipio, porque la crisis del valor real del salario, sumado al acopio de
alimentos y bienes de consumo por especuladores o el desabastecimiento inevitable
de los comerciantes de los principales centros de abasto, provocará que se
puede producir frente a los ojos de los más necesitados el desabastecimiento,
la escases en los hogares pobres de alimentos y al mismo tiempo el desperdicio
de toneladas de alimentos y en el campo de cosecha, como un daño colateral de
la cuarentena.
Planificación Económica de Urgencia
El Doctor en Economía, Barceló, publicó el tratado “Planificación
Económica de Urgencia” (1960), investigación para un escenario en el cual se
puedan dar la necesidad de una planificación económica diferente a la que se
aplicaba durante una guerra, postguerra o situación excepcional de desastre
natural. ¿Qué sucedería sí se diera un escenario diferente? ¿Qué hacer sí las
reglas conocidas de la economía fallan? ¿Qué hacer para mantener la economía
activa y al mismo tiempo garantizar las necesidades de bienes de consumo y de
servicios de la población?, Barceló respondió esas preguntas hace más de medio
siglo. Actualmente, no podemos tratar de resolver los problemas económicos
actuales pensando en las reglas básicas de un sistema capitalista. Es más,
Bolivia es un país capitalista atrasado. Yacuiba, es un lugar que vive de una “renta
petrolera”, una dependencia enfermiza, pero ahora en el escenario de la
cuarentena mundial por el tema de la Emergencia Sanitaria luego que la Organización
Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia del coronavirus (covid-19), aunque
cueste aceptar disminuyó abismalmente hasta casi desaparecer el consumo de combustibles
y de hidrocarburos, entonces Yacuiba y el Chaco, perdieron su renta. Se
quedaron sin recursos. ¿Qué queda entonces? La respuesta es ver alternativas
pronto, implementar esas alternativas como un plan integral, comprender que no
se pueden desperdiciar los recursos económicos disponibles, racionalizar el
gasto, proveer de bienes de consumo a la población de sectores vulnerables,
incrementar el asistencialismo social y garantizar otros aspectos para mantener
la calma social, hasta que se tenga un escenario más favorable.
La tormenta, comenzará desde el día 1 de abril de 2020, porque
alejará más a la población pobre que representaba estadísticamente a 3 de cada
10 habitantes, pero que al sumar a la clase media (también afectada por la
cuarentena) sube la cifra hasta llegar a 7 de cada 10 habitantes, quienes el
último día que pudieron trabajar, fue hace quince días.
Desde que comenzó la cuarentena, los ciudadanos promedio
están contribuyendo a la escasez inminente al acumular alimentos en cantidades
que ni siquiera pueden comer antes de que expire. La compra de pánico solo
profundiza la crisis, dijo la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura, y aconsejó a las personas que eviten
desperdiciar alimentos. Pero en Yacuiba, esa situación ya se produjo. Estamos
en la etapa siguiente de la crisis.
Que pasos se deben seguir en esa Planificación Económica de
Urgencia:
Crear un banco de alimentos, para recuperar alimentos,
especialmente no perecederos, de los segmentos sociales (personas adineradas
solidarias), mercados locales y Aduana, para luego acercar esos productos, de
forma racionalizada estableciendo contacto más cercano con los colectivos de
personas necesitadas, evitando cualquier desperdicio o mal uso.
Crear, una Empresa Pública Municipal de provisión de
alimentos, que realice la compra de alimentos de los productores del campo para
comercializar en la jurisdicción urbana, además de comercializar o intercambiar
por otros bienes de consumo con otros municipios o regiones. Asumiendo el rol
ausente de un empresariado local inexistente.
Crear un sistema de distribución de alimentos a bajo costo o
precio justo, mediante Mercados móviles en distritos alejados y en comunidades
rurales.
Crear una desconcentración temporal, de los mercados
llevando a productores del campo, a distritos alejados en base a una estrategia
de zonificación.
Mantener la política pública de Control de los precios, en
los mercados y negocios locales de provisión de víveres y alimentos.
Al considerar, estos aspectos, se permitirá garantizar en un
corto plazo el inicio de una Planificación Económica de Urgencia, que deberá
también abarcar el largo plazo. Concentrar todos los recursos y los bienes del
estado en el nivel subnacional, para el sector de salud es importante, pero no
se puede olvidar la economía, ya se produjeron entre los días 28 y 30 de marzo
de 2020, los primeros casos en Yacuiba de malestar social por falta de dotación
de servicios básicos (provisión de agua) y casos aislados de saqueo de
alimentos del interior de los mercados, el escenario es propicio para que se
reproduzcan estos casos. Los habitantes más pobres de Yacuiba, no conocen al
coronavirus, pero sí conocen el hambre y le tienen más miedo al hambre.
(*) El autor José Luis Claros López, es Comunicador Social y
Escritor.
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